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Respuesta a la pandemia desde alc: la dimensión nacional se impone al enfoque regional

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La reacción a los impactos y la expansión del virus desde alc ha estado marcada por un claro enfoque estatal sustentado en un discurso soberanista y nacionalista, desde la lógica de “mi país primero” y el principio de autoayuda (self-help) del paradigma realista de relaciones internacionales (Barbe, 2020). Esta respuesta estadocéntrica a la covid-19 no ha sido exclusiva de alc, pero sí es donde se ha sentido y prolongado con más fuerza en comparación con otras regiones, en buena medida por la creciente desinstitucionalización o parálisis de los esquemas regionales de cooperación e integración. El escenario pandémico ha incrementado la sensación de inseguridad para los ciudadanos de la región, por lo cual la narrativa anticovid defendida desde el discurso bélico de “guerra contra el virus” (Villarreal y Castells-Quintana, 2020) ha legitimado medidas gubernamentales que solo se toman en situaciones bélicas, tales como el cierre de fronteras, decretar estados de alarma y restringir la movilidad ciudadana. Esta mirada de la pandemia favorece el retorno del Estado y el nacionalismo sanitario, pero va en detrimento de lógicas de acción regional, al afectar la capacidad de respuesta coordinada de los países.

Si bien la respuesta nacional es la primera línea de defensa contra amenazas como la pandemia, y el papel del Estado es clave por sus capacidades en términos de medidas sanitarias, control territorial y planes de apoyo económico, la dimensión nacional ha resultado insuficiente para enfrentar los efectos de la pandemia, generando un divorcio errático con los niveles de acción regional y global, como señala Barbe (2020):

La paradoja es que el rearme de la soberanía nacional se da justamente frente a una pandemia que afecta a un bien público global, la salud, que, por definición, no conoce de fronteras estatales. La incorporación del acceso a la salud y al bienestar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible se asienta en su carácter de Derecho Humano y Bien Público Global, un bien que no excluye a nadie y que no genera rivalidades. Desgraciadamente, la actitud de empoderamiento nacional frente a los problemas globales está ahí. (p. 26)

La respuesta nacional se ha impuesto a la respuesta regional y en la región ha sido clara la ausencia de coordinación regional y el débil papel de la acción multilateral para enfrentar la pandemia. Esto, a su vez, ha generado la carencia de respuestas estatales con criterios compartidos y rutas de acción de convergencia regional. Los Gobiernos de la región han respondido al virus desde posturas de políticas de puertas adentro, hasta posiciones inicialmente negacionistas y cuestionadoras de la amenaza (como los casos de los mandatarios de Brasil y México). Este panorama pone en evidencia dos lógicas: 1) la insatisfactoria acción multilateral y 2) la crisis de liderazgo político en la región (Ríos, 2020; Villarreal y Castells-Quintana, 2020). Como enfatiza Riggirozzi (2020):

A diferencia de la década pasada, la pandemia del coronavirus se extiende en una región donde el distanciamiento político entre sus países y la falta de liderazgo limitan la posibilidad de alcanzar políticas concertadas en términos de gobernanza regional sanitaria. Esta situación es problemática, entre otras cosas, porque la crisis de salud global, desatada a raíz de la expansión y rápida propagación del coronavirus, genera una amenaza hacia una región que tendrá consecuencias, no solo en términos de morbilidad, mortalidad e impacto en los sistemas de salud, sino también en la actividad económica y en la movilidad de la población, todo lo cual requeriría respuestas en múltiples niveles de gobernanza. (p. 2)

Los casos de Brasil y México llaman la atención, ya que siendo las potencias regionales históricas de la región, y los dos países con mayor población de la región (325 millones de personas entre los dos países, lo cual equivale a casi la mitad de la población de alc), se esperaba que precisamente fueran los Estados referentes en la lucha contra el virus los que jalonaran a las demás naciones para acciones coordinadas; sin embargo, los dos han brillado por su postura de antiliderazgo frente a la covid-19: tanto Bolsonaro por desconexión como López Obrador por convicción, ambos presidentes han desistido de ejercer liderazgo político regional, dejando ver el enorme déficit en este sentido en alc y limitando aún más las posibilidades de coordinación regional.

En la tabla 1, se presenta una síntesis de las acciones de tipo multilateral que se han dado en la región, a partir de los mecanismos de cooperación e integración existentes.

Tabla 1. Respuesta a la pandemia desde organismos regionales

Organismo regionalInstitucionalidad sanitariaDescripción de acciones frente a la pandemia
Comunidad AndinaOrganismo Andino de Salud “Convenio Hipólito Unanue”: creado en 1971 para promover acciones entre los países miembros para el mejoramiento de la salud, y coordinar acciones con otros organismos regionales.Intercambio de información epidemiológica.Medidas de prevención sanitaria para las operaciones de tránsito aduanero.Protocolo para prevenir contagios en las zonas rurales.
Alianza del PacíficoNo tiene.Plan de trabajo lanzado en abril sobre intercambio de información, apoyos a planes de digitalización de pymes, plan de promoción para la reactivación del turismo, capacitaciones a empresarios y el anuncio de creación de un fondo de cooperación.
MercosurSubgrupo de Trabajo 1: es el órgano técnico en el que se abordan las cuestiones referidas a la armonización de las legislaciones nacionales en materia de regulación de la salud, así como de los sistemas de control sanitario entre los Estados.Intercambio de información y reducción de aranceles a bienes sanitarios.Fondo de emergencia para la covid-19: 16 millones de dólares estadounidenses para adquirir material de testeo.
MercosurPlan Estratégico de Acción Social (2010): desarrollo de estrategias coordinadas para acceso a salud.Proyecto focem (2011): “Investigación, educación y biotecnologías aplicadas a la salud”.
Sistema de la Integración Centroamericana (sica)Secretaría Ejecutiva del Consejo de Ministros de Salud de Centroamérica y República Dominicana (se-comisca):Coordina red de laboratorios de la región.Plan de acción para prevención y control del zika.Compra conjunta de medicamentos.Declaración Centroamérica unida contra la covid-19 (12 marzo): plan de contingencia regional con fondos de 1900 millones de dólares estadounidenses.Negociación conjunta para la compra de insumos médicos.Creación de un corredor humanitario.Creación de un fondo de emergencia adicional por 8 millones de dólares estadounidenses (cada país dispondrá de 1 millón).
Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (celac)No tiene.Creación de encuentros entre virólogos de la región para el monitoreo del virus.Reunión Ministerial Virtual sobre Asuntos de Salud para la Atención y el Seguimiento de la Pandemia.Alianza estratégica con la Cepal: creación de observatorio de la covid-19.
Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (alba)Consejo Social: lidera acciones en temas de salud de la alianza.El Banco del alba anunció la creación de un Fondo Humanitario para mitigar los efectos de la pandemia en el mes de julio.
Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur)Plan sectorial (2019): coordinación, cooperación e integración regional, el envejecimiento saludable y la transformación digital en salud.Anuncios de fortalecer la coordinación bilateral para la migración y repatriación de connacionales en la región y de realizar esfuerzos conjuntos para el acceso a futuras vacunas y medicamentos.

Nota: elaboración propia a partir de la revisión de las páginas web de cada organismo regional.

Este balance es preocupante, ya que, con excepción del caso centroamericano, se observa una insuficiente y disminuida capacidad de acción multilateral en la región, no se han generado grandes compromisos ni estrategias de alto nivel, y con ello se ha expresado un declive de la gobernanza regional y el abandono de iniciativas de diplomacia sanitaria en las que se había avanzado hace unos años con esquemas como Unasur:

En este escenario de varios frentes abiertos, y al margen de las medidas que puedan estar llevando a cabo cada uno de los países para afrontar estas problemáticas, resulta fundamental contar con mecanismos y espacios de coordinación regional que permitan intercambiar información y buenas prácticas, definir acciones conjuntas de prevención y contención, y, ante todo, proveer una estrategia epidemiológica situada y acorde a las realidades y prioridades de los sistemas sanitarios de América Latina y el Caribe. La institucionalización sanitaria tiene una amplia trayectoria a nivel regional; […] sin embargo, fue la experiencia de la Unasur la que ha dado un paso fundamental, en tanto bloque político, en considerar a la salud como un derecho humano y al acceso universal y los determinantes sociales como temas centrales. A ello se sumó la apuesta por desarrollar una diplomacia sanitaria regional con eje en la cooperación sur-sur y la proyección de los intereses regionales en ámbitos multilaterales. (Herrero y Lombardi, 2020, párrs. 6-8)

La COVID-19 y los cambios en la integración latinoamericana y europea

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