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NOTA PRELIMINAR

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A pesar de la distancia que nos separa de los griegos de la Antigüedad, sus obras literarias están muy cerca de nosotros. Quizá sorprenda que haga esta afirmación al comienzo de una traducción correspondiente a un género poético aparentemente lejano y ajeno a las corrientes actuales. La sorpresa puede disminuir si no tenemos en cuenta tanto la forma como el contenido . La poesía yámbica y la elegíaca son parte sustancial de los antiguos (e imperecederos) instrumentos de comunicación y transmisión de ideas, sentimientos, sensaciones de una comunidad; un medio de reconocimiento de la identidad de un pueblo y un vehículo de consolidación y herencia de la cultura de sus conciudadanos. Los dos ámbitos principales de interpretación de la poesía antigua, la fiesta pública y el simposio, constituyen los espacios de comunicación colectiva más importantes de la Grecia antigua y la poesía no puede entenderse fuera del marco de ambas instituciones. El género al que se dedica esta traducción, el yambo, y la elegía, se desarrollaron sustancialmente en el ámbito del simposio, pero en ambos está presente de algún modo la fiesta colectiva. Primero, porque no puede excluirse (sino incluso, en algunos casos, postular como necesario) un espacio de interpretación pública más amplio que el del simposio para explicar la naturaleza de determinados fragmentos de ambos géneros, tal como se precisará más adelante; y segundo, porque, en el caso del yambo, mantiene éste elementos originarios, constituyentes sustanciales, que no se explican fuera de los rituales y fiestas con los que se relaciona genérica y contemporáneamente. La poesía yámbica nos introduce en el mundo del escarnio y de la ridiculización, armas de que dispone una sociedad con una finalidad que, aunque parezca paradójico, no es solamente ofensiva y de ataque, sino que tiene también una función defensiva y catártica, para preservar la integridad del conjunto mediante la eliminación (en un sentido moral y figurado, aunque pueda tener consecuencias de otro tipo) de aquellos que rompen las normas y pautas de conducta del conjunto. Incluso la hostilidad personal se transforma en problema colectivo, mediante la vejación pública que pretende contrarrestar con frecuencia otro medio alternativo de comunicación, el rumor, sumamente peligroso. No todo es insulto. También debemos contar con las raíces rituales que hacen de la libertad de expresión orientada a la exhibición sexual y escatológica un componente sustancial. La ruptura ritual de los límites y constricciones de la vida cotidiana va acompañada de una no menor liberación de los frenos verbales, que encuentra su canalización artística a través del género yámbico.

Quiero justificar la distribución realizada de los fragmentos yámbicos y elegíacos en dos volúmenes distintos (con un precedente muy reciente en la edición de D. E. Gerber de 1999, quien dedica un volumen a la Greek Iambic Poetry y otro a la Greek Elegiac Poetry) . Naturalmente, hay una primera razón práctica, tendente a evitar un volumen excesivamente grueso, debido sobre todo a la mayor abundancia y variedad de autores elegíacos. Pero, sobre todo, hay un intento de agrupamiento lo más coherente posible. En este tomo aparecen los poetas más antiguos de que tenemos noticia como autores de poesía yámbica, término que hay que entender en sentido amplio y no exclusivamente métrico. Entre ellos Arquíloco es también uno de los primeros autores de elegías (frs. 1-17), así como de una variada muestra de composiciones no uniformes, ni en forma ni en contenido, pero que sí pueden encuadrarse ya sin problemas en el apartado del yambo. En este caso he optado por clasificarlo fundamentalmente dentro de este género, del que algunos le atribuían la invención, con el fin de que se aprecie bien la evolución a partir de sus composiciones. Creo que con ello evitamos cierta dispersión y el volumen ganará en coherencia. La introducción general y las introducciones parciales, así como las notas, tienden a facilitar esa cohesión, aunque inevitablemente tendremos que volver a mencionar a Arquíloco al tratar de la elegía y a recordar cuestiones relacionadas con el yambo al estudiar a Solón.

Quien desee tener confrontado un texto griego deberá tener presente (como se recordará de nuevo en la nota textual) que, salvo en el caso de Hiponacte, sigo el orden (con alguna modificación mínima) de la edición de M. L. West (Oxford, 19892 ). Para Hiponacte he utilizado la de E. Degani (Leipzig, 19912 ). El volumen de Yambógrafos de D. E. Gerber (Cambridge, Mass. / Londres 1999), muy razonable y útil, llegó a mis manos cuando el trabajo estaba ya muy avanzado, pero lo he aprovechado en la medida de lo posible. Para los testimonios he seguido la edición de G. Tarditi (Roma, 1968). En todas estas elecciones es obvio que no han influido criterios de comodidad, sino de calidad.

Yambógrafos griegos

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