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IV. Todo es tuyo

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Alma enamorada, llena tu alma de amor y verás que lo tienes todo. Llena tu alma de ser y verás que lo eres todo. Llena tu alma de Cristo y no necesitarás nada más pues él es el amor que estás buscando. Es el amor que eres y la abundancia del corazón en la que has sido creada y vives eternamente, sin importar que tan consciente o no seas de ello. Eres un alma soberana. Siempre lo has sido. Se te ha dado un reino, tu ser. Gobiérnalo en unión con el único que sabe cómo hacerlo en el amor, con el Cristo viviente que vive en ti. Dale el control a él. Dale tu vida a él pues a le pertenece. Recuerda que tú no has creado la vida. La vida se te ha dado gratuitamente. Y todo lo que Dios es, también. Todo es tuyo.

Ahora que has abierto tu mente y corazón para recibir este conocimiento, y te aseguramos que esto es conocimiento verdadero, serenamente puedes decir para tus adentros todos los días de tu vida, en alegría y verdad:

Todo es mío.

Mío es el cielo.

Mía es la tierra.

Mía es la noche y mío es el día.

Mías son las aguas cristalinas de los ríos y los mares.

Mía es la lluvia y mía es la sequía.

Mío es el silencio y mías las melodías.

Todo es mío.

Mío es el canto de las aves y míos los lirios del campo.

Mío es el viento y mía la quietud.

Mía la sabiduría y mía la ignorancia.

Mía la fortaleza y mía la debilidad.

Los santos son míos y míos los pecadores.

Mía es la belleza y mía la armonía.

Todo es mío.

Los ángeles de Dios son míos y mía es la madre de Dios.

Y el mismo Dios es mío y todo parar mí.

Porque Cristo es mío y todo para mí.

Amados de la luz, os aseguramos que los que viven conscientemente en el amor tienen en sí el poder de decirle al viento que se calle y el viento se calla. Tienen a su disposición todo el poder del cielo y de la tierra. Esto se debe a que el amor es el soberano de la creación, ya que es su fundamento. Debéis aceptar que solo en unión con el amor podéis ejercer la soberanía que es vuestra, ya que es una soberanía compartida con la totalidad que es en verdad. La soberanía del amor es libertad. Es armonía perfecta. Es perfecta plenitud y felicidad. Recordad entonces que os unís a la totalidad, y con ello a vuestro poder soberano, cada vez que permanecéis en la presencia del amor.

Ser y tener son uno y lo mismo. Sí, pero no se puede tener nada sino es en unión con el amor, pues solo el amor es. Si sois amor, y os aseguramos que eso es lo que sois, entonces lo sois todo. Por ende, lo tenéis todo. Si permanecéis en el amor sois dueños de todo, porque sois dueños de vuestro ser. No para poseerlo sino como extensión perfecta del amor de Dios. No os olvidéis nunca que cada brizna de viento y cada pétalo de cada flor, cada niño que nace a la vida, no es otra cosa que el amor del Padre extendiéndose hacia vosotros. Y dado que el Padre y vosotros sois uno, entonces lo que se extiende no es otra cosa que vuestro mismo ser.

Elige solo el amor

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