Читать книгу Elige solo el amor - Sebastián Blaksley - Страница 22

IV. Individuo y persona

Оглавление

La encarnación de Cristo, si bien llegó a su plenitud en la resurrección, fue un continuo (como todo en el tiempo lo es) que tuvo su inicio en el tiempo en que se manifestó la anunciación. Desde el instante de la concepción virginal de Jesús en mi cuerpo intocado se inició un movimiento del espíritu divino, que fue en sí el mismo movimiento creativo que dio origen a la creación toda. Os dije, en la voz de la consciencia de Cristo, que es entregada a vosotros por medio del coro de ángeles del cielo, que Dios en su infinita y pura potencialidad concibió la idea de la unicidad. Así es como el creador, en una osadía creativa sin igual, por el puro gozo de crear en el amor, extendiendo el puro pensamiento de amor que es, ahora se conocía a sí mismo como una individualidad en la que siendo la parte sigue siendo el todo. Esto se perfeccionó precisamente en la encarnación de Dios. De tal manera que bien podemos reconocer que la encarnación de Cristo, y, por ende, el nacimiento de Jesús ha sido la osadía de las osadías de Dios. El creador mismo, aquello a lo que llamamos Abba, se hacia uno con la naturaleza humana. Entraba al reino de la separación. Ingresaba al sueño de Adán para despertarlo, tomando la carne. El amor se hacía forma. Lo in-atribuible tomaba atributos.

Ahora el amor ya no sería simplemente un espíritu informe. Sería un cuerpo humano, con diez dedos en las manos, y diez en los pies. Y de ese modo, se hacía visible para la consciencia del plano material. La brecha insalvable quedaba salvada. Se creaba el puente entre lo divino y lo humano que es el Cristo viviente que vive en ti. De ese modo nacía la persona. No como un ser separado del amor sino como expresión perfecta del amor que Dios es. La consciencia divina tomaba forma humana y de ese modo se restablecía la consciencia de la unidad. No en la verdadera consciencia que es la consciencia de Cristo sino en la consciencia personal. Ser individuo fue la idea del ego. Ser persona la idea de Dios.

Se os ha dicho que explicaríamos la creación en fases sucesivas. También se os ha dicho y demostrado de miles de maneras diferentes que el amor no destruye. El amor transforma. Esto es así porque el amor es Dios y, por lo tanto, es la pura abstracción y potencialidad sin límites. Es indefensión infinita. El ser de puro amor que Dios es no es solamente el acto creativo y el primer movimiento de creación sino eterna potencialidad sin límites.

El amor es eterna creación. Crea y recrea sin dejar nada creado, sin un espacio donde poder ser, dentro del universo de la verdadera creación divina, que es siempre puro pensamiento. Este es un modo diferente de decir que el amor hace nuevas todas las cosas. No existen límites para crear en la pura potencialidad del ser que Dios es, ni en ti, pues eres uno con él. De tal modo que lo impensable ocurrió. La nueva creación nacía. Esa nueva creación de puro amor perfecto es literalmente Jesucristo. Forma visible de una realidad invisible. Forma observable del amor que Dios es, cuya magnificencia ningún ojo humano vio, ni oído oyó. Realidad que abarca lo conocible y lo incognoscible. Nadie podrá decir jamás lo que Jesucristo es en toda su extensión.

Elige solo el amor

Подняться наверх