Читать книгу Detente, ¿cómo va tu vida? - Érika Pavón - Страница 15

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UN MOMENTO
DE APRENDIZAJE

Había una vez una niña tímida, un poco callada y muy sonriente, siempre en busca de satisfacer a los demás. Aunque era muy amable y alegre porque le gustaba estar bien con los que la rodeaban, sus padres le llamaban la atención con frecuencia, pues tenía la mala costumbre de imitar siempre todo lo que sus amigas y primas hacían, desde juegos hasta formas de ser.

Por ejemplo, ella no coleccionaba nada específico, pero cuando veía que sus amigos lo hacían, le gustaba repetir las mismas modas. “No tienes por qué seguir a nadie, decide por ti misma adónde ir o qué quieres hacer”, solían decirle sus papás. Para ella, seguir el paso de otras niñas o jugar lo mismo que sus amigos era lo más fácil del mundo, porque de esa forma encajaba con rapidez. Por eso odiaba que sus papás le dijeran lo mismo todo el tiempo.

Todo cambió cuando llegó una niña nueva a su escuela. Se llamaba Sofía y tenía un carisma tan cegador que de inmediato quiso tenerla como amiga. Para acercarse a ella, hizo lo que siempre hacía: copió su forma de hablar, su peinado, incluso los pasadores de brillos que se ponía en el cabello. Pero hiciera lo que hiciera, Sofía siempre se alejaba. Una vez la escuchó decir en los baños: “Esa niña me sigue a todas partes y hace siempre lo que yo hago. No tiene personalidad, nunca sería su amiga”.

Fue en ese momento cuando entendió que repetir lo que todos a su alrededor hacían solo bajaba su autoestima y la hacía ser más dependiente. Empezó a tomar conciencia de que ser aceptada no significaba que los demás tenían que tomar las decisiones, sino que a ella también le tocaba tomarlas, ser creativa y proponer ideas diferentes.

Así entendió que no siempre le iba a agradar a todos. Tan solo se trataba de cambiar la perspectiva y creer en ella misma sin necesidad de copiar para encajar. De esa forma fue trabajando su autenticidad hasta que comprendió que eso también se llamaba amor propio.

Por si quedaban dudas, esa niña era yo.

Detente, ¿cómo va tu vida?

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