Читать книгу Malte vive en mi jardín - Pilar Orlando - Страница 16
IX. Intento recordar el pasado
ОглавлениеHoy me ha despertado el teléfono a las siete y media de la mañana. Era mi hija. Creía que se le iba a romper el coche. Creía. Ella estaba en la carretera de La Coruña y yo en la cama. ¿Qué puedo hacer yo? Luego me han llamado de la Fundación. El logo que les he hecho es frío. ¿Qué es un logo frío? Después me llamaron de la imprenta. El arte final del folleto estaba mal. No podían imprimir. ¿Por qué hago siempre mal los artes finales? Pero, después de todo, el coche no se rompió, los artes finales los rehíce y el logo… No hay prisa.
Me puede el día. Intento recordar el pasado, pero el presente se me cae encima. Me aplasta. Hoy he leído Mi prima Rachel de Daphne du Maurier. Un relato con épica. Gente con honor. Al final, Rachel muere en un accidente. Es una buena solución para los problemas. Que desaparezcan. Yo también soy un problema. ¿Debería desaparecer? Respuesta: no tengo ganas. Todos tenemos un mal día.
Pienso en la chica que viene a casa a limpiar. Tiene veintiocho años y lleva cuatro conmigo. Vino sola de su país sudamericano. Tan joven. Ahora tiene un hijo de dos años y medio. Hoy el niño tenía cuarenta de fiebre. La hemos mandado a casa con él. Siento que hace mucho. Se esfuerza. Es muy injusto que viva con tantas estrecheces. Creemos que hemos avanzado mucho como sociedad, pero su vida podría ser un cuento de Dickens. Me siento mal. Tampoco tengo muchas posibilidades de ayudarla más, a todos nos toca un dolor. Ella anda, se mueve, lleva a su niño en brazos. Yo no me puedo mover. ¿Quién tiene más dolor? Ella. Yo sigo en mi jardín.
Mi marido ha terminado la obra del cuarto de baño. Ha quedado bien. Costó elegir los colores. Lo tuvo que pintar tres veces. Los colores reflejan la complejidad humana. Nadie los ve igual. Pero hemos conseguido ponernos de acuerdo. Al fin. Eso se llama diálogo. Creo que vamos por el buen camino.
Oigo a mis vecinos al otro lado del jardín. Están arreglando algo. Pero no se hablan con cariño. Se hablan con crispación. Llevan dieciocho años juntos. Me da pena oír ese tono. Órdenes y obediencia. Sin risas. La risa es muy importante. Si no sabemos reírnos de cualquier situación, estamos perdidos. La vida necesita sentido del humor.
Humor. Algo que a mi amiga C. le costó mucho tiempo entender. Siempre estaba enfadada. Enfadada con el mundo parecía. La vida soñada —qué será la vida soñada— no se había cumplido y responsabilizaba a su entorno por ello. Pero una enfermedad inesperada le hizo ver su realidad. Era guapa, inteligente, tenía dinero, trabajo, amigos, se sabía querida… Y cambió. Ya no está enfadada permanentemente, ha aprendido a valorar lo que tiene y a no llorar por lo que no tiene. Ha cambiado. Como dice G., mi maestro, tenemos que estar abiertos a la metamorfosis. Y, en este caso, el cambio ha supuesto que yo la quiera más.