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¡Somos equilibristas!

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Para qué. Esta actividad está pensada para el entrenamiento del control de la impulsividad. Tiene como objetivo que los niños adquieran control de su cuerpo, de forma que no se precipiten en sus movimientos y sean capaces de autorregularse. La falta de autocontrol se traduce también en movimientos imprevisibles y descontrolados. Lo deseable es que sean capaces de estar tranquilos, frenarse y ser reflexivos cuando la ocasión lo requiera.

Cómo

1. Lo que se propone en esta actividad es caminar encima de una línea recta poniendo un pie delante del otro, lo más rápido posible y sin caerse. Esta sencilla actividad requiere destreza y se puede mejorar en ella con su entrenamiento.

2. Es requisito imprescindible que los pies se toquen; esta pauta es el control, el freno que nos impide ir más rápido y nos obliga a tener paciencia y a mejorar la técnica si queremos avanzar y llegar antes, sin que merme la calidad, es decir, sin caerse o salirse de la línea. Así el niño aprenderá a desarrollar el equilibrio que necesita entre velocidad y precisión/equilibrio/autocontrol.

3. Es un ejercicio físico muy representativo de lo que hacemos con las actividades del día a día, en el que tan importante es hacerlas rápido como hacerlas correctamente. En el juego, si no lo hace bien, y va demasiado rápido, se cae y pierde.

4. También se pueden hacer carreras; de esta manera se motivará más, ya que si llega el último, también pierde y se verá forzado a buscar su equilibrio óptimo entre velocidad y ejecución.

5. Otros juegos con los que desarrollan el autocontrol son los minigolf, las carreras de chapas o jugando a acertar a meter canicas en un agujero.

Cuándo. Se puede jugar en casa o en la calle y también se puede animar al niño a que juegue en el recreo o en el parque con otros niños.

El arte de educar jugando

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