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Sistema educativo colombiano en el marco de las ciencias de la complejidad, a partir de los fines del Estado social de derecho

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La característica del Estado social de derecho es la de ser principio de principios, pues aparece vinculado a los principios de dignidad humana, trabajo, solidaridad e interés general. En lo que respecta al derecho a la educación y su contenido en un Estado social de derecho, la Constitución Política establece que la educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social.

En este sentido, un proyecto educador para la formación ciudadana debe construir un conocimiento liberador en el que la especialización del conocimiento se considera un obstáculo epistemológico con el que se corre el riesgo de caer en el reduccionismo del conocimiento de los hechos sociales. Así, se puede sostener que un proyecto educativo se caracteriza, como sostiene Freire, por ser liberador, complejo y democrático, diferenciado por dos ejes, el primero de los cuales es un escenario social democrático, y el segundo, la construcción colectiva de opciones curriculares que formen maestros y alumnos desde la transdisciplinariedad y la multirreferencialidad y que se acerquen al momento histórico.

La ciudadanía no se utiliza solo para significar la pertenencia a la organización que es el Estado, sino que también permite significar la definición de los derechos y deberes ciudadanos, convirtiendo los derechos de participación y comunicación políticas en núcleo fundamental de la ciudadanía y de los cuales el ciudadano puede hacer uso reflexivo para cambiar su situación, posición o condición jurídica material e influir en quienes toman las decisiones.

Ahora, en el marco del concepto de ciudadanía se encuentra el de ciudad, pues no se pueden separar la clase de personas que se quieren formar, las relaciones sociales que se quieren fortalecer, las relaciones necesarias con la naturaleza y el desarrollo de las concepciones éticas de la obligación de reinventar y transformar la ciudad.

El ciudadano debe sentir la ciudadanía como algo vinculante; debe sentirse en sintonía con el Estado, y este a su vez debe preocuparse por sus miembros, de forma que el ciudadano responda a los proyectos del ente administrador en virtud de su sentimiento de estar apoyado por la sociedad. En el sentido de la ciudadanía, son las raíces históricas de un pueblo las que construyen la identidad por el territorio, bien sea este nacional, regional o local.

La ciudadanía es una relación bidireccional: de la sociedad al ciudadano y del ciudadano a la sociedad. Pues bien, para la construcción del concepto de ciudadanía en la investigación se tiene en cuenta un elemento de carácter fundamental: la inclusión, debido a que es un interés que tiene en cuenta a la humanidad y se aplica a comunidades políticas concretas, como una especie de pacto social diferente a lo moral.

En lo que tiene que ver con los educadores, estos deberán ser capaces de tomar posturas críticas y complejas, ya que eso permite que se fomente en los estudiantes el análisis de la realidad social, que repercute en la formación de una conciencia crítica para la transformación social y alienta en ellos la formulación de preguntas sobre su contexto, donde se tiene en cuenta la multiplicidad de manifestaciones de los asuntos humanos.

Es muy importante que se incluya política en los contextos que se enseñan, pero una política que tenga como centro al ser humano, es decir la política que gira alrededor de los seres humanos, pues urge adquirir conciencia de que somos parte de una sociedad que comprende el mundo físico, el biológico y el antroposocial; de que tanto hombres como mujeres son seres humanos y ciudadanos del mundo, y de que se hace necesario adaptar la política a las necesidades de los ciudadanos y no a la inversa.

En el proceso educativo es necesario comprender las diferentes situaciones de la política, los conflictos en el plano del Estado y los problemas de la ciencia, de las personas, de la economía y de la tecnología, sin dejar de lado los grandes problemas de la humanidad, entendidos como aquellos que han causado deterioro ambiental, y los problemas inter y transnacionales que exceden las competencias y capacidades de los Estados-nación.

Dentro de la democracia y el reconocimiento de los seres humanos propugnado por la Constitución Política de Colombia debe primar el reconocimiento de la sociedad universal como un conjunto no homogéneo y hegemónico del hombre blanco, adulto, occidental, sino heterogéneo y que debe tener en cuenta los fenómenos multiculturales y multiétnicos, que se ven afectados por procesos de uniformización.

Igualmente, debe introducirse en los planes nacionales y decenales de educación una educación intercultural que plantee que el conocimiento científico y la educación aportan a las personas elementos para construir nuevas formas de pensar, sentir y actuar que sean alternativas a las dominantes; que aporte a la ciudadanía elementos para la construcción de un mundo más justo y sostenible, y que desarrolle, como herramienta para lograrlo, argumentos sobre la diversidad de culturas existentes en el mundo y, por supuesto, sobre la responsabilidad.

El maestro y los estudiantes han de obligarse a trabajar en equipo para producir herramientas creativas que permitan potenciar la motivación de cada estudiante por la investigación científica innovadora –y, sobre todo, responsable–, comprendida como el camino indispensable para que los alumnos se apropien de grandes valores. Por su parte, el maestro no debe dedicarse a la presentación de sus clásicas lecciones, sino que, por el contrario, se convertirá en la fuente inspiradora y de amor hacia el conocimiento.

Desde la mirada de la complejidad, el conocimiento no se transmite; por el contrario, se le permite al alumno la construcción de su propio conocimiento, caracterizado por ser dinámico y emergente, en donde no se representa una situación causal o predictiva, aunque sin dejar de lado la comprensión de que todo proceso cognitivo tiene una fase de valoración.

Es necesario abrir la perspectiva sobre las formas de abordar las diferentes posibilidades de aprendizaje, ya que la docencia se convierte en un gran desafío para los profesionales, por cuanto el maestro, en el proceso de aprendizaje, comúnmente se fija en las manifestaciones visibles, medibles y manejables del conocimiento más que en los mecanismos y procesos cognitivos, y puede predecir y analizar lo que ocurre en clase, pero desconoce las razones de su acaecimiento.

El hecho de centrarse solo en la conducta externa puede llevar a los maestros a sacar conclusiones que son inadecuadas para el fomento de los procesos de aprendizaje, pues no se tiene comprensión de los mecanismos subyacentes tras dichos procesos, cuales son la emoción, el interés, la atención, el pensamiento y la memoria.

Debe tenerse en cuenta que, al abrirse las posibilidades de conocer la conducta, o mejor, estudiar la conducta, se pueden hacer diagnósticos y adelantar tratamientos parciales de muchas alteraciones del aprendizaje, como la dislexia, los desórdenes de atención, motivación y memoria, etc. En Colombia, la búsqueda de una comprensión científica de los mecanismos, procesos y disfunciones que afectan la realización de tareas complejas de aprendizaje se ha visto facilitada a partir de la Ley 115 de 1994.

Las instituciones de educación superior desempeñan un papel fundamental y complementario en la transformación de los problemas, intereses y necesidades de la sociedad; lo que sucede es que, a veces, no son conscientes de ello, y como consecuencia, el propósito y la calidad de los procesos desmejoran, de modo que se deja de contribuir con la formación cultural de la misma sociedad.

La educación basada en competencias –como la que se tiene en Colombia actualmente– no debe orientarse únicamente a un saber hacer enfocado en lo productivo, sino también a un saber ser que permita generar transformaciones sociales.

La educación como elemento mediador entre un Estado social de derecho y la formación ciudadana debe tener en cuenta, desde una postura de emergencia y caos, las siguientes herramientas a incluir en las normas reguladoras del sistema educativo y los planes decenales de educación: el rol profesoral, el rol estudiantil, la inclusión, los derechos humanos y la educación planetaria, que reclama diálogos y espacios para una cultura de paz.

Problemática jurídica posdoctoral: Debates iusfilosóficos, iusteóricos y iusdogmáticos

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