Читать книгу Demasiado odio - Sara Sefchovich - Страница 5

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Querida Beatriz,

México no es para ti, México ya no es para nadie. Por favor piénsalo bien, por favor ¡no se te ocurra venir!

No cabe en mi cabeza que te quieras salir de ese país hermoso en el que naciste y en el que tienes hecha tu vida, para instalarte en éste en el que todo está muy revuelto. Te lo digo yo que lo recorrí de punta a punta, que fui feliz por sus caminos y senderos y playas y mares y ríos y montañas y ciudades y pueblos, te lo digo porque hoy ya no se puede ir a ninguna parte, nunca sabes lo que te puede suceder ni quién se te va a atravesar.

Y menos cabe en mi cabeza que te quieras quedar con mi negocio. Te lo digo yo que fui feliz con los muchos clientes que tuve, con sus historias de dicha de frustración de miedo de aventura de secreto, y te lo digo porque hoy ya no son ésos los que llegan, y nunca sabes quién se te va a atravesar ni lo que te puede suceder.

Si no cerré, es porque no puedo dejar de trabajar, no tengo a dónde ir ni cómo ganar dinero para comer. Lo que había guardado durante toda mi vida, se perdió cuando el gobierno acusó de lavado de dinero al banco en que lo tenía depositado y lo intervino como dijeron en la televisión, pero a los ahorradores no nos devolvieron ni un centavo de lo nuestro.

Lo que me salvó fue un cliente que decidió protegerme. Yo lo conocía, pues cuando era muchacho y sin un centavo, lo inicié en las artes amatorias aunque no me pagara, sólo porque me inspiraba ternura. Él se quedó con buen recuerdo de mí y cuando se hizo rico, regresó. En adelante yo voy a mantener este lugar y voy a mantenerte a ti dijo. Y así fue. Puso dos tipos con pistola en la puerta y se convirtió en mi único visitante.

Hasta que un día no volvió más.

Fue entonces, cuando estaba yo tratando de reorganizar mi vida y de retomar mi trabajo, que apareciste tú. No puedo olvidar la cara de sorpresa que pusiste al verme y ver el departamento, seguro que imaginabas todo de otra manera, seguro creíste que las cosas seguían siendo como las leíste en mi cuaderno, sobre el hombre amado el país amado los clientes mi vida y hasta sobre mi apariencia. Y es con esa idea que pensaste que podrías repetir mi historia. Pero como te digo, eso es ya imposible.

Así que por favor, no vengas para acá, no vengas a México.

Demasiado odio

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