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MI UTILIZACIÓN DEL SIMBOLISMO

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En la clínica tengo la impresión que hago poco uso del simbolismo. En general parto de los niveles preconscientes y tiendo a permitir que se vayan desarrollando poco a poco aquellos aspectos de lo inconsciente reprimido que van interfiriendo, generando inhibiciones o síntomas en la vida cotidiana. Trabajo predominantemente con ramificaciones o derivados del Complejo de Edipo. Muchas veces, en tanto el curso asociativo nos lleve a ello, el analizando y yo nos metemos en la historia de su desarrollo sexual infantil. No hago en general lo que se llama “interpretaciones profundas”, saltando varias “capas de cebolla” (o niveles de resistencia), pero tampoco evito hacerlo si me parece que esto puede abrirnos nuevas perspectivas en la consideración de una dificultad actual. En estos casos puedo apoyarme en el simbolismo, o sea en la significación constante de lo que me parecen son formas de expresión indirectas; por ejemplo, tratando un sueño, supongamos que aparezca en éste una escalera, puedo decir: “es común que en los sueños la escalera (o subir una escalera) represente el acto sexual, ¿pasó algo particular en su vida sexual el día o los días previos al sueño?”. O, si hay un símbolo fálico, “¿por qué habrá surgido la idea del pene esa noche en el sueño?”. Freud dice que la interpretación simbólica se usa cuando, al finalizar la interpretación del sueño hay algún elemento del mismo que no evoca asociación alguna, aquélla aporta un contenido que permite integrar o completar el conjunto de ideas latentes del mismo. En general yo la utilizo más para abrir nuevas series asociativas; en cuanto a completar series de significaciones, me gusta hacer síntesis, por lo general parciales e incompletas, de los temas desarrollados hasta ese momento de la sesión. Si tuviera que definir mis intervenciones diría que alterno entre aquéllas que hacen al contenido manifiesto, siguiendo la lógica interna del discurso del analizando, con momentos en que retomo el conjunto de las asociaciones que tuvieron lugar hasta ese momento, a veces los integro con temas tratados en sesiones anteriores y a veces con elementos de la historia del analizando que me parece que pueden entrar en ese contexto; tampoco evito, si me parece que puede tener sentido, contenidos vinculados al simbolismo, pero creo que esto no se da con frecuencia y hasta pensaría que casi nunca.

En contraste con lo que acabo de decir, en los analistas de la primera generación (o las primeras generaciones) tanto en el mundo como en Argentina, se puede ver el entusiasmo por el reciente descubrimiento del simbolismo así como su abundante utilización tanto en la clínica como en su aplicación a diferentes áreas de la cultura humana. El problema que plantea la interpretación simbólica es que, en tanto significaciones constantes, apuntan a temas universales como la angustia de castración, presencia de impulsos edípicos, envidia del pene, etc.; el poder descubrir en cada caso particular estas fantasías o temores universales apuntaban a confirmar la teoría psicoanalítica, en el momento de establecimiento y afirmación de la misma. Pero se tienden a borrar las diferencias individuales que se reducen a un más o un menos de determinado deseo o temor. Tal vez este hecho haya provocado el agotamiento de la interpretación simbólica, las interpretaciones se hacen demasiado monótonas.

Por otra parte, me parece que hoy predomina la tendencia a enfatizar, dentro de las series complementarias, los factores exógenos, tanto en lo que se refiere a la producción de patologías como a la constitución del aparato psíquico.

No podría decir si el tema del simbolismo ya ha sido agotado, o superado, o si quedó reprimido por la presión de otras corrientes teóricas; es posible que jueguen diversos factores. El objetivo de este trabajo es volver a volcar la atención sobre él para tomarlo como objeto de reflexión y otorgarle el lugar, no sé cuán importante pueda ser, que ocupa en la historia y en la teoría del psicoanálisis. Al terminar de escribirlo y de releerlo mi impresión es que es un tema, en sí que me despertó mucho interés, pero predominantemente desde el punto de vista antropológico más que clínico.

1 Buenos Aires, 2005.

2 Análisis del trabajo de E. Jones, The theory of symbolism (en Papers on Psychoanalysis. Beacon Press. Boston). La traducción es mía. Voy citando partes del texto a medida que los voy comentando.

3 Rank, O. & Sachs, H., La significación del psicoanálisis para las ciencias del espíritu, 1913. La traducción es mía.

4 Del Diccionario Vox Griego-Español.

5 Extraído de Martino, P., Parnaso y simbolismo. Buenos Aires, El Ateneo, 1948.

6 Flammarion, Paris, 1933. Traducción mía.

7 Diccionario de la Real Academia, 1956.

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