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CAPITULO QUINTO
ОглавлениеDe como el gouernador Heredia y sus soldados salieron del Fincenu en demanda del Paucenu, y lo que48 en el camino les sucedio hasta que boluieron a Cartaxena.
Estuuieron los españoles en este pueblo del Fincenu, descansando y sacando oro, ocho o diez dias, despues de los quales el Gouernador, por uer si podia sastifazer su apetito, determino pasar adelante en demanda del Pancenu, por uer si podia gozar de aquellas ynumerables rriquezas que el casique de Fincenu afirmaua auer en el.
Pidio Pedro de Heredia guias que le lleuasen, y fuele rrespondido que bastaua el mochacho que le auia traido y guiado antes para lleuallo al Pancenu, por auer estado en aquella tierra diuersas vezes. Satisfizose desto el Gouernador, y asi, dejando pacifico y en su pueblo al casique y casica del Fincenu, marcho la tierra adentro por la uia que el muchacho le guiaua, y por algunas trauajosas jornadas llegaron a la falda de unas sierras que nezesariamente se auian de trauesar para llegar al Panzenu.
Al principio destas faldas vieron dos caminos que se apartauan y diuidian el vno del otro, y segun la guia dijo, entranbos yban al Pancenu, pero declaro que el mejor y mas acomodado, y por donde el casique de Fincenu le auia mandado lleuar y guiar a los españoles, hera el que se ynclinaba a la mano yzquierda, y que por alli queria guiar, y que no osaria hazer otra cosa ni mentir o engañar a los españoles, porque su casique le auia amenazado que por el mesmo caso lo mataria. El gouernador Heredia, presumiendo o sospechando no fuese algun engaño o ardir, con el qual aquel varuaro del Fincenu pretendiese metelle donde el y su jente pereciese y se perdiesen, como muchas uezes en las Indias an sucedido, dixo que no queria yr por el camino que la guia le señalaua sino por el contrario, que daua la buelta al sur. Los soldados y jente principal contradijeron este proposito al Gouernador, poniendo por delante la perdida de algunos capitanes que por querer seguir con obstinacion su propio pareszer y desechar y menospresciar y consideradamente lo que las guias y naturales de las propias tierras les decian y aconsejauan, les abian uenido, con que auian sido causa de su propia muerte y de los españoles que consigo llevauan, metiendolos por tierra ynotas y despobladas, llenas de cien mill generos de animales yndomitos y feroces serpientes o culebras ponconossas, y que no menos apta parescia la dispusicion de aquella serrania que por delante tenian para estar despoblada de gente y poblada destos animales que las donde auian sido perdidos y muertos algunos capitanes que alli se le nonbraron, y con esto se le dijeron otras cosas y persuaciones al Governador para apartallo de aquel sua obstinado proposito; pero ninguna cosa prestaron ni aprovecharon, y asi les fue necesario seguir la boluntad de su capitan, que a opinion de todos tan fuera de camino seguro yba, porque demas de lo que e dicho, la propia guia sineficaua el trauajo y maleza de aquel camino que el Gouernador queria seguir, diciendoles que demas de ser grande la serrania que se auia de trauezar y muy asperisima y fragosa, hera de pocas poblazones y de poca comida, y que auian de atrauesar vnos cerros e cordilleras de grandisima frialdad, donde auia evidente peligro de ser todos muertos de frío. Con todo esto se desimulo, y prosiguiendo el camino que el Gouernador queria, anduuieron muchos dias por sierras muy malas e peligrosas y arcabucos y de grandisimo trauajo para los españoles, por ser las cordilleras muy angostas y enpinadas con gran altura.
La vispera de Nuestra Señora de la Encarnacion comencaron los españoles a suuir la mas alta y encunbrada de todas las sierras, que es vna que agora se dize la sierra de Abreva, y a causa de un ualle que esta49 al pie della, nonbrado deste nonbre, donde ay gran cantidad de algodonales y es poblado de buena jente, aunque poca, los quales del algodon hazen muy buena y fina rropa que lleuan a vender y contratar por aquellas sierras a los pueblos que hen ellas ay poblados. Ya que los españoles estauan muy cercanos a la cunbre y alto desta sierra, sobre tarde les uino vna borrasca de agua y biento y nieue, aconpañada de estremada frialdad, que constriño y forco al Gouernador y a todos los que le seguian dar la buelta hazia auajo con mas presteza y apresuracion de la que se penso; de tal suerte que muchos admadeados50 e desatinados con el rrigor del frio y nieue y agua que caia y uiento que corria, se metian en chaparrales y montes cercanos, y alli, con la demasiada turuacion que tenian, perecian sin ser socorridos de persona ninguna, porque ni auia honbre que fauoreciese a honbre ni hermano a hermano ni soldado a su capitan, pero cada qual se procuraua a rremediar y huir de la tormenta en questauan a lo abrigado. Murieron y perecieron con este tenporal aquella propia tarde que les dio, la propia guia que lleuava y arriua de quinze españoles, y entre hellos Pedro del Alcacar, sobrino de Francisco del Alcacar, de Seuilla, y demas destos murio y perecio todo el seruicio, aunque poco, de yndios e yndias, que los españoles lleuauan consigo.
Asi constreñidos de esta calamidad, se uajaron al rreparo del ualle de Abreua, donde estuuieron descansandose y rreformandose algunos dias, en los quales les uinieron a uisitar, aunque con las armas en las manos, mucha cantidad de yndios de la otra uanda de la cordillera de Abreua, gente muy lucida y crescida, dieron de rrepente en el alojamiento de los españoles: no hicieron ningun daño, mas antes lleuaron la peor parte de la pelea, siendo hen ella muertos algunos yndios; y aunque se rretiraron y apartaron de pelear los yndios, no por eso se fueron a su tierra, mas antes estuuieron a la mira de los españoles, de suerte que el Gouernador tuuo lugar de llamallos y trahellos de paz y a su amistad, mediante su buena diligencia; y fuele muy util la paz destos yndios a los españoles, porque con ellos bajaron de las montañas muy gruesos maderos para hazer vna puente en vn rrio furioso y caudaloso que les hera forcado pasar, porque la rrepentina buelta que auia echo auian tomado casi diferente camino del que a la ida lleuaron por lo qual se les opuso la pasada deste rrio de Abreua.
Hicieronse las puentes, y por ellas pasaron los españoles. Echaron los cauallos por el agua para que pasasen nadando, y con la gran corriente y malas salidas que el rrio hazia se les ahogaron los mas de los cauallos, que despues les hicieron mucha falta.
Traian todos estos yndios muchas joyas de oro y otros aderecos para el hornato de sus personas, lo qual rrescatauan y contratauan con los españoles. Dauanles ricos y gruesos caracoles y pedazos de oro, por cosas de poco precio y de poco prouecho, y quedauan muy contentos los yndios con ello, y los españoles51 mucho mas con el oro, que hera muy fino y muy bueno.
Prosiguieron su torna buelta con arto trauajo y necesidad y falta de comida que auian tenido y algunas guazauaras de yndios. Llegaron al Fincenu, donde el casique y su muger les aguardo52 de paz con mas de siete mil pesos que dio de presente al Gouernador en un cataurillo53, los quales dijo que auian sacado de una de las ssepulturas que los españoles les auian cauado y por no auer sauido buscar el oro se auian dejado alli aquel poco. Los soldados estauan muy bien con aquella tierra del Fincenu, por el mucho oro que de sepulturas auian sacado y por lo que pretendian sacar; y por este rrespeto rrogaron con grande ainco al Gouernador que se detuuiese e hiciese asiento en aquel pueblo, para sacar algun oro de las sepulturas, ofreciendose de sustentar al pueblo de comidas de la comarca, y que harian vn bergantin en el rrio del Cenu, en el qual fuesen a dar mandado y auiso a Cartaxena, que por aquella uia estaua zerca, para que proueyese de lo necesario.
Comenco a decir que no lo queria hazer, por el desabrimiento que con algunos soldados tenia, y en el permanescio tan obstinadamente que con rruegos ni rrequirimientos ni por otra uia ninguna no le pudieron sacar del, de que se marauillaron mucho los soldados a causa de ser Pedro de Heredia de noble condicion y que no permanecia en el enojo mucho tiempo. Finalmente, se hizo y cunplio su boluntad contra la de todos sus soldados; y prosiguiendo su camino a Cartaxena entraron en ella quatro o cinco dias antes de San Joan de Junio del propio año, donde hallaron mucha jente española que alli auia quedado y se auian juntado y cada dia se yban juntando.
48
En la edición de Caracas: y de lo que.
49
En la edición de Caracas: que tiene.
50
Esta palabra, que no es castellana, parece formada por la preposición inseparable ad y el verbo latino madeo, que significa estar mojado, y también estar ido, con la razón turbada.
51
En la edición de Caracas se pone aquí punto y coma.
52
En la edición de Caracas: aguardaron, que es lo gramatical, pero no lo que consta en el manuscrito.
53
Diminutivo de catauro, especie de caja ó cesta hecha de la yagua de la palma real.