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Prólogo
ОглавлениеAdoración Mozas Moral
Presidenta del CIRIEC-España y Catedrática de Organización de Empresas de la Universidad de Jaén
“Hijas de la necesidad”. Este calificativo acuñado por Willi Croll, antiguo Presidente del Comité General de las Cooperativas Agrarias (COGECA) ponía de manifiesto que, históricamente, el nacimiento de las sociedades cooperativas se vinculaba a una situación límite que requería la unión de fuerzas. La Alianza Cooperativa Internacional (ACI) al explicar el nacimiento de la primera cooperativa (los Pioneros de Rochdale) también evidencian el mismo concepto: “necesidad”.
Sin embargo, los orígenes de cualquier proyecto o empresa que requiera la unión y el esfuerzo conjunto de varias personas llevan implícito el mismo concepto de “necesidad” para materializar la idea, independientemente de que se trate de una cooperativa o de una sociedad con otra fórmula jurídica diferente. Por tanto, no es esto lo que las hace diferentes.
Muy al contrario, lo que considero que hay que resaltar y visualizar es el papel que ha venido jugando el cooperativismo agrario a lo largo de los años y, sobre todo, el reto que tiene por delante.
Respecto al papel que ha jugado el cooperativismo agrario en el mundo y en concreto en nuestro país, habría que especificar que, la cooperativa es una empresa ligada incondicionalmente y de forma estable al medio rural, al agricultor y al ganadero, por lo que ejerce el liderazgo en la economía local y en la fijación de la población al territorio, contribuyendo así al equilibrio y ordenación del mismo, lo que las convierte en verdaderos agentes del desarrollo rural (Mozas y Bernal, 2009). Por otra parte, las sociedades cooperativas han sido las garantes de la vertebración de la agricultura en el medio rural en muchos países, en especial España, ya que constituye la principal red estructurada, organizada, profesionalizada y estable implantada en todo el territorio, en contacto con el medio rural, con capacidad de comunicación e influencia sobre los agricultores y ganaderos, por lo cual puede jugar un papel fundamental para la consecución de los objetivos. Sin embargo, los anteriores no son los únicos roles que detentan, puesto que ejercen una función social: debido a la condición de sus socios y a su naturaleza jurídica, las decisiones de las cooperativas promueven la participación democrática y tienen en cuenta consideraciones que no se derivan sólo de argumentos económicos, sino también sociales o culturales. Además, proporcionan directa o indirectamente mucho empleo en el mundo rural y, finalmente, las sociedades cooperativas mantienen un poder latente en el mercado de origen al ocupar una posición estratégica dentro de la cadena agroalimentaria, actuando como puente entre la producción, la industria y el comercio, que permite que el agricultor y/o ganadero participen en las fases de transformación y comercialización (Mozas y Bernal, 2009).
En esta misma línea, Mozas y Puentes (2010), consideran que las sociedades cooperativas por naturaleza desarrollan su actividad bajo unos principios y valores cooperativos que las hacen exponentes de empresas socialmente responsables y, por ende, claves para el desarrollo sostenible. Así, la contribución de las entidades de Economía Social (ES) a los objetivos de desarrollo sostenible no ha pasado inadvertida ni para Naciones Unidas, ni paras las organizaciones representativas de la ES y otras instituciones relevantes (Mozas, 2019). El grupo de Trabajo Interinstitucional de las Naciones Unidas sobre ESS (Task Force On Social And Solidarity Economy), advirtió su importancia indicando que podía desempeñar un papel clave en la consecución de la Agenda 2030 y los ODS mediante la promoción de un desarrollo inclusivo y sostenible a través de innovaciones y prácticas sociales, institucionales y tecnológicas específicas.
A pesar de todos los éxitos conseguidos, los investigadores que nos dedicamos al estudio de la Economía Social, y en especial el cooperativismo, sabemos que uno de los retos, si no el principal, al que se enfrenta es la necesidad de que consiga la visibilidad que merece por su peso en la economía. Esa visibilidad irá acompañada del reconocimiento, tanto de los poderes públicos como de los privados, a un sector que ha demostrado, desde hace décadas, estar al servicio de la Sociedad y que en época de pandemia ha sido calificado como de “esencial”.
Este libro no es más que otro esfuerzo más por argumentar y evidenciar desde la “Academia” la importancia del cooperativismo agroalimentario. Además, destacaría la colaboración de representantes de la administración y del sector a través de la federación catalana. Por tanto, es un claro ejemplo también de lo que debe hacerse: la transferencia del conocimiento y la colaboración con los stakeholders para ofrecer información al sector que les ayude a definir sus estrategias futuras.
Así en el primer capítulo titulado “Panorámica del Cooperativismo Agroalimentario Mundial, de EE. UU. y de la Unión Europea-27” elaborado por Antonio Colom Gorgues y Rosa M. Florensa Guiu, ambos de la Universidad de Lleida se ofrece un repaso por la situación del cooperativismo a nivel mundial, comenzando por analizar los principios y valores que rigen el cooperativismo y que defiende la ACI, para pasar a analizar el cooperativismo agroalimentario a nivel mundial, estadounidense y europeo, en especial de las principales empresas y clasificándolas según el modelo BCG.
En el Capítulo 2 se aborda “El Cooperativismo Agroalimentario en España. Posicionamiento y dinámica empresarial”. Este capítulo también ha sido elaborado por los profesores Rosa M. Florensa Guiu y Antonio Colom Gorgues y comienza analizando el origen del cooperativismo agrario en España y las influencias que ha tenido de otros países y de personas concretas. En realidad, hay que saber de dónde se parte para comprender lo que es hoy el cooperativismo. Seguidamente, se analiza la integración política en el sector y usando los datos del Observatorio Socioeconómico del Cooperativismo Agroalimentario Español (OSCAE, 2019), resultado del acuerdo entre el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y Cooperativas Agro-alimentarias de España, se analizan los datos estructurales y económicos del cooperativismo agroalimentario español. Finalmente se realiza un análisis dinámico BCG de las top10 cooperativas agroalimentarias españolas en los años 2016-2018.
El capítulo 3 aborda la temática “El Cooperativismo Agroalimentario en Cataluña. La Federación de Cooperativas Agrarias de Cataluña”. Este capítulo ha sido elaborado por Domènec Vila Navarra, Jefe de la Unidad de Servicios Empresariales Federación de Cooperativas Agrarias de Cataluña y Rosa M Florensa Guiu de la Universidad de Lleida.
Se inicia con el análisis histórico del cooperativismo agroalimentario en Cataluña, así como la secuenciación de leyes en materia cooperativa hasta llegar a la primera Ley Catalana la Ley 4/1983, y las siguientes leyes que se promovieron; la Ley 13/1991, la Ley 18/2002 y la actual Ley 12/2015. También se hace referencia al nacimiento de la Federación de cooperativa agrarias catalana, así como a sus máximos representantes y los acontecimientos que se dieron a lo largo de sus mandatos. El capítulo termina con dos epígrafes dedicados al análisis de los principales indicadores del cooperativismo agroalimentario catalán, tomando como punto de partida los datos de las entidades federadas incluidas las SAT y, finaliza con un análisis sectorial del cooperativismo agrario.
La temática “Sistemas de gobierno y nuevas formas de organización. Las cooperativas de segundo grado de nueva generación. El caso de la OPFH RIBERCAMP, Coop. V.”, constituye el capítulo 4 que ha sido abordado por Elena Meliá Martí, Felipe Palau Ramírez y Eduardo Miranda Ribera todos pertenecientes a la Universidad Politécnica de Valencia. Comienza el capítulo abordando los diferentes procesos de integración que conlleva una gobernanza diferente y que pueden encontrarse en el sector agroalimentario así como sus riesgos. Seguidamente aborda el análisis del cooperativismo de segundo grado español, como el principal modelo de integración, pero a la vez destacan sus limitaciones, sobre todo, las derivadas del ordenamiento jurídico y de la falta de compromiso de sus bases sociales. El siguiente epígrafe analiza el cooperativismo de segundo grado en el mundo, para finalizar el capítulo con el análisis del caso de la OPFH Ribercamp S. Coop. V.
El capítulo 5 titulado “Las Cooperativas Agroalimentarias y los modelos híbridos. Algunos estudios de casos” lo han elaborado los profesores Juan F. Juliá Igual perteneciente a la Universidad Politécnica de Valencia y Antonio Colom Gorgues de la Universidad de Lleida. Tras la introducción, analizan las razones por las que el cooperativismo debe evolucionar: el desafío del Brexit, la relación de la I+D y la T+i y las asimetrías en el poder de los diferentes intervinientes en las cadenas de valor. También se definen los modelos híbridos y se finaliza con estudios de casos híbridos y/o descooperativizados.
El “Análisis económico-financiero de las principales cooperativas agroalimentarias de Cataluña” se aborda en el capítulo 6. Este capítulo ha sido escrito por Yolanda Montegut Salla y Anna Tena Torruella ambas pertenecientes a la Universidad de Lleida. Se toma como muestra 50 de las más de 400 cooperativas agroalimentarias catalanas por ser representativas del sector. Seguidamente se realiza un análisis sobre la situación económica-financiera considerando principalmente dos variables de clasificación: el tamaño y la actividad principal. El periodo analizado es desde 2013-2017 y como principales conclusiones señalan la reducida dimensión y la baja capacidad de crecimiento debido básicamente a la ajustada liquidez, exceso de endeudamiento con relación a los recursos propios y sobre todo a la baja capacidad de generación de beneficios.
El capítulo 7 se dedica a las “Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas (OPFH) en la UE. Las OPFH en España y sus Programas Operativos” y lo desarrollan Antonio Colom Gorgues de la Universidad de Lleida y Josep María Gallego Salse, perteneciente al Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Generalitat de Catalunya. Este capítulo analiza la situación del sector agro en la Unión europea, refiriéndose a los tipos de plantaciones y sus características, los empleos generados en el sector, las características de los titulares de las explotaciones, donde resalta la falta de relevo generacional, y se justifica las organizaciones de productores como herramienta válida para fortalecer la posición económica y competitiva del sector agrario. Finalmente, se analiza la normativa en la Unión Europea y en España de las OPFH, los fondos operativos, las principales formas de empresa de las organizaciones de productores y su evolución.
El último capítulo, el octavo, titulado “Las OPFH y el comercio exterior de fruta en Cataluña. El caso de las frutas de hueso: melocotón, nectarina y paraguayo”, Ha sido elaborado por Pilar Cos Sánchez, y Blanca Escardíbul Ferrá ambas de la Universidad de Lleida en colaboración con Josep María Gallego Salse del Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Generalitat de Catalunya. Con este capítulo se busca exponer no solo la importancia de estos productos para Catalunya, sino los problemas y carencias, así como los retos a los que se enfrenta el sector de frutas de hueso. Finalmente, se hace un estudio de las exportaciones de estos frutos, como paso necesario para ofrecer estrategias al sector.
Como podrán observar con la lectura del libro, son muchos los éxitos y los logros alcanzados por el cooperativismo agroalimentario. Han sido muchos los esfuerzos que se han unido a lo largo de los años para conseguir llegar a la situación actual. Sin embargo, los retos a los que se enfrentan y la competencia en el mercado global lo debe llevar a adoptar nuevas medidas urgentes.
No hay duda que, en el caso del cooperativismo agroalimentario, la grandeza reside en sus valores y en el compromiso de las gentes que han sido capaces de llevar a cabo esos proyectos. Ellos y sus valores han sido el principal motor de desarrollo. Sin embargo, en los tiempos que vivimos no es suficiente; hay que incorporar la innovación, la tecnología, el conocimiento, la investigación, y a profesionales preparados para guiar a los agricultores en esta competencia tan feroz que se ha instalado en el sector.
No obstante, también defendemos que el cooperativismo es un modelo de empresa que favorece otra forma de hacer empresa, empoderando a las personas; algo que ya en 1989, Peters y Waterman advirtieron, en un estudio donde analizaban las características de las empresas mejor gestionadas de los Estados Unidos. Ellos indicaron lo siguiente: “Hay que tratar a las personas como adultos, como socios; con dignidad; con respeto. Tratarlas a ellas –no a la inversión ni a la automatización– como fuente principal del aumento de la productividad. Éstas son las lecciones fundamentales que se derivan de nuestra investigación sobre las empresas sobresalientes” (Peters y Waterman, 1989).
Nos encontramos, pues, ante una investigación importante, porque no solo visibiliza el poder y los logros del cooperativismo, sino que guía a estas empresas en sus estrategias futuras.
Nuestra labor como investigadores no es otra que poner de manifiesto los resultados de nuestras investigaciones y las evidencias, por lo que felicito a todos los autores por sus diferentes contribuciones, y quiero mostrar mi gratitud a los coordinadores, la Dra. Rosa M Florensa Guiu y el Dr. Antonio Colom Gorgues por permitirme colaborar en esta obra con la redacción del prólogo.
En Jaén, a 15 de diciembre de 2020