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Propósitos de la educación emocional
ОглавлениеEn los últimos años se ha reconocido la necesidad de educar las emociones, primeramente, en la formación inicial y primaria, pero también para acompañar al adolescente y al joven formando las habilidades que necesitan para enfrentar el mundo. Si somos conscientes de que estamos educando para formar futuros profesionales en trabajos que todavía no se han inventado, entenderemos cuán prioritarias son las competencias que les permitan adaptarse a todo tipo de desafío futuro, especialmente los que requieran el trabajo en equipo y una convivencia cercana. En este sentido, la educación emocional es indispensable en todos los niveles educativos. En la universidad, es una URGENCIA, dado que este nivel se hace notorio por pretender ser un ambiente “aséptico”, donde la prioridad es la erudición académica y técnica, pero que ha perdido los espacios de formación integral, que toman en cuenta a los estudiantes como seres completos, a desarrollarse en los ámbitos físico, mental (cognitivo/emocional) y espiritual.
Empatía. Dibujo de Quino
Francesc Torralba (2016) habla del analfabetismo emocional que entiende como la falta de habilidad de jóvenes y adultos que han realizado estudios formales completos y, sin embargo, no son capaces de identificar sus propias emociones, de expresarlas adecuadamente y de controlar las emociones tóxicas. Esa es una razón potente para que las escuelas y los docentes nos ocupemos de la educación emocional desde los primeros años. No hay razón para llegar a la universidad sin entender qué nos sucede a nivel emocional, sin poder controlar lo que sentimos y sin poder enfrentar asertivamente las emociones tóxicas, altamente perjudiciales, propias o ajenas.
En todos los niveles educativos, el propósito de educar las emociones es:
1 Reconocer las emociones propias y ajenas. Nombrarlas; diferenciar, por ejemplo, las manifestaciones de enojo de las de temor.
2 Aceptar que las emociones vienen como reacciones naturales y que se manifiestan en sensaciones corporales.
3 Aprender a expresar adecuadamente las emociones. Existen dos extremos dañinos en la expresión emocional: la manifestación descontrolada de las emociones (personas con “incontinencia emocional” que transmiten compulsivamente lo que van sintiendo no importa si es pertinente expresarlo o no) y por contraparte, la incapacidad de expresar los sentimientos o “constipación emocional” (personas que guardan toda manifestación externa de emociones; todo queda en un proceso interno que puede dañar física y mentalmente no solo al que lo padece).
4 Autorregular las propias emociones. Reconocerlas, aceptarlas y expresarlas no implica dejarlas fluir sin control. La capacidad de pensar en el futuro, de postergar deseos presentes en pos de un bien futuro mayor, e incluso de hacerlo en un contexto ético o de una cosmovisión que encauza todo el proyecto de vida, es propio de los seres humanos racionales y emocionales.
Este último propósito explica cómo algunas personas pueden vencer motivaciones muy primarias, según la pirámide de jerarquías de las necesidades humanas de Maslow (ver figura 3). Alguien podría superar el temor a morir por una causa que cree justa, o de pasar hambre u otra necesidad vital con tal de mantener sus principios, y esto atiende a la autorrealización que está en la cumbre de la pirámide. Un ejemplo de ello ha sido Mahatma Gandhi, quien luchó por la independencia india con huelgas de hambre y no violencia, y finalmente fue asesinado por la causa que defendía. Muchos de los cristianos de la iglesia primitiva del siglo I d.C. murieron venciendo sus emociones y necesidades básicas, porque entendieron que había un propósito en sostener sus creencias y comunicar a otros el evangelio.