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Introducción

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Retomamos un trabajo anterior, “El psicoanálisis y su relación con la historia de la infancia” (Levín, 1995), con la idea de proseguir con nuevas elaboraciones en relación al concepto psicoanalítico de niñez.

Partimos de las dificultades ya anotadas en dicho trabajo, que podemos expresar en la siguiente paradoja que presenta el psicoanálisis: 1) por un lado, nace históricamente respaldado por un concepto inédito de niñez que se establece hacia fines del siglo XIX, que supone la posibilidad de ubicar en ese período inicial de la vida la etiología de una neurosis que se manifestará en la vida adulta; 2) por otro, el mismo psicoanálisis revelará que esta noción de niñez en la que se apoyó en sus inicios, denota a la vez una imposibilidad, desde que al acceder el niño a la condición de sujeto barrado, en tanto división del psiquismo, deja afuera lo que fue hasta entonces dicho niño, el que queda por lo tanto sumergido en un abismo al que sólo indirectamente o en ocasiones muy singulares se podrá acceder.

Niñez es entonces –desde esta óptica– un concepto que alude a una noción cargada de virtualidad, imposible de aprehender salvo en sus contornos. Habrá sin embargo momentos privilegia- dos, por ejemplo en un análisis, en que algo de esa niñez, a la manera de una revelación, emergerá como Real para luego desvanecerse.

Por supuesto, hay otros conceptos de niñez que pueden definirse desde las atribuciones de un sujeto constituido, a través de investimientos narcisísticos y de la inevitabilidad de incluirlo dentro de una trama significante. Es con esta versión de niñez con la que solemos trabajar clínicamente –y en general convivir– con los niños. De esta acepción deriva una representación de la infancia que es la más convencional en el sujeto adulto, incluso necesaria en el sentido de operar como estructurante para la posibilidad de que el mismo niño se constituya en sujeto.

Pero como psicoanalistas no podemos soslayar el concepto de niño que surge de desmontar de él las atribuciones que le hace el sujeto en tanto tal constituido. Desde ese punto de vista, más que ver, podemos delimitar en el concepto de niñez un campo al que no tenemos acceso, y, sin embargo, de efectos en la vida... y en la clínica.

Ese niño perdido para siempre a partir de la resignificación edípica y de la castración –el niño de la represión primaria– se relaciona con lo reprimido incapaz de conciencia, fuente de las resistencias. Tal la importancia de este concepto para la clínica psicoanalítica.

Desde este lugar inaprehensible, el niño puede pasar a ser la evidencia de las limitaciones de la narcisización que lo inviste. Al ser dicho narcisismo desbordado instituye en el sujeto (adulto, analista) diferentes formas de rechazo y/o resistencias, incluso desatadas como violencia (manifiesta o encubierta).

Para esta noción del niño en su inaccesibilidad, despojado de las proyecciones o interpretaciones que lo expliquen desde una posición de sujeto, no cabe otra posibilidad, en un intento de aproximación a ella que utilizar comparaciones, metáforas y alusiones. Sabemos de antemano que la imposibilidad de aprehender aquello perdido se conformará aunque sea con arribar a esta noción de inaccesibilidad, intentando situarla como tal y en sus efectos en la teoría y en la clínica psicoanalítica.

En esta exposición, luego de referirnos al concepto de infancia tal como anteriormente lo mencionamos, vamos a volver a él nuevamente tomando como referencia metafórica el libro Las travesuras de Pinocho (Collodi, 1982).

Luego haremos algunas consideraciones intentando dilucidar dos nociones que circulan a veces en forma difusa y tienden a superponerse: nos referimos a lo que es entendido como sujeto por un lado, y subjetividad por el otro.

Anticipamos que la noción de sujeto la entendemos relaciona- da más a lo estructural, inmanente y permanente en el psiquismo humano. A la subjetividad, por otra parte, la suponemos un concepto relacionado más con la imaginarización y diversas representaciones del ser humano, según modelos provistos por la evolución y los vaivenes de la cultura.

Así como ilustramos la relación entre el concepto de sujeto y una determinada acepción psicoanalítica de niñez apoyándonos en el libro sobre Pinocho escrito en 1883, recurriremos nueva- mente a este texto para extraer de él, ahora desde el punto de vista de la subjetividad, una aproximación a distintas representaciones históricas posibles sobre la niñez correspondientes al fin del siglo XIX, época coincidente con los inicios del psicoanálisis.

Por último, concluiremos haciendo un breve ensayo sobre ciertos aspectos de la subjetividad actual, surgidos de comparar el texto sobre Pinocho, escrito hace un siglo, con la reciente película de Disney “Toy Story”. Sabemos que la falta de distancia histórica derivará necesariamente en que estas elaboraciones deban ser consideradas sólo especulaciones provisorias, pero quizás importantes como punto de partida para pensar, por ejemplo, cuál es el lugar de la niñez en la sociedad contemporánea.

Tramas de psicoanálisis

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