Читать книгу 50 pasos hacia la Luz - R.M. Carús - Страница 12
Paso 5
Lo peor y lo mejor de la vida
ОглавлениеHace unos años, una de las primeras cosas que me dijo una persona a la que acababa de conocer fue:
—Raúl, mi problema es que me queda lo peor de la vida.
Se trataba de un hombre de unos 45 años, sano, muy reputado en lo profesional, bien parecido y extremadamente inteligente.
Cuando me interesé por los motivos por los cuales decía eso, respondió:
—Siempre he sido muy deportista, pero a mi edad ya no puedo correr la maratón como hacía antes. Mis padres están mayores y desafortunadamente tienen muchos achaques. Mis hijos ya están en la adolescencia y no me demuestran tanto cariño como cuando eran pequeños. Llevo casado más de 15 años, por lo que la pasión entre mi esposa y yo ha desaparecido, de hecho, ahora nos comunicamos muy poco… ¿Ves? Lo mejor de la vida ya ha pasado.
Yo no dude en la respuesta:
—Antonio1, tienes razón.
Recuerdo su cara de desconcierto. Sabía que a veces me dedico a la consultoría personal y que por eso iba a intentar convencerle de lo contrario. Por supuesto, mi intención no era esa en absoluto.
No obstante, después de un silencio algo prolongado en el que me quedé mirándole significativamente, la expresión de su rostro cambió por completo. Relajó el ceño, adoptó una expresión de profundo entendimiento e hizo un ademán de sorpresa indicando que acababa de entender algo inesperado y muy importante para él.
Hicieron falta pocas palabras más sobre el tema. Dedicamos el resto de nuestros encuentros a elaborar un plan para que fuera a ver más a sus padres, para hacer deportes nuevos y para llevar a su esposa a cenar por sorpresa.
Desde entonces, esa persona está viviendo los mejores días de su vida.
¿Qué sucedió?
Quizá por el pequeño shock producido ante una respuesta inesperada, Antonio entendió en un instante que, si en vez de decir lo que dijo, hubiese afirmado con convencimiento:
—Me queda lo mejor de la vida. Estoy a mitad de la cuarentena, una edad ideal para comenzar a practicar deportes que nunca he hecho como patinar, nadar o hacer senderismo. Además, ahora que mis padres son mayores y necesitan cuidados tengo la oportunidad de poder devolverles todo lo que han hecho por mí. Mis hijos comienzan a ser autónomos lo cual me da algo de tiempo extra, por lo que puedo dedicarme a hacer cosas como esas. Es verdad que la situación ha cambiado entre mi esposa y yo, pero podría intentar arreglarme con ella y comenzar juntos un camino nuevo, o tal vez podríamos separarnos, y quién sabe si sería el momento de emprender otra relación. ¿Ves? Me queda lo mejor de la vida.
Si ese hubiese sido su planteamiento en vez del anterior, mi respuesta habría sido idéntica:
—Antonio, tienes razón.
Cualquier cosa que dejes entrar en tu mente será real para ti.
Si a los cuarenta y pico crees que te queda lo peor de la vida, tienes razón; si a la misma edad crees que te queda lo mejor por delante, tienes razón.
Si piensas que tus padres sean ancianos es una desgracia, tienes razón; si crees que es una maravillosa ocasión de demostrarles tu amor y tu agradecimiento, tienes razón.
Si piensas que tu pasado fue horrible y que es el motivo de las desgracias que sufres hoy, tienes razón; si por el contrario piensas que es una inestimable fuente de experiencia y aprendizaje para hacer fructífero tu presente, tienes razón.
Si estás convencido de que hay personas tóxicas a tu alrededor que te están haciendo la vida imposible, tienes razón; si, muy al contrario, estás convencida de que nadie puede hacerte daño sin tu consentimiento, tienes razón.
Etcétera, etcétera…
Puede que hoy tengas ideas parecidas a estas que te estén limitando severamente. Si es así, ¿cuáles son? También puede que haya otras que te estén potenciando. ¿Cuáles son?
La diferencia entre vivir en la desdicha o en el contento se encuentra principalmente en tu manera de pensar.
En esos casos, pasar de vivir de la primera manera a vivir de la segunda depende de un pensamiento. Eso, simplemente eso, te puede catapultar al otro lado. Como sucedió con Antonio.
Te invito a que dediques cinco minutos a hacer una exploración emocional. ¿Sobre qué te sientes mal en tu vida? Puede ser sobre tu economía, sobre tu trabajo, sobre la relación con tu familia o sobre tu descanso. Cuando lo encuentres, busca la idea que hay detrás y dale la vuelta. Luego mira si esa frustración cambia. Finalmente, no te quedes ahí. Actúa modificando lo que sea necesario.
1 He cambiado el nombre de mi interlocutor a fin de mantener la imprescindible confidencialidad de este tipo de reuniones.