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II. GLOBALIZACIÓN Y SU IMPACTO EN AMÉRICA LATINA
ОглавлениеEl auge de la globalización tuvo sin duda alguna un impacto significativo en la movilización social en América Latina. Si bien es cierto que durante la década de los ochenta e inicios de los noventa se produjo un declive en las actividades de los movimientos populares, en tanto los múltiples procesos de transición hacia la democracia desplazaron muchas de las luchas políticas hacia ámbitos institucionales formales y de la política electoral (Oxhorn, 1996, Hipsher, 1996, Pickvance, 1999), también la década de los noventa desató una nueva ola de acción colectiva debido principalmente a las amenazas que comenzaron a presentarse sobre los beneficios económicos y los derechos sociales obtenidos por la ciudadanía en décadas anteriores (Eckstein y Wickham Crowley, 2003).
Siguiendo a Almeida (2007), a finales del siglo XX los gobiernos de América Latina y el Caribe se vieron presionados para implementar reformas neoliberales que incluían la reducción del gasto en el ámbito laboral y salarial público y el recorte de subsidios, así como la generación de ingresos mediante la venta de activos estatales. Este giro, que significaba el desmonte del Estado de bienestar, se convirtió en el detonante de una amplia movilización de la sociedad civil en defensa de los beneficios y derechos adquiridos.
Para realizar un análisis de la acción colectiva debe mencionarse que el estudio de los movimientos sociales ha sido enmarcado dentro de cuatro perspectivas analíticas a saber: la estructura de oportunidad política, centrada en la coyuntura que facilita o limita la aparición y la actividad de los movimientos sociales; la movilización de recursos, que parte de la premisa de que la forma en que se organiza un actor político colectivo es la que determina el curso, el contenido y los resultados de su acción; el repertorio de la contienda política, referente al conjunto limitado de esquemas que se aprenden, se comparten y realizan mediante un proceso relativamente deliberado de elección, y los marcos cognitivos, entendidos como el elemento mediador que permite la construcción de significados y conceptos compartidos. Cada una de estas escuelas analíticas, aunque complementarias entre sí, pone énfasis en factores diferentes a la hora de analizar el surgimiento y desarrollo de los movimientos sociales (McAdam, McCarthy & Zald, 1999).