Читать книгу La COVID-19 y los cambios en la integración latinoamericana y europea - Viviana García Pinzón - Страница 20

Conclusiones

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Es evidente que la ue ha realizado acciones puntuales en materia sanitaria, económica y social para afrontar la pandemia de la covid-19. Los ciudadanos, pese a que han reconocido que la ue ha actuado, no se sienten mayoritariamente a gusto con esta acción y demandan un mayor envolvimiento de esta organización en el manejo de la crisis (Parlamento Europeo, 2020). Después de pasado el primer pico de la pandemia en España e Italia, los Gobiernos nacionales de los países miembros designaron a la Comisión Europea la labor de crear un Plan de Recuperación para Europa. Este plan incluye un alto número de préstamos y subsidios para los Estados miembros y, gracias a su diseño, podrán acceder a créditos del mercado financiero con tasas de interés bajas.

A pesar de los múltiples desencuentros entre líderes europeos, el Plan de Recuperación para Europa fue aprobado en el Consejo de la ue. El éxito del plan no solo garantiza el cumplimiento de los valores europeos consignados en el Tratado de Lisboa, sino la continuidad del proyecto europeísta. Vale la pena recordar que la crisis financiera del 2008 conllevó un ascenso de las fuerzas euroescépticas en el Parlamento Europeo (Bargaoanu, Radu y Negrea-Busuioc, 2016); y que el fracaso en la implementación del Plan de Recuperación para Europa podría implicar nuevas victorias electorales para los euroescépticos. Es un momento crucial en el que la integración europea puede profundizarse o, por el contrario, desgastarse; en todo caso, se hacen necesarios el debate y la concertación. En palabras de Pedro Sánchez, presidente de Gobierno de España, “la Unión está en peligro si no muestra una solidaridad sin fisuras” (citado en Díez y Casqueiro, 2020).

En el caso latinoamericano, si bien la pandemia ha dado lugar a un complejo panorama de efectos e impactos indeseados, también abre la posibilidad de un estratégico retorno para el regionalismo y la acción multilateral. Precisamente, cuestiones como la agenda sanitaria pueden permitir superar las tendencias de fragmentación y confrontación política que vive la región y reactivar tendencias de cooperación funcional y convergencia de intereses en torno a políticas públicas regionales que garanticen bienes públicos regionales como el acceso a la salud. El regionalismo, no como meta sino como instrumento de creación de políticas, aporta a la resolución de problemas estructurales y coyunturales de la región

Si los países actuaron de forma descoordinada y heterogénea durante la fase más álgida de la pandemia, especialmente en el caso latinoamericano, entonces no pueden volver a caer en el mismo error en el contexto de la pospandemia. El momento actual de los regionalismos europeo y latinoamericano no es el mejor, pero los legados de la pandemia y el escenario de la pospandemia abren la ventana de oportunidad para recuperar el dinamismo de épocas previas, mejorar su capacidad de articulación de intereses y agendas regionales-nacionales con los actores estatales y fortalecer su capacidad de interlocución con poderes extrarregionales como China, en pro de la construcción de una gobernanza regional estratégica que permita afrontar con mayores niveles de cohesión regional las futuras crisis y contextos de amenazas globales, que sin duda seguirán enfrentando las naciones y las regiones.

La COVID-19 y los cambios en la integración latinoamericana y europea

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