Читать книгу Ambiente de aprendizaje - Sonia Krumm - Страница 24
Las emociones en el aula: Banco de ideas
ОглавлениеA continuación, se presentan algunas propuestas de trabajo sencillas y concretas para integrar en un currículum, con el propósito de reconocer las emociones, aceptarlas, expresarlas y controlarlas.
Hay actividades que son más apropiadas para niños y otras que se pueden adaptar para adolescentes y jóvenes. Depende en gran medida de la habilidad del docente para provocar el deseo de participar.
1, 2, 3 ¡abrazo!
Cambia el clima de la clase en dos minutos, pidiendo que se pongan en parejas, espalda contra espalda. Tú contarás hasta tres y deberán girar la cabeza hacia un lado o hacia el otro. Si ambos giraron la cabeza hacia el mismo lado, deberán abrazarse. Si no, vuelven a la posición neutral y esperan a que se cuente otra vez hasta tres. Repetir dos o tres veces más, o hasta que todos hayan podido darse un abrazo.
Scanner emocional
Cuelga una cinta ancha al lado de la puerta, a la que estarán pegados cuatro platos desechables o círculos de cartón de colores diferentes. En el centro del plato se escribirá el estado emocional: alegre, triste, nervioso, molesto/enojado. Cada alumno tiene un broche de ropa con su nombre escrito en él y cuando entra al aula puede colocarlo en el sitio que mejor describa su estado de ánimo.
El profesor puede testear rápidamente cómo está su clase ese día, escuchar lo que les sucede, e intervenir para ayudarles a manejar sus emociones.
Es importante recordar que no se trata de negar lo que sienten sino de colaborar con el bienestar. Básicamente se trata de escuchar con empatía.
El trueque de un secreto
(Velazco, 2017). Cada estudiante escribe, voluntariamente, un secreto personal en un post-it. Se recogen todos los secretos doblados y se colocan en un frasco. Después se toma uno y se lo lee en voz alta, sin saber quién lo escribió. Todos los que deseen pueden dar un consejo para sobrellevar el problema, o a dónde buscarían ayuda, a quién deberían contárselo, etc. o expresar lo que sienten (por ejemplo, que les ha pasado lo mismo, o que quisieran acompañar a quien lo sufre). El que escribió el secreto recibe estas palabras y no necesita decir que lo escribió; pero también puede decir “yo escribí el secreto” y recibir otro tipo de acompañamiento.
Círculo de atención
(Maurín, 2017). Es una actividad para reforzar la capacidad de escuchar a los demás. Se sientan o quedan parados en un círculo. Comienza la coordinadora de la actividad diciendo: “Yo soy Rita y me pica aquí” (se rasca la nariz). El que está a la derecha dice: “Ella es Rita y le pica aquí (se rasca la nariz). Yo soy Gustavo y me pica aquí” (se rasca la rodilla). El que sigue comienza introduciendo a Gustavo y luego agrega lo que le pasa a él. Terminada la rueda, cambia la consigna. Esta primera actividad tiene el propósito de ayudar a prestar atención a otros. En la segunda rueda, la coordinadora dice: “Yo soy Rita y mi mayor deseo es terminar mi carrera”. El que está a la derecha dice “Ella es Rita y su mayor deseo es terminar su carrera. Yo soy Gustavo y mi mayor deseo es que mi mamá supere su enfermedad”. El tercero dice “Él es Gustavo, y su mayor deseo es que su mamá supere su enfermedad. Yo soy Diego y mi mayor deseo es encontrar un buen trabajo”. Y sigue la rueda. Es una oportunidad para conocerse y generar empatía.
Practicar el diálogo con uno mismo o self talk
(Williams de Fox, 2014). Cada día sostenemos diálogos internos que nos ayudan a autorregularnos (positivos) o a veces se tornan en pensamientos rumiantes (negativos), no muy saludables para el bienestar. Pensamos: “¡Qué tonto soy, por qué lo hice!”, “Nunca me sale nada bien”. Estos son los diálogos que deberíamos desechar porque, lejos de ayudarnos a cambiar, nos empujan al desánimo. En cambio, estos otros diálogos: “Ya falta poco”, “¡Vamos, sí se puede!”, “Si practico todos los días un poco más, me va a salir”, “Paciencia, ya me toca el turno”, son ideas auto-reguladoras que construyen.
Anima a tus estudiantes a pensar qué frases les pueden ayudar a autorregularse de acuerdo a las necesidades de cada uno. Pueden construir listas en forma grupal y cada uno se apropiará de las frases que les sean más adecuadas. Algunos ejemplos:
Soy muy tímido: “Yo puedo saludar cortésmente”, “Esta vez levantaré la mano y diré lo que pienso”, “Voy a aceptar el papel, puedo hacerlo”.
Hablo sin pensar y me meto en problemas: “Puedo guardarme lo que pienso”, “No necesito decir todo lo que pasa por mi mente”, “Qué bueno es escuchar lo que tienen para decir otros”, “¡Bien, pude quedarme callado esta vez!”, “Sonríe, solo sonríe”.