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CAPITULO QUARTO

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Como el general salio con algunos españoles de la tierra de los musos a dar quenta de lo que auia echo a la rreal Audiencia, y como los Oydores le mandaron que boluiese a entrar acauar de pacificar la tierra de los mussos.

Poblada ya la ciudad de Tudela de Nauarra y dada horden en las cosas que a el parescio queran nezesarias para su perpetuidad, acordo el general Pedro de Orsua salir de la tierra a dar quenta a los Oydores que lo auian ynuiado, de lo que auia echo; y dejando en el pueblo la horden que les parecio ser necesaria para que los yndios, que todauia se estauan de guerra, no ofendiesen ni dagnificasen a los españoles y soldados que en el pueblo quedauan, tomo consigo treinta conpañeros, y con ellos se uino la uia de Santa Fee, donde al presente estauan los Oydores, los quales, auida rrelacion de todo lo quen Muso auia pasado y pasaua, tornaron a rrogar a Pedro de Orsua que se boluiese a su pueblo que auia poblado, aprouando y dando por bueno todo lo que hen el auia hecho, pareciendoles que si el propio que lo poblo no asistia en el y procurando sustentarlo, que no seria perpetuo, por la gran soueruia y obstinacion con que los yndios se defendían y procurauan ofender a los españoles; y asi mesmo le rrogaron y encargaron que, pues tenia copia de jente consigo para boluer a entrar en los musos sin peligro, que fuese bojando los terminos y confines de los musos y moscas, y uisitando por esta uia la tierra para mejor uer y entender lo que hen ella auia, prometiendole de nueuo que en premio y gratificazion de lo que en esta jornada auia trauajado y adelante trauajase, que luego que tuuiese la tierra pacifica y quieta, le darian la comission y facultad que le auian prometido de la jornada del Dorado.

El General, con esta confianza, y por conplazer a los que le heran supiriores y le podian hazer bien y mal, obo de boluer a entrar en los musos con los soldados que auia sacado y con otros que de nueuo se le juntaron, rrehaciendose de nueuas municiones de poluora y plomo y otras cosas necesarias para la guerra; y asi boluio a principiar su jornada, que de nueuo le hera encargada, por aquella parte por donde los yndios llamados panches confinan con estos musos, y desde aqui fue bajando, casi en circulo rredondo de medio arco, la tierra de los musos por desta uanda de Santa Fee y Tunja, por donde le sucedieron algunas guazauaras y peleas con los yndios musos, que siguiendo la natural ynclinacion de sus uelicosos animos, le salian en mucha cantidad a el camino a estorualle el pasaje, y le yban de hordinario siguiendo y dando caca y alcance en la rretaguardia, donde ni le aprouechaua a Pedro de Orsua enboscadas ni otros enbustes y zeladas que los hazia, en que matauan muchos de los que en su seguimiento venian, porque cada dia se juntauan mas yndios y los yban siguiendo con mayor ostinacion. Y entre otros saltos135 que en los baruaros hizieron, fue vno el que dire, que en parte fue gracioso enbuste de parte de los españoles y auisado de parte de los yndios, sino que al fin pagaron.

Iban vn dia en seguimiento de los españoles muy gran numero de yndios, ofendiendolos y dandoles caca y grita, la qual hellos hazian sin rreceuir mucho daño, porque la aspereza y agrura de la tierra les hera muy apta y acomodada para conseguir su pretencion, y acaso, aunque tenprano, llegaron a vn pedazo de tierra llana, la qual les parecio a Pedro de Orsua aparejada para hazer salto en los yndios, y asi, aunque contra boluntad de algunos soldados, se alojo alli aquel dia. Los yndios estuvieron desuiados a la mira, porque aquel lugar no les parecia acomodado para su prouecho, donde Pedro de Vrsua, antes que amaneciese, enbosco toda la mas de la gente de a pie y de a cauallo que consigo traia en distintos lugares, y para que los yndios que acudiesen al alojamiento, como suelen, a uer si se les auia oluidado algo, tuuiesen en que se ocupar y entretener, de suerte que se llegasen y juntasen muchos, hizo, por consejo de Farfan, soldado de su conpania, cortar las piernas a dos puercos de los que consigo lleuauan y dejallos alli, en el propio alojamiento, entre los rranchos; y luego que fue de dia, el carruaje comenzo a marchar con solos quinze soldados que hiziesen muestra y cuerpo de guardia a los yndios que lleuauan el bagaje.

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En la edición de Caracas falta la palabra saltos.

Historia de Venezuela, Tomo II

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