Читать книгу Ambiente de aprendizaje - Sonia Krumm - Страница 17
¿Emociones en la escuela?
ОглавлениеEs difícil entender que un componente tan humano y natural como es la emoción haya estado fuera de la ecuación educativa por siglos.
Hemos sido dotados de terminaciones nerviosas en el cuerpo que captan al instante un objeto cortante, o algo caliente o frío, de la misma manera que tenemos un sistema nervioso que nos permite percibir el peligro, el amor, o una curiosidad. Sin embargo, el estudio de la educación formal a lo largo de la historia muestra que las emociones quedaban del lado externo de los muros escolares. O más bien, las emociones positivas no eran comunes, porque predominaban otras emociones: el miedo, la vergüenza, el enojo, la desconfianza y la culpa. Si existían emociones positivas, esas aparecían de cuando en cuando, en algún recreo. No estaban asociadas en forma primaria al salón de clases.
El interés por las emociones en la educación forma parte de la conciencia social, que ha llegado por medio de las contribuciones de la Psicología humanista, con Carl Rogers, Abraham Maslow y Eric Fromm, entre otros. No es lo mismo hablar de influencia social que enfatizar el impacto de las emociones; sin embargo, cuando se trata de comprender los lazos sociales y su efecto, las emociones están implicadas. De allí que se considere como inicio de la educación emocional a los aportes mencionados.
“Las cenizas de Ángela” es la película basada en la autobiografía de Frank McCourt, autor del párrafo que encabeza este capítulo. En ella, además de mostrar la dura vida de la infancia a comienzos del siglo XX, se dejan ver numerosas escenas escolares donde las emociones predominantes son el miedo y la vergüenza. Y también había tristeza, pero estaba prohibido expresarla en esos ámbitos.
John Dewey también entendió que las emociones aportan al aprendizaje y esto se percibe en su filosofía educativa. Más adelante, al descubrir el legado de Lev Vygotsky, se amplió la mirada hacia un aprendizaje mediado por otros, y se reconoce la interrelación entre los procesos afectivos y los cognitivos. Otros educadores y filósofos, como Bruner, Freire, Habermas y Kemis, entienden que la forma de aprender es por medio de lazos sociales y, por lo tanto, el proceso de enseñanza y aprendizaje en las aulas debe ser cooperativo, antes que competitivo e individual (Bona, 2017b). Mucho más recientemente encontramos una explicación diversa de la inteligencia que elaboró Howard Gardner al proponer las Inteligencias Múltiples, que toma en cuenta la inteligencia intrapersonal y la interpersonal, que involucran aspectos emocionales. La teoría de la Inteligencia Emocional de Salovey y Sluyter, que fue dada a conocer por Daniel Goleman, produjo en un primer momento cierto escepticismo, pero hoy es ampliamente aceptada y requerida como una habilidad esencial de trabajo. Otros aportes como el de Seligman y Csikszentmihalyi con la Psicología Positiva, y la propuesta de Educación Emocional de Bisquerra, permiten construir una base sólida para estudiar la relación de las emociones y el aprendizaje. Por supuesto, las investigaciones que la neurociencia ha realizado y sigue llevando a cabo al respecto ofrecen el sustento biológico a esta relación que apenas lleva unos años de intentar comprenderse en la educación (Williams, 2014).
Actividad 1: En parejaBusca un compañero para dialogar y escribe tu respuesta:¿Con cuál de las tres emociones graficadas en la figura 1 te identificas mejor en tu trayecto estudiantil por la educación primaria, secundaria y superior? ¿Por qué? |
Figura 1- Alegría, fastidio, indiferencia