Читать книгу El Greco y Toledo - Gregorio Marañón - Страница 4

Como todos los genios avanzados a su tiempo, el Greco no siempre fue comprendido y respetado por los entendidos en arte. Hoy, cuando se celebra con todos los honores el IV Centenario de su muerte, vale la pena recordar que su actual estatus de gigante indiscutido de la pintura fue fruto de un lento proceso de investigación gestado sobre todo durante el último siglo y medio. Y dentro de ese proceso de necesaria reivindicación, Gregorio Marañón, hombre de una cultura inabarcable, desempeñó un papel esencial contribuyendo con una serie de estudios sobre el pintor cretense, cuya culminación es el presente volumen.

A la hora de emprender su lectura, quizá sea conveniente recordar que El Greco y Toledo apareció por primera vez a mediados de la década de 1950, publicado por Espasa-Calpe, y que, por lo tanto, su importancia no reside tanto en la información de tipo enciclopédico que pueda contener como en sus reflexiones eruditas, mucho más valiosas para el devenir de la historia del arte. Así, datos empíricos citados en este estudio como el censo de Toledo o los museos y las colecciones que por entonces albergaban los cuadros del Greco deben leerse con simple curiosidad por el pasado, con el interés de saber algo sobre lo que fue y ya no es (la localización actual de los cuadros que ilustran esta edición se encuentra en la página de procedencia de las ilustraciones [págs. 313-316]). Y algo parecido sucede con algunos aspectos de la cosmovisión del doctor Marañón, así como con alguna de las informaciones que este manejaba, las cuales quedan puntualmente señaladas en el texto de Fernando Marías que sirve de prólogo a esta edición. Sin embargo, y en contraposición a estos detalles decididamente menores, la extraordinaria importancia de El Greco y Toledo reside en su magnífica labor de establecer un vínculo muy directo entre la maduración como artista del pintor y el hecho de fijar su residencia definitiva en la ciudad castellana.

Siguiendo la estela de estudiosos como Manuel Bartolomé Cossío y Maurice Barrès, pioneros en la recuperación del Greco como figura capital de la historia de la pintura, Marañón recopila las noticias conocidas sobre Doménikos Theotokópoulos y se centra en contextualizarlas dentro del marco geográfico, histórico y sentimental que supone la ciudad de Toledo. El resultado es, pues, una espléndida y sensible aproximación a la obra pictórica del Greco, así como un fascinante viaje al Toledo de los siglos XVI y XVII, población marcada por su rica y heterogénea herencia cultural y religiosa, ofreciendo así una perspectiva diferente de la estrecha relación establecida entre el artista y España.