Читать книгу Pensamientos - Susana Flomenbaum - Страница 6

Pensamientos

Оглавление

Unos 60. 000 pensamientos recorren nuestra mente diariamente, somos conscientes solo de algunos de ellos, pero cada uno de aquellos en que reparamos producen en nuestro cuerpo una infinidad de reacciones, algunas son mecánicas y pueden llegar a activar nuestra supervivencia, en forma automática.

Estamos diseñados a la perfección, nuestro cuerpo es una máquina perfecta, donde órganos, células, fluidos, enzimas, etc., tienen una función que cumplen perfectamente, y cuando una no puede cumplirla, está preparada la suplente, pero es el cerebro el que manda, ordena, y nuestros pensamientos los que influyen en él.

Cuán importante es entonces lo que pensamos, que sean pensamientos reales, certeros, y no un conjunto de hechos que no son ciertos.

Y te preguntarás, ¿a quién va dirigido esto? A un loco, solo un loco tiene pensamientos irreales. Pues de ser así casi todos estamos locos.

Detente a analizar por una vez, en qué estás pensando en este instante, es posible que estés recordando algo feo que te sucedió antaño, o proyectando un mal futuro por cosas que te dan temor. O tu mente quedó atascada en algún hecho sucedido hace poco y eso te hace sentir nervioso e intranquilo. De ser así, tus pensamientos son irreales, no pertenecen al presente, el pasado ya fue, no existe, el futuro incierto tampoco existe.

También y ojalá así sea siempre, puedes estar recordando algo hermoso, o proyectando un mañana próspero y feliz, pero ¿todos los días de tu vida y siempre tus pensamientos irreales son positivos?

Cuando recordamos un hecho doloroso, angustiante, de fracaso, o de temor, se activan las defensas en nuestro organismo para defenderse y volvemos a sufrir totalmente estos hechos.

Lo mismo ocurre cuando tememos al futuro, y nos estresamos de solo pensarlo y activamos todas las herramientas de nuestro cuerpo para estar preparadas para un ataque inminente.

El cuerpo, nuestro cuerpo, no distingue si nuestros pensamientos son solo recuerdos, divagues, fantasías, el organismo actúa. Y nos deterioramos.

Y sepámoslo, que pasado ya fue lo que sucedió hace un instante, recién, solo el ahora es presente.

Al expresar sucedió, ya fue. Ya no es más.

Hazte de un espacio, para analizar, en qué piensas, tal vez estás viajando al trabajo, y ni te das cuenta de que si observas por la ventana del micro, tren, o vehículo en que estás, hay colores, árboles, flores, casas hermosas que recrean tu visión, o una lluvia copiosa que hace que te sientas bien al estar guarecido.

Estás perdido en tus pensamientos. Entonces analízalos, cuáles son reales (teniendo en cuenta lo escrito antes), cuáles no.

Son positivos, ¿son negativos?, ¿son útiles?

Comienza a analizar tus pensamientos, cada vez, y de esa manera también podrás controlarlos, y luego cambiarlos.

¿Para qué pensar en algo que ya pasó y sufrir por ello?, ¿para qué repetir ese sufrimiento?

Esto no quiere decir que no debemos analizar nuestros traumas, ni tampoco negar los sucesos, al contrario, en el lugar indicado y en el momento elegido, con control debemos desmenuzar las historias, trabajarlas y poder hacer un espacio en la mochila que más adelante tiraremos muy lejos. Tampoco quiere decir que no debamos prevenir el futuro y ocuparnos para que este sea sano y abundante. Me refiero a pensamientos que ni nos damos cuenta de que están pasando por nuestra mente, por eso, detente y pregúntate. ¿En qué estoy pensando?

Hasta lo más ínfimo, como por ejemplo, un pensamiento que se te cruza en la mente:

“Seguro que, cuando estoy llegando a la parada, se me va el colectivo. Ahí va, ¡se fue!

Y siempre te pasa igual, ya estás condicionado y siempre piensas lo mismo.

Haz un pequeño cambio, mañana, piensa: llegaré a la parada, y veré cómo viene mi autobús, y viajaré sentado.

De este mínimo cambio de pensar, empiezas a controlar tus pensamientos negativos, y cuando vivas en consecuencia, de ese cambio, o sea, por el ejemplo anterior, te encuentres viajando todos los días sentado en tu trayecto al trabajo, descubrirás la magia que puedes lograr controlando tu pensar y cambiando de negativo a positivo.

Este simple cambio fue mi primer paso, y recuerdo que me preguntaron: ¿lograste algo con esta filosofía de control?, al responder que hacía meses que viajaba sentada hacia mi trabajo, resultó gracioso, y mi interlocutor socarronamente me dijo: ¡¡¡Ah!!! ¡QUÉ ÉXITO!, pero para mí fue una prueba más que exitosa. Fue el primer paso hacia los grandes cambios.

O bien, estamos entrando al fin de semana no laboral, llegamos a nuestro hogar, y tenemos una larga lista de cosas en nuestra cabeza que queremos hacer o solo habíamos proyectado tirarnos en el sillón a leer, dormir una siesta o pasear por el parque, pero sentimos una intranquilidad que nos detiene, y es que seguimos en el allá, en lo que sucedió hace un rato, que no nos dejó bien parados en el trabajo, y entonces, no podemos desengancharnos de él, tenemos dos opciones, seguimos dándonos instructivos de acuerdo a lo que nos dice nuestro ego, reprochándonos lo que ocurrió y es como que no nos tomamos este fin de semana de descanso, o ponemos esos pensamientos recurrentes en stand by y relajamos, haciendo algo que nos agrade.

Seguramente luego nos demos cuenta de que ni era tan grave, y tenía una sencilla solución.

Los pensamientos están, existen y van y vienen, está en nosotros aprender a ponernos en silencio, respirar, concentrarnos en nuestra respiración, relajarnos, meditar, entrar en la quietud de ese silencio.

Este ejercicio hace que entremos en quietud, calmemos nuestra mente, de la maraña de cosas que pasaron o pueden suceder, por supuesto que siempre algún pensamiento pasará y nos distraeremos pero si estamos conscientes lo dejaremos ir.

Primero busca un lugar donde no te interrumpan, donde puedas estar cómodo/a, y relaja desde tus pies hasta tu mandíbula, tensa los músculos y luego deja ir, cierra lentamente tus ojos, respira profundo y exhala. Hazlo por un par de veces.

Luego respira normal, pero escucha el ruido de tu respiración, siéntela, cuando ingresa el oxígeno, y cuando exhalas, concéntrate en ella, respira, cuenta hasta diez y luego exhalas, luego cuenta hasta 9, y así hasta hacerlo por esas 10 veces.

Mueve los dedos de tus pies y manos, y abre los ojos despacio.

Por esos 10 minutos, si fue más, mejor, diste un descanso a tu cerebro, energizaste tus células, y practicaste una homeostasis de sanación curativa a todo tu cuerpo, de las emociones, relaciones, y situaciones tóxicas que pasaste ese día.

Pensamientos

Подняться наверх