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Capítulo I

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Dios en acción es la vida en todas sus actividades y dondequiera que se manifieste. La falta de conocimientos en la forma de emplear el pensamiento-sentimiento es lo que provoca que los humanos estén constantemente obstaculizándole el paso a la Esencia de Vida. Si no fuera por esta causa la vida expresaría su perfección con toda naturalidad y en todas partes.

El amor, paz, belleza, armonía y abundancia son las tendencias naturales de la vida. A ella le es indiferente quien las utilice y constantemente está surgiendo para revelar de más en más su perfección siempre con ese impulso vivificante que le es propio.

Yo Soy

Yo Soy es la actividad de la vida. ¡Resulta extraño que los estudiantes más sinceros no siempre lleguen a entender el auténtico significado de esas dos palabras!

En el momento que tú dices Yo Soy, creyéndolo, abres la fuente de la Vida Eterna para que corra sin impedimentos a lo largo de su camino; es decir, le abres una amplia puerta a su flujo natural. Cuando dices Yo no soy, tiras la puerta en plena cara de esta Magna Energía.

Yo Soy es la plena actividad de Dios. Te he colocado frente a frente infinidad de veces la Verdad de Dios en acción. Quiero que comprendas que la primera expresión de todo ser individualizado en cualquier parte del Universo, bien sea en pensamiento, sentimiento o palabra, es Yo Soy, reconociendo así su propia victoriosa divinidad.

El estudiante, al tratar de comprender y aplicar estas potentes, aunque sencillas leyes, tiene que mantener una guardia estricta sobre su pensamiento y expresión, ya que cada vez que uno piensa o dice no soy, no puedo o no tengo está ahorcando la Magna Presencia Interior, consciente o inconscientemente y en forma tan tangible, como si se colocaran las manos alrededor del cuello de alguien; sólo que con respecto a una forma exterior el pensamiento puede hacer que la mano lo suelte en cualquier momento, mientras que cuando uno hace una declaración de no ser, no poder o no tener se pone en movimiento la energía ilimitada que continúa actuando hasta que uno mismo la ataja y transmuta la acción.

Esto te mostrará el enorme poder que tú tienes para calificar, determinar u ordenar la forma en que quieres que actúe la gran energía de Dios. Y te digo, amado estudiante, que la dinamita es menos peligrosa. Una carga de dinamita sólo desintegrará tu cuerpo, mientras que los pensamientos ignorantes lanzados sin control ni gobierno atan a la rueda de la reencarnación indefinidamente, o sea que, mientras dure un decreto sin atajar, sin transmutar o disolver, continúa imperando per sécula seculorum, ¡y por disposición del propio individuo!

Por esto verás cuan importante es que tú sepas lo que estás haciendo cuando usas expresiones incorrectas impensadamente, ya que estarás empleando el más potente y divino principio de actividad en el universo, o sea, el Yo Soy.

No entiendas mal. No se trata de una expresión o idea oriental, extranjera, vana, liviana, ni de ninguna exageración. Se trata ni más ni menos que del más alto Principio de Vida usado y expresado a través de todas las civilizaciones que hayan existido. Recuerda que lo primero que toda forma de vida consciente de sí misma expresa es Yo Soy. Es mucho más que yo existo. Es después, en su contacto con lo exterior, con actividades incorrectamente calificadas, que él comienza a aceptar cosas menores que Yo Soy.

Ahora ves, amado discípulo, que cuando tú dices yo estoy enfermo estás deliberadamente interviniendo la perfección natural que encierra el proceso vital. ¿No ves que lo estás bautizando con algo ajeno que jamás poseyó?

A lo largo de interminables centurias de ignorancia e incomprensión, la humanidad ha cargado de falsedad e irrealidad hasta la atmósfera que la rodea, pues no tengo que repetirte que cuando tú anuncias estoy enfermo es una mentira flagrante respecto a la Divinidad. ¡Ella (Yo) jamás puede ser sino perfecta y llena de Vida y salud!

Te pido, amado estudiante, en el nombre de Dios, que dejes de emplear esas expresiones falsas respecto a tu divinidad, pues es imposible que tengas libertad mientras continúes usándolas. No podré jamás insistir demasiado contigo en que cuando verdaderamente reconozcas y aceptes la magna presencia de Dios Yo Soy en tu interior, positivamente, categóricamente, no tendrás más condiciones adversas.

En nombre de Dios te suplico que cada vez que te descubras comenzando a decir o a comentar que estás enfermo, pobre o en otras situaciones adversas, inmediatamente inviertas la condición fatal para tu progreso, y declares mentalmente, pero con toda la intensidad de tu Yo Soy, ya que Él es todo salud, opulencia, felicidad, paz y perfección. Cesa de darles poder a las condiciones exteriores, a personas, lugares y cosas. El Yo Soy es el poder de reconocer la Perfección en cada uno y en todas partes.

Cuando piensas en la expresión Yo Soy, significa que tú ya sabes que tienes a Dios en Acción expresando en tu vida. No permitas que las falsas apreciaciones y declaraciones continúen gobernándote y limitándote. Rememora constantemente: Yo Soy, por consiguiente soy Dios en acción; Yo Soy vida, opulencia, verdad, manifestados ya.

Así, recordándote esta Presencia Invencible, mantienes la puerta abierta para que Él (la Presencia Yo Soy) teja en tu manifestación exterior toda su perfección.

Por Dios, no creas que puedes continuar usando decretos errados y que de alguna manera se van a enderezar y vas a manifestar cosas buenas, porque es imposible que eso suceda. En los hatos usan hierros para marcar con fuego a las reses. ¡Yo quisiera poder marcarte con un hierro que te fijara en la conciencia Yo Soy, y que no pudieras apartarte del uso constante de esa Presencia Grande y Gloriosa que eres!

En cuanto cualquier condición menos que perfecta aparezca en tu experiencia, declara vehementemente que no es verdad. Que tú aceptas sólo a Dios, la perfección, en tu vida. Cada vez que aceptes las falsas apariencias, las tendrás expresadas y manifestadas en tu vida y tus experiencias. Y no se trata de que tú creas o no lo que te estoy diciendo. Esto es una Ley. Comprobada a través de eones de experiencia. Hoy te la entregamos para liberarte.

Tú sabes que al mundo occidental le gusta engañarse con la idea de que le basta con no creer o no aceptar la antigua idea oriental de la brujería, para estar liberado de ella. La brujería no es sino el mal uso de los poderes espirituales, los mismísimos que usamos para el bien. La peor clase de brujería es empleada hoy por la política, con el uso del poder mental mal calificado. Si esta misma tremenda fuerza fuera empleada en sentido inverso, o sea, para recordar que la Acción de Dios está en cada persona que ocupa un puesto oficial, el que la emplea en esta forma no solamente se liberaría él mismo, sino que llenaría el mundo político de libertad y justicia y viviríamos pronto en un mundo natural en donde la Acción de Dios sería imperante en todo momento.

Como lo fue en Egipto lo es hoy. Aquellos que mal usan el poder mental, se atan ellos mismos a la inarmonía, encarnación tras encarnación. Hazte tú el propósito: Yo no acepto ni adopto condiciones del ambiente ajeno, ni de nada de lo que me rodea. Sólo de Dios, del bien, de mi Yo Soy.

Necesitas adquirir el hábito de gobernar tu energía. Si no siéntate varias veces al día y aquiétate. Aquieta tu ser exterior. Esto permite que se te supla con energía. Aprende a ordenarla y controlarla. Si quieres que ella (tu energía) esté quieta, mantente quieto. Si la necesitas activa, ponte activo. Tienes que enfrentarte a las cosas y elevarte por encima de ellas.

El estudiante debe estar alerta para reconocer en sí mismo sus hábitos. No debe esperar que alguien se lo diga. Debe examinarse y cortar todo lo que no sea perfecto. La forma de hacerlo es declarando que no se tiene tal o cual hábito indeseable. Luego, siendo yo creación de Dios, soy hijo de Dios perfecto. Esto trae una liberación que no es posible conseguir de ninguna otra forma.

Mantenerse en viejas costumbres es como vestirse de ropa antigua. Recuerda:

No debes esperar que otro te las recuerde. Nadie lo puede hacer por ti; debes hacerlo tú mismo.

En este trabajo, en esta enseñanza y en esta radiación, todas las cosas viejas en el individuo salen para ser consumidas. Antes de quejarte de cada cosa que experimentes en ti y en tu mundo, recuerda que vienen para que te las quites, para que las transmutes. Ten cuidado de no fijar la atención en aquellas cosas de las cuales te quieres limpiar. Y es ridículo estar recordando las cosas que no resultaron. ¿No es algo maravilloso que después de siglos que tienes construyéndote limitaciones, puedas en poco tiempo limpiarlas y liberarte por medio de tu propia atención y esfuerzo? ¿No vale bien la pena? La forma más rápida de lograrlo es empleando humorismo. La sensación liviana y campante que da el humorismo permite hacer maravillosas manifestaciones.

Si tú te empeñas e invocas la Ley del Perdón, puedes consumir todas las malas creaciones del pasado con la Llama Violeta Transmutadora y ser libre. Debes estar consciente de que la Llama Violeta es la Activa Presencia de Dios actuando.

Cuando sientas un deseo de hacer algo constructivo, hazlo. Empéñate y lógralo, así se caiga el mundo. Que veas o no la manifestación no te debe preocupar.

Aún cuando los estudiantes sólo conocen las cosas intelectualmente, no deben permitir que sus mentes se la pasen regresando a las condiciones malas o erradas, ya que ellos saben que esa actividad les estropea el éxito. Es increíble que las personas no dominen este enemigo. Ningún estudiante puede triunfar hasta que deje de regresar a las condiciones negativas que está tratando de superar.

El trabajo íntegro de un Maestro es el de tratar de hacerle comprender al estudiante lo que significa aceptar. Aquello con lo que el individuo está de acuerdo mentalmente, está aceptado por él. Si él fija su atención en una cosa, se estará haciendo uno o unificándose con la cosa. Estará identificándose con aquello, malo o bueno. Cuando la mente acepta o está de acuerdo con alguna cosa o condición, el individuo está decretando aquello en su mundo.

Aquello que tú escuches o que medites con atención estarás aceptándolo, poniéndote de acuerdo, identificándote con ello por virtud de tu atención. ¿Crees tú que un hombre que ve una serpiente cascabel enroscada camina deliberadamente hacia ella para que lo muerda? ¡Por supuesto que no! Pues esto es lo que los estudiantes hacen cuando permiten que su atención regrese a los problemas.

La actividad interior gobierna de acuerdo con el Plan de Perfección. El exterior, cuando se le deja hacer, siempre gobierna erradamente. Cuando un cuadro constructivo se ilumina en tu mente, es una realidad, y surge a la realidad siempre que tú lo mantengas en tu recuerdo. Es posible hacerse tan consciente de la Presencia de Dios, que en cualquier momento se puede ver y sentir su radiación derramándose en uno.

Para todo lo que él no quiere, el estudiante demuestra toda la confianza en el mundo exterior. Para todo lo que sí desea, debe obligarse a tener la misma confianza en lo espiritual. Debe siempre confiar en sí mismo, y debe pensar: ¿Cómo puedo yo usar las indicaciones que se me han dado para intensificar esta actividad?

Metafísica 4 en 1

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