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2.4 EL YO COMO EMPRESA

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Si los fundamentos del éxito están en el yo, entonces el sí mismo debe constituirse como una empresa: establecer metas, planificar acciones, calcular potenciales beneficios. “Empresa-pasión es el mensaje principal de los clérigos de la performance”, resume Alain Ehrenberg (2005, p. 171) (traducción propia). Bajo esta nueva lógica, el término “empresa” no designa una actividad productiva particular o un espacio del trabajo, sino que constituye un “espíritu”, un “credo”; invisible para el razonamiento corriente. A fin de restarle connotaciones religiosas, podemos decir, como Deleuze (1991), que se comporta como un “gas” (p. 19). Se trata de una modulación dúctil –a diferencia de los moldes rígidos y las matrices constrictivas de los antiguos modelos del trabajo- que constituye la subjetividad de una manera distinta al régimen disciplinario conocido. Se infunde casi por inhalación, sin dejar marcas ostensibles sobre los cuerpos. La empresa emite y esparce un mensaje sutilmente persuasivo que destaca algunas proposiciones: el valor de la competencia, de la realización, de la iniciativa; la importancia de la velocidad, de la flexibilidad, de la asunción de riesgos; empuja, pero no solicita manifiestamente la adhesión. La coacción no se trasluce. Como un nuevo deporte, donde la adrenalina no tensa los músculos sino el sistema nervioso, el modo de hacer empresarial constituye un modelo de relaciones y un modelo de acción universal que se aplica a todos los ámbitos de la vida social capitalista.

El sujeto que encarna este modelo, el “empresario emprendedor”, persigue la autotransformación como una acción práctica, casi como una inversión. Esta preocupación por uno mismo está supeditada a fines en los que subyace la idea de éxito. El empresario de sí es un sujeto auto construido merced a una “iniciativa individual” con arreglo al ideario capitalista.

Nikolas Rose (1990), retomando la idea del “empresario de sí” de Michel Foucault (2007),1 lo describe de esta manera:

[…] la [noción de] empresa forja un vínculo entre las formas que somos gobernados por otros y las formas en que nos deberíamos gobernar a nosotros mismos. “Empresa” aquí designa a un conjunto de reglas para la conducta de la existencia cotidiana: energía, iniciativa, ambición, cálculo y responsabilidad personal. El self emprendedor hará de su vida una iniciativa, proyectará un futuro para sí mismo y buscará modelarse para convertirse en lo que quiere ser. El self emprendedor es por lo tanto un self calculador, un self que calcula sobre sí mismo y que trabaja sobre sí mismo para mejorarse a sí mismo. “Empresa” designa una forma de gobierno que es intrínsecamente ‘ética’: el buen gobierno se arraiga en las formas en que las personas se gobiernan a sí mismas.2 (p. 6) (traducción propia)

La noción de empresa indica entonces una ética del yo, un modo de regulación de las conductas, que en su faz proactiva exhibe el rostro del “empresario de sí” y en su faz represiva demanda un “homo prudens” que se fiscalice a sí mismo (O’Malley, 1996). Así, el nuevo capitalismo descansa sobre los recursos personales tanto como en la autovigilancia. Según Paul Du Gay (2003), las formas organizacionales emergentes otorgan “prioridad ontológica a una categoría particular de persona -el ‘hombre de negocios’ o ‘empresario’” (p. 252)-, como un tipo de disposición particular que excede el mundo empresarial o de los negocios.

Colin Gordon (1987) utiliza en cambio la expresión “empresario del yo” –un sujeto altamente receptivo a las modificaciones de su ambiente ambiente (p. 300)– para señalar que la gubernamentalidad neoliberal compone al sujeto como un tipo particular de persona, prescindiendo de la condición en la que ella se encuentre concretamente. La forma-empresa ha sido extendida a la totalidad de lo social. Por ello numerosas terapias, procedimientos y tecnologías del yo (Foucault, 1990) tienen como objetivo mejorar el desempeño y superar los malestares causados por sus propias condiciones, de las que se vuelve responsable (Ehrenberg, 2005). Las técnicas, fácilmente accesibles, sirven tanto para la interpretación de los síntomas que el sujeto experimenta como para ayudarle a reconocerse a fondo y explotar todo su potencial.

La organización desterritorializada

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