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Karma-yoga
ОглавлениеSri Krishna instruye a Arjuna en el karma-yoga (el yoga del desapego en la acción) mostrándole que en este universo nadie puede permanecer ni un instante sin actuar y que la misma naturaleza primordial (prakṛti) nos induce a todos a actuar constantemente.
Cumple tus deberes obligatorios porque la acción es superior a la inacción. Si te abstuvieras de actuar, no podrías ni siquiera conservar el cuerpo.
Así pues, actúa siempre sin apego según tu deber, porque actuando sin apego se alcanza lo supremo.
Que tu afán sea por la acción, mas nunca por sus resultados. Que los resultados de la acción no sean tu motivación, pero no te apegues tampoco a la inacción.56
El karma-yogī es aquel que tiene la comprensión de que la acción se lleva a cabo como un deber sagrado hacia el cosmos, hacia el orden supremo. Sri Krishna le indica a Arjuna que actúe siguiendo su deber en la sociedad, sin estar apegado al resultado de las acciones, sea este el éxito o el fracaso, enseñándole que «el yoga es la destreza en la acción» (yogaḥ karmasu kauśalam).57 El yogī no solo debe mostrar esa destreza o habilidad mediante una acción física determinada y excelente, sino también con una actitud interior de desapego hacia los resultados de esta acción. Aquel que se entrega a su propio deber logra la perfección, afirma Krishna, instruyendo a Arjuna en su deber de seguir actuando para el bien de todos los seres (loka-saṃgraha).
En la enseñanza sobre el karma-yoga, Sri Krishna va conduciendo a Arjuna a espacios más sutiles que requieren de un profundo discernimiento, mostrándole que en realidad el ātman, la esencia de todo, nunca actúa, y que son únicamente las cualidades (guṇas) de la naturaleza primordial (prakṛti) las que lo hacen.
Son las cualidades de la naturaleza (guṇas) las que realizan todas las acciones. Aquel cuya mente está engañada por el egoísmo piensa: «Yo soy el que actúa».58
Cuando en el yogī predomina la pureza (sattva-guṇa), este experimenta felicidad, paz y un contentamiento natural; cuando predomina la tendencia hacia la acción con deseo (rajoguṇa), aparecen en su mente la codicia, la inquietud y el anhelo; y cuando predomina la inercia (tamoguṇa), su mente se sume en la oscuridad, la pereza y el engaño.
Otra forma de vivir el karma-yoga es la de considerar toda acción como una ofrenda a la divinidad. Sri Krishna le enseña a Arjuna que considere así cualquier cosa que haga, cualquier cosa que coma, cualquier ritual que lleve a cabo y cualquier austeridad que practique, ya que con esta actitud se liberará de las cadenas de los resultados de la acción.
Conociendo esto, los antiguos que deseaban liberarse también actuaban. Actúa, pues, tú como hicieron ellos en el pasado.59
Finalmente, Sri Krishna le muestra a Arjuna el estado del sabio que está más allá del apego y de la identificación con la acción:
Los que saben llaman sabio a aquel cuyas acciones están libres de deseo y de motivos egoístas, y cuyas acciones han sido consumidas por el fuego del conocimiento.
Aquel que ve la no acción (del ātman) en la acción (del cuerpo) y la acción en la inacción es un sabio entre los hombres, es un yogī aunque lleve a cabo todas las acciones.
Renunciando al apego por los frutos de sus acciones siempre está satisfecho, sin depender de nada. Aunque actúe, ya no hace nada.60
El yogī que ha alcanzado la sabiduría, establecido en su esencia inmutable, el ātman, observa cómo su cuerpo y su mente actúan sin cesar, reconociendo que es la naturaleza primordial (prakṛti) la única que actúa, permaneciendo sin apego y sin deseo.
Por lo tanto, cortando con la espada del conocimiento esta duda nacida de la ignorancia que habita en tu corazón, establécete en el yoga. ¡Levántate, oh Arjuna!61