Читать книгу 50 pasos hacia la Luz - R.M. Carús - Страница 13

Paso 6
Encender la luz

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A alguien que entra en una habitación oscura y quiere ver no se le ocurre ponerse a luchar contra las tinieblas para expulsarlas de allí. No se lía a patadas, ni a puñetazos, ni a dentelladas contra la oscuridad, ni se dedica a gritarle para que desaparezca ni va a llamar a otros para que se unan a él en una lucha contra esas tinieblas. Lo que hace, simplemente, es encender la luz.

Sin embargo, en muchas ocasiones, cuando eres testigo de la inconsciencia, la violencia, la sinrazón, el egoísmo o la locura del mundo, te lanzas a trompadas contra todas esas cosas. Te opones, protestas, creas un sistema en contra de los responsables, te embarcas en una cruzada para expulsar de la tierra lo que llamas mal. No es de extrañar que al hacer eso veas con frustración cómo las tinieblas no desaparezcan, sino que, muy al contrario, se hagan aún más negras y profundas. Tampoco será raro que te hagas daño en tu empeño, igual que quien intenta lanzar golpes en la oscuridad de un cuarto se arriesga a herirse al golpear muebles y paredes.

Quizá sería más productivo encender la luz.

Los grandes transformadores de épocas y sociedades que ha habido a lo largo de la historia no han ido en contra de nada. Al contrario, han dirigido sus acciones en favor de una causa. La madre Teresa no combatió la miseria y la enfermedad oponiéndose al sistema económico ni a la organización política, sino practicando la compasión sobre la base de cuidar con sus propias manos a leprosos e indigentes. Gandhi no utilizó la violencia en protesta por la colonización de su país, sino que practicó la paz a través de la resistencia pasiva. Martin Luther King no atacó el racismo, sino que predicó frente a millones los beneficios de la igualdad. Buda no se opuso a la pobreza que le horrorizó cuando, adolescente, salió por primera vez del palacio en el que era príncipe, sino que buscó la vía para salir del sufrimiento dentro de sí mismo y se la regaló al mundo. Jesús no intentó erradicar a los fariseos ni se enfrentó al sanedrín, sino que predicó y practicó el amor entre los seres humanos.

Lo que todos ellos hicieron fue encender la luz.

Quizá pienses que tú no eres la madre Teresa, ni Gandhi, ni Buda ni Jesús de Nazareth, y que no vives en circunstancias tan difíciles como las suyas. Pero tal vez hoy puedas pulsar el interruptor, prender tu luz, abrir tus persianas, encontrar el resplandor en ti y dejar que se extienda a tu alrededor ya para siempre, en vez de arremeter contra la oscuridad que parece acecharte.

50 pasos hacia la Luz

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