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~ [19] PROCESOS PRIMARIOS: EL DORMIR Y EL SUEÑO~

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PLANTÉANSE ahora el problema de cuáles son los medios cuantitativos que sostienen el proceso primario y. En el caso de la vivencia de dolor, trátase evidentemente de la cantidad (Q) que irrumpe desde el exterior; en el caso del afecto, es la cantidad liberada por facilitación; en el proceso secundario del pensamiento reproductivo, es evidente que una cantidad mayor o menor (Qh) puede ser transferida desde el yo a la neurona c ; dicha cantidad puede ser calificada de interés cogitativo, siendo proporcional al interés afectivo, cuando éste es susceptible de desarrollarse. La cuestión es si existen procesos y de índole primaria para los cuales sea suficiente la cantidad (Qh) traída desde j, o si a la catexis j de una percepción se le agrega automáticamente un aporte de y (la atención), siendo sólo éste el que torna posible un proceso y. Esta alternativa habrá de quedar abierta a la posibilidad de ser resuelta por referencia a algunos hechos psicológicos particulares.

Uno de estos hechos importantes es el de que los procesos primarios y, similares a los que han sido gradualmente suprimidos por la presión biológica en el curso de la evolución de y, vuelven a presentársenos diariamente durante el estado de dormir. Un segundo hecho de idéntica importancia es el de que los mecanismos patológicos, revelados por el más detenido análisis en las psiconeurosis, guardan la más estrecha analogía con los procesos oníricos. De esta comparación, que desarrollaremos más adelante, se desprenden las más decisivas conclusiones. [Véase también al final del parágrafo 20] .

Antes, empero, es preciso adaptar el hecho del dormir al conjunto de nuestra teoría. La precondición esencial del sueño es fácilmente reconocible en el niño. El niño duerme mientras no lo atormenta ninguna necesidad física o ningún estímulo exterior (por ejemplo, el hambre o las sensaciones de frío y humedad). Se duerme una vez que ha obtenido su satisfacción (en el pecho). Así, también el adulto se duerme con facilidad post coenam et coitum [después de la comida y del coito]. Por consiguiente, la condición previa del dormir es la caída de la carga endógena en el núcleo de y, que torna innecesaria la función secundaria. En el sueño, el individuo se encuentra en el estado ideal de inercia, libre de la acumulación de cantidad (Qh).

En el estado de vigilia esta reserva se encuentra acumulada en el yo, y podemos admitir que es la descarga del yo la que condiciona y caracteriza el sueño. Con ello está dada, como se advierte al punto, la condición previa de los procesos psíquicos primarios.

En el adulto no es seguro si el yo queda, al dormir, completamente libre de su carga. En todo caso, si embargo, retrae un sinnúmero de sus catexis, aunque al despertar éstas pueden ser restablecidas inmediatamente y sin esfuerzo alguno. Esto no contradice ninguna de nuestras presuposiciones, pero señala a nuestra atención el hecho de que debemos admitir que entre las neuronas bien intercomunicadas es preciso aceptar la existencia de corrientes que afectan el nivel total [de la catexis], como ocurre en los vasos comunicantes, aunque el nivel alcanzado en cada neurona en particular sólo debe ser proporcional y no necesariamente uniforme.

Las características del sueño revelan más de un hecho insospechado. El sueño se caracteriza por una parálisis motriz, una parálisis de la voluntad [véase abajo]. La voluntad es la descarga de toda la cantidad y (Qh). Al dormir, el tono espinal queda parcialmente relajado (es probable que la descarga motriz de j se manifieste en el tono); otras inervaciones persisten, junto con las fuentes de su excitación.

Es sumamente interesante que el estado del dormir comience y sea provocado por la oclusión de aquellos órganos sensoriales que pueden ser cerrados. Al dormir no han de producirse percepciones; nada perturba más el sueño que la aparición de impresiones sensoriales, que la catectización de y desde j. Esto parecería indicar que durante la vigilia se dirige una catexis constante, aunque desplazable (es decir, una atención), hacia las neuronas del pallium que reciben percepciones desde j, siendo, pues, muy posible que los procesos primarios y se lleven a cabo con este aporte de y. (Queda por ver si las propias neuronas del pallium o las neuronas nucleares adyacentes ya se encuentran precatectizadas.) Si y retira estas catexis del pallium, las percepciones inciden sobre neuronas no catectizadas, no pasan de ser leves y quizá hasta sean incapaces de emitir desde las percepciones un signo de cualidad . Como ya hemos presumido, al vaciarse las neuronas perceptivas (wN), cesa asimismo una inervación de descarga que eleva la atención. También la explicación del enigma del hipnotismo podría arrancar de este punto. La aparente inexcitabilidad de los órganos sensoriales en dicha condición bien podría obedecer a tal retirada de la catexis de atención.

Así, por medio de un mecanismo automático, que vendría a ser el símil opuesto del mecanismo de atención y, puede, mientras se encuentre incatectizado, excluir las impresiones de j.

Lo más extraño empero, es que durante el dormir ocurran efectivamente procesos y: me refiero a los sueños, con sus múltiples características aún incomprendidas.

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