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LA RELACIÓN SIMBÓLICA, RESTO Y MARCA DE UNA ANTERIOR IDENTIDAD

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Retomo aquí la cita de Freud de “La interpretación de los sueños”:

“Lo que hoy está ligado simbólicamente estaba probablemente unificado en los tiempos primitivos por una identidad conceptual y lingüística. La relación simbólica parece ser un resto y una marca de una anterior identidad”.

Con referencia al lenguaje que “estaba probablemente unificado en los tiempos primitivos por una identidad conceptual y lingüística” voy a transcribir el Capítulo III del “Ensayo sobre el origen de las lenguas” de Jean Jacques Rousseau6 para quien la “identidad conceptual y lingüística” estaba regida por la pasión: “Cap. III. Que el primer lenguaje debió ser figurado”.

“Como los primeros motivos que hicieron hablar al hombre fueron pasiones, sus primeras expresiones fueron tropos . El lenguaje figurado fue el primero en nacer, el sentido propio fue el último que se encontró. No se llamó a las cosas con su nombre verdadero más que cuando se las vio bajo su verdadera forma. Al principio sólo se habló en poesía; sólo mucho tiempo después se pensó con la razón. Pero siento que el lector me detiene aquí y me pregunta cómo una expresión puede ser figurada antes de tener un sentido propio, puesto que la figura es la traslación. Empleo de las palabras en sentido distinto al que propiamente les corresponde, pero que tiene con éste alguna conexión, correspondencia o semejanza. El tropo comprende la sinécdoque, la metonimia y la metáfora7 del sentido. Estoy de acuerdo, pero para comprenderme es necesario sustituir la palabra que nosotros transponemos por la idea que la pasión nos presenta; puesto que no se transpone las palabras sino porque se transpone también las ideas, de lo contrario el lenguaje figurado no significaría nada. Respondo, pues, por un ejemplo. Un hombre salvaje, al encontrar a otros, primeramente se habrá asustado. Su susto le habrá hecho ver a estos otros hombres más grandes y más fuertes que él mismo; les habrá dado el nombre de ‘gigantes’. Tras muchas experiencias habrá reconocido que estos pretendidos gigantes no eran más grandes ni más fuertes que él, su estatura no correspondía a la idea que él había vinculado al principio con la palabra gigante. Inventará entonces otro nombre común a ellos y a él, por ejemplo el de ‘hombre’, y relegará el de ‘gigant’ al objeto falso que le había impactado durante su ilusión. He ahí cómo la palabra figurada nace antes que la palabra apropiada, cuando la pasión nos fascina los ojos, y que la primera idea que nos ofrece no es la de la verdad. Lo que he dicho de las palabras y de los nombres no presenta dificultad para los rodeos de frases. La imagen ilusoria ofrecida por la pasión, al mostrarse la primera, el lenguaje que le respondía fue también el primero inventado, luego se volvió metafórico cuando el espíritu esclarecido, reconociendo su primer error, sólo empleó las expresiones en las mismas pasiones que lo habían producido”.

De ser correcta esta hipótesis, la metáfora habría surgido de una primitiva identidad. Vuelvo a repetir las palabras de Freud:

“Lo que hoy está ligado simbólicamente estaba probablemente unificado en los tiempos primitivos por una unidad conceptual y lingüística”.

Según Rousseau, como dije antes, dicha unidad estaba regida por la pasión; en términos de Freud y de Jones podríamos decir que estaba regida por el principio del placer-displacer. Esta unidad se habría ido diferenciando teniendo en cuenta otros criterios de realidad (sistemas de huellas mnémicas más desarrollados). En la metáfora se haría referencia a esa relación primitiva regida por el principio del placer (relaciones de contigüidad, continuidad, analogías especialmente sensibles, como lo señala Moréas). En el simbolismo como formación sintomática, el “verdadero simbolismo” para Jones, hay, no una identidad entre la idea símbolo y la simbolizada, sino una identificación como consecuencia de una regresión de la forma más desarrollada a la primitiva. Hay un sentido cerrado que deberá ser develado, cuanto más constante más cerrado que, trascendiendo el significado individual queda como un recuerdo encubridor que es de la humanidad; siendo su contenido predominantemente sexual, en particular los contenidos incestuosos, parricidas y de castración (y los derivados de éstos) este “simbolismo verdadero” habría perpetuado el conflicto resultante de la constitución del totemismo.

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