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UN IMPULSO CONSTRUCTIVO

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De a poco los trámites y cuestiones legales iban tomando forma. Hombres y mujeres del pueblo conformaron una comisión directiva. Se gestionó el pedido en préstamo de un galpón ubicado en el predio de la estación del ferrocarril, con la ayuda de un empleado de la empresa el cual vivió en Lima, nos lo prestaron por 99 años, y donde por muchos años nos instalamos. (1990-2016). También nos prestaron el otro galpón de al lado que está a unos 80 metros, ese galpón se volvería un depósito de cosas que la gente donaba; maderas, hierros, chapas, motores, un camión viejo, tambores, ladrillos, y lo más importante, ese galpón guardaba las promesas de políticos y empresarios que nos visitaban antes de las elecciones o después de un incendio. Hasta nos indujeron votar a uno que nos regalaría una autobomba, obviamente nunca apareció. Ya teníamos un gran avance, el lugar para comenzar. Una mañana de sábado fui por primera vez al galpón había que limpiar porque fue usado como depósito de bolsas de cal. El piso de tacos de madera casi ni existía por el vandalismo, un colchón de diez centímetros de tierra seca, mezclada con cal y veneno para ratas se esparcía por todo el lugar. Con un carrito de dos ruedas, color rojo y un par de palas comenzamos a sacarla, para que tengas una idea de lo seco que estaba todo paleábamos dos o tres veces y teníamos que salir del galpón por la polvareda que se levantaba, con esa tierra rellenamos un gran pozo donde había una piedra grande de hormigón que todos conocían en el pueblo como Villa cariño. Con el correr de los días quedó limpio y sacamos telas de araña y basura añeja. Planificamos sacar plantas para hacer la entrada y salida de los vehículos, también el pozo para el baño y su loza. Pedimos el suministro eléctrico que muy gentilmente fue otorgado igual que agua y teléfono, todo esto se comunicaba en la radio y televisión local el pueblo sabía todo lo que hacíamos y eso causó confianza para con la institución en formación. Las donaciones no paraban de llegar, a nosotros todo nos servía porque no teníamos nada de nada. Los contactos se seguían dando y todo crecía con rapidez.

Hicimos un baño en un rincón del galpón, dos paredes de chapa y dos de maderas y en una de ellas la puerta con una tranca de adentro. Nos regalaron un escritorio de madera que lo pintamos de negro y un plafón con uno o dos tubos para darnos luz, donde servía de mesa de trabajo y reuniones acompañadas siempre por el mate que jamás faltaba. Seguían llegando sillas, estufas, camas, mesas de luz, elementos de cocina. La gente nos ayudó mucho siempre Lima es solidario y estamos siempre agradecidos. Como siempre digo el cuartel y todo lo que está en él es del pueblo limeño, nosotros solo lo manejamos y cuidamos. Es de todos porque todos ayudaron de una manera u otra para que el sueño de un hombre y luego de otros, se convierta en el de muchos, doy gracias a Dios por cruzarme esa noche con el famoso negrito Ibarra que es y será una leyenda como también serán los que lo siguieron quedarán eternamente en la historia reciente por los siglos de los siglos sus nombres grabados a fuego en el alma de semejante logro. Reconocer a las personas buenas no solo hace falta humildad y memoria para ello, sino también reconocerse así mismo y hacerse cargo del lugar que esta historia le dio que no es poco. Virtudes y errores tenemos todos y no por eso hay que ser egoísta ni esconder la verdad por querer toda la gloria para sí mismo, como han querido hacer en ciertos lugares y que después de muchos años no les quedó otra que tener que contar la verdad empujada por la historia. La generosidad hace al hombre más grande y la soberbia más pequeño. Hay que deponer el protagonismo individual y ser más generoso, menos egocéntrico, no te puede costar años decir la verdad, lo hecho, hecho está y no se tapa con nada.

De los muchachos que pertenecían al destacamento unos seis o siete se acercaron, solo quedaron tres en ese momento no tuvo relevancia para mí al estar enfocado en lo mío, era joven, pero al pasar los años me enteré de que se fueron al no estar de acuerdo con algunas decisiones tomadas por quienes manejaban todo. El presidente de la comisión se hizo bombero y el vicepresidente pasó a ser presidente y lo ascendió de jefe al expresidente causando el rechazo de algunos, motivo más que suficiente para no ir más y renunciar a sus sueños de seguir siendo bomberos voluntarios, otros se retiraron porque no querían estudiar, ya que antes en sus épocas no había curso de ingreso y venían de esa escuela, no aceptaron el cambio y se fueron, hubiesen servido de mucho al tener experiencias, así se fue conformando un plantel, la mayoría muy jóvenes, una camada de locos lindos llenos de vitalidad queriendo comerse al mundo.

Alma, corazón y fuego

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