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Jñāna-yoga

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El sacrificio del conocimiento (jñāna yajña) es superior al sacrificio (ritual) con objetos (dravya yajña). Todos los actos rituales sin excepción, oh Arjuna, culminan en el conocimiento.86

En la enseñanza de Sri Krishna encontramos también la esencia del camino del jñāna-yoga (yoga del conocimiento). Así como la luz disipa la oscuridad, el conocimiento disipa la ignorancia. Todos los distintos caminos, como el karma-yoga, el bhakti-yoga o el rāja-yoga, son medios para llegar al conocimiento del ātman. Sri Krishna, con gran claridad, enseña a Arjuna acerca de Aquello que el yogī debe conocer:

Te voy a exponer en detalle este conocimiento combinado con sabiduría que una vez obtenido ya no queda nada por conocer aquí (en este mundo).

Te describiré (ahora) aquello que debe conocerse, aquello por cuyo conocimiento (el yogī) alcanza la inmortalidad: es el brahman supremo y sin principio. Se dice que no puede llamarse existente (sat) ni inexistente (asat).

Con manos y pies en todas partes, con ojos, cabezas y bocas en todas partes, con oídos en todas partes, presente en el mundo, envolviéndolo todo.

Está en el exterior y en el interior de todos los seres; es inamovible y se mueve; está lejos y cerca. Por su sutileza, no puede ser conocido.

Siendo indiviso, reside en los seres pareciendo estar dividido. Este (brahman) es lo que hay que conocer como el soporte de los seres, el que los devora y el que los genera.

Se dice que es la luz de todas las luces y está más allá de la oscuridad (ignorancia). Es el conocimiento, el objeto de conocimiento y la meta del conocimiento, sentado en el corazón de todos.87

Este conocimiento representa el final del camino para el yogī, la liberación (mokṣa). Donde existe la luz no puede existir la oscuridad; cuando el yogī tiene el conocimiento del ātman –es decir, cuando reconoce que lo único que existe es el ātman–, la ilusión de la multiplicidad, que es la causa del dolor, desaparece. A la luz de este conocimiento desaparecen las ideas del ser individual (jīva), la deidad (īśvara) y el mundo (jagat). Esta tríada, que era constante en todas las interacciones del yogī a lo largo de su camino, ahora ha desaparecido y queda establecido –aún y actuando en este mundo– en la plenitud de la pura Conciencia. Lo único que puede destruir la ignorancia es el conocimiento:

Así como un fuego encendido reduce el combustible (madera) a cenizas, oh Arjuna, el fuego del conocimiento reduce a cenizas todas las acciones.

No existe nada en este mundo que purifique tanto como el conocimiento; el que es perfecto en el yoga lo alcanza con el tiempo.88

¿Quién puede obtener este conocimiento? ¿Quién es el yogī que está preparado para contener este fuego purificador? Solo aquel que tiene la mente y los sentidos controlados, que tiene amor y plena confianza en la enseñanza, en su guru y en la tradición, y que dedica su vida a esta búsqueda, podrá alcanzar este conocimiento. ¿Quién no está preparado para alcanzar este conocimiento? Aquel que está bajo la ignorancia, cuya mente y sentidos no están controlados, el que no tiene plena confianza ni en las escrituras ni en su guru ni en la tradición, y el que vive constantemente bajo la duda; esa persona, Sri Krishna afirma, va hacia su propia destrucción y no podrá ascender en el camino del yoga.

Según las antiguas escrituras del hinduismo, uno de los métodos de menor dificultad para obtener este conocimiento es buscar y permanecer en la compañía de los sabios que están establecidos en el ātman. Sri Krishna le revela a Arjuna que si el yogī se mantiene en esta compañía con una actitud de servicio y presencia, los sabios le instruirán en el conocimiento, y que, incluso si se diera el caso de una persona que hubiese cometido grandes faltas en algún momento de su vida, por el poder purificador del conocimiento, esta podría también alcanzar la liberación.

Sri Krishna ofrece en la Gītā una profunda descripción de aquellos que han trascendido la ignorancia y que, establecidos en el conocimiento, viven en la plenitud del ātman:

Aquellos cuyas mentes (e intelectos) están absortos en Eso (el ātman) se funden en Eso, aquellos cuyo soporte es Eso y que tienen Eso como su meta suprema, alcanzan el estado de no retorno con sus faltas disipadas por el conocimiento.

Los sabios ven el mismo (ātman) en un brahmán dotado de saber y humildad, en una vaca, en un elefante, en un perro o en alguien que come perros (un descastado).89

El yogī que está establecido en el conocimiento, reconoce que detrás de las envolturas (upādhis) de los distintos cuerpos y seres manifestados en este universo existe la misma realidad una, el ātman. Sri Krishna continúa su descripción de estos sabios:

El conocedor de brahman (brahmavid) con un intelecto firme y libre de confusión está establecido en brahman. No se alegra cuando le llega algo agradable ni se agita cuando llega algo desagradable.

Con la mente desapegada de los contactos exteriores, encuentra la dicha en el ātman. Aquel cuya mente está unida a brahman por medio del yoga alcanza la dicha imperecedera.

Aquel cuya felicidad está en su interior, cuyo goce está en su interior, cuya luz está en su interior. Este yogī se absorbe en brahman y alcanza la dicha de brahman.90

Según la tradición, el jñāna-yoga consta de tres pasos: escuchar la enseñanza (śravaṇa), reflexionar acerca de ella (manana) y contemplar en ella (nididhyāsana); esto conduce al yogī a otro estado de conciencia en el que la limitación desaparece y solo queda la plenitud del ātman.

Las bases del yoga

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