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¡Lo bueno se hace esperar!

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Para qué. Para empezar a desarrollar autocontrol, ya que es fundamental que el niño aprenda a demorar obtener lo que le gusta. Si le enseñamos desde pequeño a esperar un poco antes de conseguir aquello que desea, le estaremos enseñando a que según crezca comience a tener autocontrol y sepa esperar.

Cómo

1. Los padres o encargados del niño somos los responsables de motivarle y guiarle en el autocontrol. Por ejemplo, mostrándole algo que sabemos que quiere mucho y que deseará tomar, como una pintura mientras hacemos un dibujo. Lo que haremos es tratar de conseguir que demore el tomarlo, es decir, que espere un poco más de lo que desea.

2. Este tiempo se irá alargando muy poco a poco según vaya consiguiendo éxito en el juego, de forma que adquiera paulatinamente más autocontrol, siendo capaz de esperar de forma tranquila un tiempo mayor.

3. Al principio le puede generar alguna pequeña frustración; por ello será bueno incrementar el tiempo poco a poco y que le motivemos anticipándole que si espera, obtendrá lo que quiere, por ejemplo: «tienes que decirme el color de la pintura si quieres que te la dé».

4. Como al inicio no tendrá autocontrol, tendremos que ejercerlo nosotros, y por eso seremos los encargados de darle la pintura, en lugar de que la elija él.

5. Este ejercicio se hace con cosas que desea mucho porque precisamente el carácter gratificante y motivador de conseguir lo que desea se asociará a la espera y se fortalecerá, de forma que irá interiorizando eso que de forma popular nos han enseñado: «lo bueno se hace esperar».

Algunas variaciones de este juego son las siguientes:

• Tiene que decir el color de los lacasitos, las construcciones, las pinturas… antes de dárselos.

• Le ponemos la pelota o el juguete cada vez más lejos y le animamos a que vaya a por ella. ¡Lo tiene que conseguir solo!

• Hacemos una carrera a por la pelota y debe esperar en la línea de salida hasta que contemos hasta, por ejemplo: tres, cinco, diez…

Cuándo. Este ejercicio se puede incorporar en la dinámica de otros juegos. Por ejemplo, «te voy dando las piezas de las construcciones, pero me tienes que decir antes el color de la pieza». Cuando leemos un cuento por la noche podemos decirle que es necesario terminar una página o cuento entero antes de pasar a otro. También se desarrolla el autocontrol cuando le pedimos que recoja los juguetes antes de sacar otros.

En la hora de la comida es posible jugar a que nos diga el nombre del alimento, si ya lo conoce, antes de llevárselo a la boca. Le enseñará a no comer de forma impulsiva o con ansia, lo que suele suceder con los alimentos que les gustan mucho y cuando ya son ellos los responsables de llevárselos a la boca.

El arte de educar jugando

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