Читать книгу Tu vida, tu videojuego - Rodrigo Río "Lithany" - Страница 17

5. PARA PASAR DE PANTALLA, HAS DE COMPLETAR CON ÉXITO LA ANTERIOR

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Pero el tiempo fluye como un río... y la historia se repite...

Intro, Secret of Mana

Tenía doce años la primera vez que vi una Game Boy, era 1992. Lo recuerdo con gran cariño. Era verano y estaba pasando unos meses en mi pueblo, como era costumbre en aquella época de mi vida.

Para que te hagas una idea de lo que quiero decir con pueblo, quiero que te imagines un pueblo pequeñito alejado de la mano de dios. Un pueblo de Zamora, a escasos kilómetros de la frontera con Portugal. Un pueblo que cuando cobraba vida en verano, llegaba hasta las 200 personas... todo un desmadre.

¡Hay muchos pueblos, pero el mío, San Martín de Tábara, es el mejor!

En mi pueblo, a ojos de un adulto, había pocas cosas que hacer más allá de disfrutar de la vida sana, la paz y el bar de Luis. Para los adultos era, y es, un excelente rincón donde huir del bullicio de las ciudades, el mejor lugar donde reconectar con sus raíces y su niño interior; en cambio, a ojos de un niño el pueblo era, y es, el mejor lugar del mundo donde recorrer innumerables aventuras llenas de emociones y peligros.

Recuerdo que una tarde de verano de esas en las que el calor castiga con dureza el páramo que es Zamora, visité, como era habitual, a mi vecino «Sito» —un fuerte abrazo—. Lo encontré en el cobertizo, a la sombra, jugando con un extraño dispositivo desconocido para mí. Se trataba de la videoconsola Game Boy. Sito estaba jugando a un videojuego de plataformas, Super Mario Land. Mi cara de asombro duró todo el día.

Si bien he de decir que la Game Boy no eclipsó ni por un momento las divertidas partidas de Monopoly ni las largas jornadas de viaje en bicicleta, sí nos amenizó las horas más duras de los días de verano, concretamente, las que están comprendidas entre después de comer y la de «ya podemos movernos sin desintegrarnos al sol». Así que gracias a la Game Boy de Sito y al Super Mario Land, ese verano logré más aprendizaje y diversión de la que imaginé.

Super Mario Land es, como decía, un videojuego que pertenece al género de las plataformas. Consiste en recorrer un escenario en 2D en el que vas dirigiéndote hacia la derecha, sorteando distintos retos y dificultades hasta alcanzar una bandera que dictamina que has finalizado con éxito esa pantalla y que, por lo tanto, puedes avanzar a la siguiente.

Al avanzar de pantalla, lo más habitual es que el nivel de dificultad aumente, aunque no siempre es así. Lo normal es que la nueva pantalla requiera el dominio de unos conocimientos y de unas habilidades que muy posiblemente hayas obtenido y practicado en pantallas anteriores.

Por cierto, cuando me refiera a pantalla esta será sinónimo de misión, nivel, aventura, nivel de experiencia, fase, etc.

Cada pantalla tiene sus peligros, sus retos, sus truquitos y sus secretos particulares. A medida que las vas recorriendo vas descubriendo muchos de ellos. Por supuesto, cuantas más veces juegues una misma pantalla, más aprenderás y más detalles descubrirás dentro de la misma. Por lo tanto, en cada pantalla tendrás que adquirir las habilidades y los conocimientos suficientes para superar, al menos, los retos y las dificultades básicas que se requieran para avanzar. A pesar de superar la pantalla con éxito, lo normal es que las siguientes veces que la juegues sigas obteniendo aprendizajes de aspectos que habías pasado por alto, o que simplemente sigas mejorando gracias a la práctica.

Hasta que no aprendas lo necesario, no podrás avanzar a la siguiente pantalla.

Imagínate cómo sería si empezases a jugar directamente en la cuarta pantalla de un videojuego al que nunca antes has jugado. Seguro que la falta de conocimiento y de práctica no te permitiría disfrutar del videojuego, y menos aun, avanzar a la siguiente pantalla. Es muy posible que esta situación te generase frustración, sufrimiento, incomodidad y que pudiese llegar incluso a afectar a tu confianza respecto a tu desempeño. Por esto, ten en cuenta que todo tiene su ritmo adecuado, un ritmo que conviene respetar si quieres avanzar, disfrutar y mejorar.

Cuando afrontas una pantalla en Super Mario Land detectas, comprendes y aprendes lo necesario para superar cada uno de los retos que el videojuego te va planteando. Al superar estos mínimos necesarios, puedes avanzar a la siguiente pantalla. Así sucede hasta finalizar el juego.

Recuerdo que la primera vez que jugué, me caí varías veces seguidas en el primer lugar donde se necesita realizar un salto para continuar. Era novato, no sabía qué tenía que hacer ni cómo hacerlo. Intentarlo varias veces me permitió aprender lo necesario para mejorar. Una vez aprendido, avancé directo al siguiente reto. Cada vez que practicaba aquel primer salto, mejoraba mi habilidad superando retos en los que era necesario hacer saltar a mi avatar. Enfrentarme a ese primer reto, una y otra vez, me sirvió para mejorar más allá de lo básico, y volverme así modestamente bueno en los saltos simples.

Los que más horas jugaban al videojuego superaban las primeras partes del juego con una facilidad pasmosa. Yo alucinaba viendo la gran diferencia de nivel. Había pantallas que me costaban una barbaridad y, en cambio, para ellos, eran pan comido. Descubrí que la principal diferencia entre nosotros era la cantidad de tiempo invertido. ¡Me di cuenta que la práctica era fundamental para alcanzar la maestría y acercarse al éxito!

En los videojuegos comprendes que, cuanto más aprendas en la primera pantalla, más sencillo te será superar la segunda. Además, para poder acceder a la última pantalla en la que te encuentras, posiblemente tengas que volver a pasar, varias veces, por todas las anteriores. Esto te permite practicar y mejorar conceptos aprendidos en las pantallas previas. Gracias a la práctica y a la mejora continua superas los retos iniciales más rápidamente y con mayor precisión. Así que repetir las primeras te está impulsando a llegar más lejos y a poder afrontar nuevos retos.

Ese verano en concreto adquirí un aprendizaje básico y a la vez muy valioso que me permitió asimilar la quinta ley que permite convertir tu vida en un videojuego:

Para pasar de pantalla, has de completar con éxito la anterior.

En la vida sucede lo mismo que en los videojuegos, necesitas superar la primera pantalla con éxito para poder avanzar a la segunda. Solo has de aplicar tu imaginación para encontrar las similitudes.

Por ejemplo, el sistema educativo y la estructura interna de una empresa comparten analogías claras con los videojuegos de plataformas. Son estructuras claramente divididas en «pantallas» que has de superar para poder acceder al siguiente «nivel». Pasa lo mismo con todos los retos de tu vida, sean del tipo que sean. Si observas los retos con detenimiento, te darás cuenta de lo sencillo que es dividirlos en distintas pantallas o fases, que además puedes ordenar en función del grado de dificultad. Esto te permite imaginar un conjunto de aprendizajes necesarios para superar cada una de las fases. Lo más importante es que recuerdes que si no aprendes lo necesario para superar esa pantalla, te guste o no, volverás a tropezar en el mismo punto de esa misma pantalla en algún otro momento de tu vida.

La vida es cíclica. O aprendes o repites.

¿Qué quiero decir con que la vida es cíclica? Imagínate que tienes una relación y que esa relación se rompe. Si no te molestas en valorar qué pasó, en pensar sobre ello y en aprender lo suficiente y necesario, te puedo asegurar que lo más probable es que no sea la única relación que se acabe por esos mismos motivos. Por eso te invito a que detectes cuáles fueron las causas de que esa relación se terminase, así sabrás cuál fue la «última pantalla» a la que llegaste. En una nueva relación cuando llegues a esa «pantalla» asegúrate de que has aprendido lo necesario para superarla si no quieres tener el mismo desenlace que en la anterior. Eso sí, solo me refiero a las partes del evento o suceso que dependan al cien por ciento de ti. Unas veces tendrás que hilar muy fino para descubrir qué has de aprender para que no vuelva a suceder, otras, te será muy sencillo detectarlo.

Si, por ejemplo, no has superado la «pantalla» de «las entrevistas de trabajo», hasta que no aprendas lo suficiente y necesario, te será difícil avanzar a la «pantalla» de «mi primer día de trabajo». Y en el extraño caso en el que avances a la siguiente sin aprender lo suficiente de la primera, es probable que sientas inseguridad, lo que sin duda afectará a tu confianza y a tu desempeño favoreciendo que tengas que repetir la primera «pantalla» en el futuro. Además, como la vida es cíclica, tarde o temprano te toparás de nuevo con esa «pantalla» que dejaste sin completar y será una «pantalla» que afrontarás con falta de confianza favoreciendo el no superarla... Lo malo de no aprender lo necesario cuando tuviste la oportunidad es que la sombra del fracaso será cada vez más larga.

No hace falta que me creas, sencillamente compruébalo. Piensa algunos ejemplos en lo que te haya pasado esto en tu vida, estoy seguro de que encontrarás varios.

Siempre que te cueste hacer algo en particular, o siempre que te atasques en alguna área de tu vida, aprovecha esa «pantalla» para descubrir qué has de aprender para finalizarla con éxito. Si tu objetivo es avanzar de forma saludable, ya sea en una actividad o en una relación, no trates de saltarte fases. Sin el aprendizaje adecuado, ni avanzarás ni conviene que lo hagas, ya que de hacerlo, la siguiente «pantalla» te resultará mucho más difícil de lo que debería, generando inseguridades, problemas de confianza y un desempeño menor, lo que se traduce en un fracaso inminente. No tengas prisa por saltar fases, al fin y al cabo, son las «pantallas» que más cuestan las que más te harán crecer como persona. Asegúrate de aprender todo lo necesario para poder terminar esa «pantalla» en la que se generaba el bloqueo. Por cierto, uno de los mejores sistemas para localizar hasta qué «pantalla» has llegado y dónde en tu vida se crea un bloqueo dada un área determinada, es detectar los patrones comunes que comparten los distintos fracasos que has acumulado.

Si entiendes que la vida es cíclica, conviene que siempre aprendas algo de aquello que te pasa. Por esto quiero darle especial énfasis a las primeras «pantallas», ya que son siempre necesarias para llegar a las avanzadas y por lo tanto son las que, posiblemente, vayas a repetir muchas veces. Siempre puedes aprender cosas nuevas de ellas, siempre hay algo que aprender para el que mira con ojos de aprendiz, y con cada nuevo aprendizaje tu paso por esas pantallas se tornará más sencillo y rápido, lo cual es ideal, ya que, como en los videojuegos, buscas llegar lo más rápido posible y de la mejor manera a estadios más avanzados, por ejemplo, en una relación, en un proyecto, en el trabajo... Cuanto mejor seas en las primeras fases, más aprendizajes extra detectarás y más rápido avanzarás a las siguientes, las cuales, disfrutarás más, a la par que te resultarán más sencillas. Así que una vez superadas las primeras fases, siempre que te sea posible, repítelas de forma consciente, buscando nuevos aprendizajes y practicando lo aprendido.

Cuanto más aprendas de una pantalla, mejor te irá en la siguiente.

Si bien es cierto que en la vida el final de una «pantalla» no siempre tiene un límite tan claro como la bandera que se usa en Super Mario Land, una vez te pongas manos a la obra te será más fácil de lo que imaginas.

Además, recuerda, que si te vuelves mejor jugando al Super Mario Land y luego juegas a otro videojuego, estarás en disposición de exportar o reutilizar los aprendizajes adquiridos en el Super Mario Land al nuevo videojuego.

En la vida sucede lo mismo. Lo que aprendes tras superar los retos de una situación, no solo te permite superar esa situación en concreto y facilitar las fases futuras, sino que facilita superar otras situaciones que no guardan, aparentemente, relación alguna.

Muchas veces al probar otros géneros en los videojuegos, adquieres lo necesario para superar aquello en lo que estabas atascado en otros videojuegos. En la vida, cuando te atasques, prueba otras disciplinas o sigue caminos completamente distintos. Busca crecer en otros ámbitos y cuando vuelvas a intentar aquello en lo que te atascaste, deja que la creatividad haga su trabajo.

Lo que aprendas para superar una pantalla puede abrirte más puertas de lo que imaginas.

Aunque me volví un experto en el primer mundo de Super Mario Land, a veces me caía en sitios que conocía de sobra. Soy humano, a veces fallo aun sabiendo qué he de hacer. A veces me sentía como si fuera un novato, había días en que no daba pie con bola, otros días simplemente no lograba llevar a cabo lo que tanto había practicado, e incluso había días en los que me desesperaba… En la vida te sucederá lo mismo, pero al final, con paciencia y dedicación, podrás decir con orgullo que vas superando todas y cada una de las adversidades a las que te vas enfrentando.

CONCLUSIÓN DEL APRENDIZAJE QUINTO - LEY V: PARA PASAR DE PANTALLA, HAS DE COMPLETAR CON ÉXITO LA ANTERIOR

Gracias a los videojuegos has aprendido que hasta que no aprendas lo necesario de una pantalla, ni podrás ni te convendría pasar a la siguiente.

Recuerda:

— Todo reto en la vida se puede dividir en «pantallas» ordenadas de menor a mayor dificultad, según los requisitos necesarios para acceder a las siguientes.

— Para superar una pantalla has de aprender, al menos, lo mínimo para superar los retos que la componen.

— No te saltes pantallas hasta aprender lo necesario o las pantallas venideras te resultarán más difíciles, menos divertidas y afectarán negativamente a tu confianza.

— Cada pantalla tiene sus particularidades, cuanto más las repitas, más la dominarás.

— Cuanto más aprendas de una pantalla, más te divertirás en las posteriores y mejores resultados obtendrás al superarlas.

— La práctica es la clave de la maestría.

— La vida es cíclica.

— Si no superaste un reto, tarde o temprano, lo afrontarás de nuevo como tal.

— Ante el bloqueo prueba cosas nuevas.

— Aprovecha el aprendizaje en múltiples áreas. Dale rienda suelta a la imaginación.

Cada vez que te encuentres ante un reto, imagina que se trata de una pantalla, localiza cuáles son los distintos subretos que la componen, y qué es lo mínimo que necesitas para superar cada uno de ellos.

Ante un bloqueo o un reto, pregúntate:

¿Qué necesito aprender para superar con éxito esta situación?

¿Qué más puedo aprender de esta situación ya superada?

¿He superado algún reto similar? ¿Cómo lo hice?

¿Tengo otros recursos que pueda extrapolar a este caso para superarlo?

Tu vida, tu videojuego

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