Читать книгу Alma, corazón y fuego - Rodolfo Cardozo - Страница 20
LAS GUARDIAS
ОглавлениеEstar de guardia es cubrir una franja horaria donde se debe estar alerta a lo que pueda suceder. Había un cuartelero una gran persona a la cual respeté y aprecié mucho pues el ya no está entre nosotros, al cual se le ha pagado mal en mi opinión; Don Moreno Mercedes el cual trabajaba de 07 a 19 horas y lo que restaba del día lo cubríamos entre todos. Las primeras guardias fueron maravillosas, sentir esa expectativa y ansiedad, casi ni dormía en el turno que me tocó a mí, durante años tuve el mismo compañero que se volvió un amigo, como un hermano, salíamos juntos, éramos muy unidos, él siempre decía que yo era su mejor amigo, nos confiábamos todo o casi todo, hacíamos comidas o compramos pizza y empanadas, la pasábamos lindo, charlábamos toda la noche, no existía internet ni celular, escuchábamos música o mirábamos televisión, la radio base la hacíamos escanear comunicaciones y enganchábamos la marítima, de barco a barco o alguna remisera, o un grupo de radioaficionados, eso nos entretenía. Nos acostábamos a dormir un rato antes de que llegue el cuartelero, momentos que ya no volverán y solo quedarán en el recuerdo. La vida tiene muchas idas y vueltas y te muestra que las cosas y personas pueden cambiar muchísimo en poco tiempo por producto de debilidades. Una vez estábamos en la habitación por dormir y escuchamos un auto entrar muy rápido, abrimos la ventana y era la patrulla policial que venía a dar aviso de un incendio, lo atendimos por la ventana, tomamos conocimiento del lugar del siniestro y cuando quisimos salir de la habitación mi compañero se quedó con el picaporte de la puerta en la mano, que desesperación nos dio; -córrete que tiro la puerta abajo -me dice mi compañero. -no pará qué le pego el grito al policía que se estaba por ir -le dije. heeee heeee heeee paraaa paraaa, gracias a eso escuchó nuestros gritos desesperados, le explicamos lo sucedido y entró al cuartel, por suerte la puerta principal del galpón no tenía puesta la traba y nos abrió la puerta de la habitación desde afuera. Levantamos sirena, convocando al personal para que vaya a un incendio vehicular y todo siguió su curso.
Teníamos a Pedro O de presidente y todas las mañanas llegaba al cuartel y se metía en la habitación para ver quién estaba durmiendo a las 09:07 horas y los sacaba diciéndoles; -acá no es un hotel para estar durmiendo a esta hora. -levántate y anda a dormir a tu casa vago, Pedro tenía la voz gruesa y gruñona. Con nosotros dos lo intentó un par de veces, pero nunca logró que le hagamos caso y lo corríamos diciéndole; -déjate de molestar salí de acá que estamos durmiendo, a lo cual Pedro respondía gruñendo y maldiciendo, cerraba la puerta y nos dejaba descansar. En nuestra guardia nunca pasó mucho gracias a Dios, esta fue una de las pocas veces y me quedó ese recuerdo.