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2. UN SITIO HISTÓRICO

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La única descripción precisa, aunque elemental, de la Torre-Palacio de Montesa, previa a su destrucción, se la debemos al padre Ildefonso Aleu. Este religioso benedictino, sanmatevano de nacimiento, escribió una inédita Historia de San Mateo a comienzos del siglo XIX.4 Al título séptimo de esta obra lo llamó «Los maestres de Montesa residen en San Mateo» y en ella dice lo siguiente:

Como la villa de San Mateo está situada en paraje llano y delicioso; como la hermosura de sus calles, plazas y abundancia de aguas convidan a habitarla y como viene a estar en medio de los Estados de la Orden de Montesa, fueron estos otros tantos alicientes y poderosos atractivos que movieron a los Grandes Maestres a escogerla lugar de su corte y residencia, haciéndola Cabeza del Maestrado. Fabricaron para su habilitación un magnífico palacio que ellos llamaban «Torre»; estaba como está ahora a la otra parte del riachuelo que le servía de foso, para más seguridad y grandeza de las personas que lo habitan. Se hizo a la parte que va al Camino de Barcelona, cerrado con portales en una espaciosa calle y una plaza delante de la puerta del palacio, para formación de la guardia, cerrada con otro portal; de modo que el palacio venía a ser un fuerte con toda seguridad que era menester en aquellos tiempos que aún no se usaban armas y máquinas de fuego.

La entrada en este Palacio ha mudado de sitio desde fines del siglo XVIII, se abrió una puerta a la mitad de la calle donde está ahora la entrada y se tapió el portal de la plaza que al cabo de ella, por una magnífica portalada que aún existe se entraba al Palacio. La Plaza se ha convertido ahora en patio o huerto para comodidad de los habitantes que son los Administradores de los diezmos; esto después que se suprimió el empleo de Gobernador; antes lo habitaba éste y es ahora del Rey como a perceptor de los diezmos a cuya administración está anejo el Palacio. El otro portal que cerraba la calle por la parte del Convento de Santo Domingo se derribó a principios de este siglo diecinueve para hacer la calle más despejada y dar mejor punto de vista desde el puente y salida de la Villa a la Plaza de Santo Domingo llamada antes de la Piedad, por una imagen de la Virgen María que había antiguamente con este título.


Detalle del plano parcelario de Sant Mateu, hoja 01, clave 12/100. Ministerio de Hacienda, Servicio de Valoración Urbana. 5.XII.1974. La tinta negra señala el río de Palacio. La manzana 35 (en tinta gris) muestra la parcela que ocupó la torre-palacio de Montesa. La iglesia parroquial se sitúa en la manzana 36.


Reconstrucción hipotética del palacio maestral de Sant Mateu a finales de la Edad Media. El puente (1) y la torre (2), aunque modificados, existen todavía. El portal (3) puede situarse por la descripción del padre Aleu. La distribución del huerto con el aljibe y la noria (4) aparecen en los planos y existen todavía. La plaza de armas (5), la volumetría, la composición de huecos y la existencia de la andana se deducen igualmente de los planos y de las memorias. La disposición de las cubiertas puede deducirse gracias a las patologías constructivas descritas en las memorias de los proyectos.

La existencia de la plaza de armas, en el interior del palacio, que cita el padre Aleu en la descripción que hemos transcrito, podría deducirse igualmente de una curiosa noticia recogida por el archivero del monasterio de Santa María de Benifassà, y más tarde abad cuatrienal, fray Joaquín Chavalera. Este, en los inéditos Anales del Real Monasterio de Nuestra Señora de Benifazá redactados inicialmente por fray Miguel Joan Gisbert (años 1195-1604) y seguidos por Fray Joaquín Chavalera (años 1604-1820), refiriéndose al abad Daroca de Benifassà (1459-1532), cuenta que:

De su agilidad y fuerza física (del abad Daroca) se cuenta que iba con frecuencia a San Mateo a pasar temporadas con el Maestre de Montessa Llansol de Romaní, de quien era confesor, y con su teniente Despuig, y allí, en el palacio del maestre se ejercitaban en juegos de destreza; armados de punta en blanco el abad y el maestre se tendían al suelo y competían en agilidad para levantarse venciendo el inconveniente de las armas, en lo cual siempre salía victorioso el abad.5

Otras referencias literarias relativas al Palacio Maestral de Sant Mateu son ya, aunque de interés, posteriores a su destrucción. Estas reseñas suelen repetir noticias dispersas tomadas de la obra ya citada del padre Aleu. Entre estas reseñas cabe recordar las de Teodoro Llorente Olivares y la de Carlos Sarthou Carreres.

Teodoro Llorente, en Valencia, sus Monumentos y Ares, su Naturaleza e Historia,6 nos informa que:

Era San Mateo cabeza de una extensa gobernación, que comprendía veintinueve villas y lugares, y estaba a su frente un gobernador, intitulado Lugarteniente y capitán del Maestrazgo Viejo de Montesa. Los maestres tenían palacio en esta villa, y residían en él con tanta frecuencia, que, de los catorce que hubo (he aquí la lista de los maestres y fecha de su elección: 1319, Guillem de Eril, que murió a los tres meses en Peñíscola; 1319, Arnaldo de Soler; 1327, Pedro de Thous; 1374, Amberto de Thous; 1382, Berenguer Marco (estos cuatro murieron en San Mateo); 1411, Romeu de Corbera, almirante; 1445, Gilaberto de Montsoriu; 1453, Luís Despuig, llamado el Buen Maestre, ilustre capitán que se distinguió mucho al servicio de Alfonso V y Juan II, 1482, Felipe Boil (murió también en San Mateo); 1484, Felipe de Aragón, que murió en la guerra de Granada; 1488, Francisco Sanz; 1506, Bernardo Despuig; 1542, Francisco Llansol de Romaní; 1544, Pedro Luís Garcerán de Borja), cinco murieron allí. El cargo de lugarteniente fue suprimido en 1784 y entró San Mateo en la jurisdicción común.

Levantábase el palacio maestral (Torre, lo llamaron) a la otra parte de un barranquillo que ciñe la población: en su fortificado recinto celebró capítulos generales la Orden (en 1330 y 1550), reuniéndose ceremoniosamente todos los comendadores. Hoy apenas queda rastro de aquellas grandezas. La primera guerra carlista arrasó el alcázar de los maestres; el recinto que ocupaba es hoy un huerto, cuyas tapias han sido construidas con los disgregados sillares; en los andenes, bordeados de rosales, y en los cenadores, cubiertos de jazmines, he visto aún, esparcidos por el suelo, fustes de columnas rotos y chapiteles del gusto gótico más depurado (pertenece hoy ese huerto a D. Luís Beltrán White). Junto a la Torre, fundóse en 1360, por concesión de los Maestres, un convento de dominicos, que fue famoso, y en el que se celebró muchas veces capítulo provincial. También arrasó la guerra civil la iglesia y el convento, que hoy se levanta [la torre campanario], como solitario obelisco, en medio de una pradera donde pacen tranquilamente las vacas.

Don Luís Beltrán White, el propietario, en época de Teodoro Llorente, del solar donde un día se levantó el Palacio Maestral, pertenecía a una rica familia de Benicarló que había hecho su fortuna en el comercio del vino. El palacio, o su solar, debió de adquirirlo esta familia en época de la desamortización de Mendizábal.

Carlos Sarthou Carreres, en el tomo correspondiente a Castellón de la Geografía General del Reino de Valencia,7 recuerda que:

El señorío del Hospital cesó a 3 Diciembre 1317 y tomó posesión el de Montesa a 31 Agosto 1319. Esta orden hizo construir aquí (Sant Mateu) un palacio residencial del Gran Maestre, y en dicho edificio celebrose, en 25 de Mayo 1330 el primer capítulo general de esta religión. En 6 Noviembre 1327 murió aquí el Gran Maestre Fray Arnaldo Soler; y en el mismo siglo XIV murieron, en Agosto de 1374 y Julio 1382 respectivamente, los Maestres Fray Pedro y Fray Alberto de Thous.

... En 14 Agosto 1429 ocurrió en esta villa la extinción del cisma de Occidente con la abdicación de Clemente VIII (Gil Sánchez Muñoz) en manos del cardenal don Pedro de Foix, legado de Martino V. Verificose este histórico acto en el palacio del Maestre de Montesa (destruido después de la guerra civil de los siete años). Antes de ello, en 1414, había estado en esta villa (Benedicto XIII) con todos sus cardenales y servidumbre pontificia, celebrándose aquí las últimas sesiones del congreso cristiano-rabínico de la Corona de Aragón, que principió en Febrero de 1413 en Tortosa...

El 14 de abril de 1550 la Orden de Montesa celebró capítulo general en el palacio del Gran Maestre, que era a la sazón Pedro Luis Galcerán de Borja.

Las estancias del Papa Luna, en Sant Mateu, que cita Carlos Sarthou, fueron ampliamente documentadas por el historiador sanmatevano Betí Bofill en su Itinerario de Benedicto XIII, el Papa Luna.8

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