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Capítulo X

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De todos los siglos de actividad hemos alcanzado el punto céntrico donde las experiencias de las eras entran en acción instantánea, donde todo espacio y tiempo se transforman en la Única Presencia de Dios en Acción ahora.

Sabes que lo que late en tu corazón es la Presencia de Dios, Yo Soy, por eso entiendes que tu corazón es la Voz de Dios y en la medida en que tú meditas y dices: «Yo Soy la suprema e inteligente actividad de mi mente y mi corazón», enviarás a éste el auténtico y divino sentimiento en que puedes confiar.

Ha sido tanto tiempo durante el cual la humanidad sólo ha amando con el exterior del círculo, que una vez que el estudiante se dé cuenta que Dios es el verdadero Amor y que la actividad de Dios Amor se proyecta gracias al corazón, entenderá que al concentrar su atención en el deseo de proyectar amor hacia cualquier ideal, puede generar amor a un grado inimaginable; y, del mismo modo, sabrá que es un privilegio superior de la actividad exterior de la conciencia. Hasta ahora los seres humanos no han comprendido que el Amor Divino es un Poder, una Presencia, una Inteligencia, una Luz y una Entidad que puede ser acrecentada al tamaño de una llama ilimitada, que toda persona, especialmente si es estudiante de la Luz, tiene la capacidad de generar esta Presencia de Amor que se convierte en una interminable, invencible, entidad pacificadora, presente en donde quiera la persona la dirija.

Existen personas que piensan y afirman que: «al Amor no se le puede mandar». Pero yo te aseguro que el Amor es el Primer Principio de la vida y puede ser generado a cualquier nivel y de forma ilimitada, para uso eterno. Tal es el extraordinario privilegio, uso y orientación conscientes que puede tener el Amor.

Si yo digo «generar» quiero decir abrirle la puerta con fervor consciente a la emanación de este interminable germen de Amor Divino que es el Corazón de tu Ser, el Corazón del Universo.

Los estudiantes se podrán convertir en una fuente de esta emanación gracias a la meditación de este poder ilimitado de Amor, del que podrán disponer usándolo, dirigiéndolo, conscientemente.

En el momento en que mis queridos estudiantes deseen acelerar su liberación de tales o cuales actividades exteriores, molestias dolorosas, etcétera, les recomiendo decir: «Yo Soy la Presencia que manda la energía inagotable, la sabiduría divina haciendo que mi deseo sea cumplido». Esta afirmación te hará libre de cualquier circunstancia indeseable, y es el procedimiento que la propia Ley de tu Ser permite. Ahora que ya sabes esto, también puedes decir: «Ahora esta Presencia Yo Soy permanece intacta ante cualquier alteración de la condición externa. Tranquilo yo pliego mis alas y moro en la acción perfecta de la Ley Divina y en la Justicia de mi Ser, decretando que todo en mi círculo emerja en perfecto orden divino».

Este es el más grande honor del estudiante y, en todo momento, debe ser su regla. Ahora te diré algo que debe resultarte muy alentador. Todo estudiante que está esforzándose por alcanzar la Luz está siendo templado como si fuese el mejor acero para que resista mucho tiempo, aguante mejor todo y sea aún mejor. Esto es lo que la experiencia de la vida le trae a la persona. Si continúan brotando experiencias angustiantes, cuando uno anhela ser liberado, éstas no son otra cosa sino el fortalecimiento del carácter para darle una última, perfecta y eterna Maestría sobre todas las cosas externas. Entendiendo esto puedes alegrarte de la experiencia, ya que te está llevando hacia la gloriosa, extraordinaria, Presencia Yo Soy para que te asolees en ella.

Así que, querido estudiante, no te impacientes en medio de las experiencias que parecen pesarte. Afróntalas con alegría, porque cada paso que des hacia adelante lleva a la Meta Eterna y no volverá a ocurrir. Que el estudiante siempre recuerde pronunciar la siguiente aseveración: «Yo Soy el valor, la fuerza, el poder de avanzar a través de toda experiencia, cualquiera que sea, y permanezco jubiloso, enaltecido, lleno de paz y armonía en todo momento, por la gloriosa Presencia que Yo Soy».

Para el corredor, el momento previo a la carrera está lleno de gloriosa anticipación, pero conforme se aproxima a la meta, y el contrincante se aproxima, él saca sus últimas energías, el aliento se le termina y con el salto final alcanza la línea del triunfo. Sucede lo mismo con los estudiantes en el sendero. La Presencia Yo Soy no pueden fallar, lo sabes con la práctica, de forma que todo lo se necesita es apretarse el cinturón, aparejarse para lo que sea necesario y despedirse con la mano del adversario. Pero el estudiante es más afortunado que el atleta, ya que sabe desde el inicio que no puede fracasar porque: «Yo Soy la energía inagotable e inteligente sosteniéndome».

Dentro de la Presencia Yo Soy se encuentra el poder de precipitación. Esto se tiene que recordar en todo momento. «Yo Soy el Principio vital en éste mi cuerpo. Soy la Inteligencia gobernante del Universo en todas partes, hasta en el Corazón de Dios. En el momento que yo desee precipitar algo, sin importar qué cosa sea, yo sé que Yo Soy el Poder actuante, Yo Soy la Inteligencia regente, Yo Soy la Sustancia que está siendo usada y, ahora, la envío a la manifestación visible para mi uso».

Meditar sobre esta frase que acabo de dar le permitirá al estudiante ingresar en esta actividad sin tensión ni ansiedad.

La cuestión del dinero es lo que desafía al estudiante en el tema de la precipitación. Desde siempre la primera pregunta es: ¿De qué forma se puede precipitar dinero sin obstruir o exceder el límite asignado por el Tesoro Nacional? A partir de que se implantó el dinero como patrón de cambio, y siendo, como se sabe, el oro lo que ampara o resguarda este patrón, en otras palabras, lo que da confianza a toda emisión, hay que recordar que han existido incontables catástrofes de todo tipo, en las cuales se ha perdido oro o remesas de dinero con valor de billones. Del mismo modo miles de toneladas de oro de distintos países se ha perdido: sumergido en la profundidad del océano o enterrado en el fondo de la Tierra por cataclismos. Luego, como la precipitación nace del aire, lo que resulta es oro en su estado natural y para que hubiera peligro de sobrepasar el límite del permiso legal para su uso tendría que ser precipitado en enormes cantidades. Asimismo, el uso del oro siempre es legal y como el mundo tiene entregada una comisión para que cantidades mayores de oro sean producidas, ¿por qué no ayudar al mundo y precipitarlo? Ahora bien, yo no me hago responsable por las preguntas que les sean hechas en el momento que muestren su precipitación de oro. Ustedes no tienen idea de la gran curiosidad de la mente exterior en cuanto se inquieta por la atención que pone en el oro. A menos que se diga que poseemos una mina de la cual lo hemos extraído, por ejemplo, la mente humana se entusiasma de inmediato. Cualquier petición para averiguar el origen de su oro es una forma sutil de indagación para revelar vuestra fuente «e ir pegado». Mi consejo es alegar ante estas preguntas: «Esto es oro. A usted no le incumbe en dónde lo he obtenido. Examínelo, analícelo. Puede rechazarlo si no es cien por ciento oro, pero si es oro puro, usted está obligado a tomarlo por la Ley de su Gobierno».

No obstante, nunca olviden que la Presencia Yo Soy es quien lo manda. Es ella la que lo precipita y quien lo hace fluir sin obstrucciones.

Metafísica 4 en 1

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