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10. LA PRESENTE TRADUCCIÓN

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Dejando de lado versiones anónimas, tal vez refundiciones de traducciones previas, reescrituras publicadas bajo el engañoso título de Confesiones 184 y otros sucedáneos por el estilo 185 , creemos que en el amplio panorama que acabamos de trazar hay cabida para la presente traducción que, partiendo del texto original, intenta ser fiel mediadora entre el público y las palabras de Agustín. Nuestro método de trabajo ha sido netamente filológico, sin apriorismos, contemplando la obra como lo que es, una producción literaria dirigida a un público específico que comparte un código con el autor. Es ese código de lectura el que, salvando la distancia temporal e ideológica, hemos intentado reconstruir.

En lo que se refiere al texto, hemos adoptado el texto de L. Verheijen, si bien hemos tenido también en cuenta las apreciaciones y la guía de J. O’Donnell en su valioso comentario 186 y la revisión crítica de muchas lecturas del texto que hace B. Alexanderson 187 . He aquí el listado de los pasajes en que nos distanciamos del citado editor:

Texto de VerheijenTraducción presente
I 2, 2〈in profundis〉 inferiinferi
I 6, 10deficiuntdeficient
I 8, 13ceteroqueceterorumque
I 11, 18laxata suntlaxata sint
I 12, 19non dede non
I 14, 23difficultasom.
I 14, 23et qua non essetatque ea nata non essent (Si-zoo, Mnemosyne 13 [1947], 141-142)
I 18, 29id se alteri facereid se alteri non facere
II 5, 11quaerequare
II 8, 16considerare.considerare?
III 2, 3gererentagerent (coni. Vega)
III 4, 7coeperamiam coeperam
III 6, 10istis elementisipsis elementis
III 6, 10terrestria: cumterrestria cum
III 9, 17congruecongrua
IV 3, 6cautuscastus
IV 8, 13spesspecies
V 6, 11ferebamefferebam
IV 16, 28aut sedeatan sedeat
V 8, 15ontemnentiscontemnentes
VI 1, 1offerebatefferebat
VI 3, 3negotiorumnegotiosiorum
VI 10, 17ad te expectantiuma te expectantium
VI 13, 23qua soletqua solebat
VI 16, 26et ablaturaet ablutura
VII 3, 5causacausam
VIII 1, 1uitaeuiae
VIII 2, 3populi Pelusiampupulos iam (Courcelle)
VIII 2, 5strepueruntinstrepuerunt
VIII 5, 11me ipsoin me ipso
IX 7, 17flagraretfragraret
IX 10, 25resurgimusresurgemus
IX 11,28ut coniuncta terraut terra coniuncta (emmendaui)
X 3, 4confitenteconfitentem
X 27, 38flagrastifragrasti
X 34, 53sanctificatorisacrificatori
X 35, 57ordinatorumordinatorem
X 28, 39ne frangatnaufragat
X 31, 47estom.
XI 13, 16deficiuntdeficient
XII 28, 38uariationesmutationes (scr. O’Donnell)
XII 28, 29resipiscitrespicit
XII 27, 37mole … potestatemmolem … potestate
XIII 16, 20atqueaquae
XIII 18, 23in principiain principio
XIII 2, 3haerereadhaerere
XIII 30, 45deuictideuincti

En cuanto al proceso de traducción, hemos intentado respetar en todo momento el texto original en lo que se refiere al orden de la frase, al significado de las palabras y a su poder connotativo, y a los elementos del estilo. Ello ha supuesto, en el caso del vocabulario, tener que indagar, e incluso investigar, el significado de algún término, como distentio (XI 29, 39), tan alejado de nuestra «distensión». En cuanto a los juegos de palabras, se ha procurado reproducirlos o, de no ser posible como en los versículos finales del libro IV, han sido advertidos en nota. Asimismo hemos intentado mantener las rimas y la abundancia de nexos copulativos por entenderlos como rasgo de estilo. El resultado tal vez pueda resultar chocante al lector acostumbrado a otras reglas en la prosa castellana; incluso puede extrañarse de algunos párrafos de enmarañada y entrecortada sintaxis, pero es así como el autor escribió y ésta es la forma que entendemos más honesta y aséptica —diríase tal vez mejor arqueológica— de acercar al lector al original. En conexión con el estilo sálmico también hemos dispuesto de forma estíquica las plegarias detectadas a lo largo de Confesiones, de forma que se pueda apreciar mejor el tono lírico que las impregna 188 . Asimismo hemos diferenciado las personas del diálogo interno que el texto evidencia en algunos pasajes. Creemos que el texto y el público lector salen ganando con esta forma de presentación.

Por último, en lo que se refiere a la anotación del texto, se observará que todas las citas bíblicas, tanto las que aparecen de forma completa y literal como las que afloran de una forma más laxa, aparecen señaladas en cursiva de modo que, aunque no puedan aflorar en un peculiar estilo bíblico al uso de la tradición anglosajona, al menos queden visibles al lector. La forma de citar los libros de la Biblia es completa y en castellano, de modo que resulte fácil su identificación al profano. El resto de las notas pretenden acercar los horizontes literario, religioso y filosófico de Agustín, con numerosas referencias al resto de su extensa obra, citada según la tabla de traducción del Diccionario de san Agustín 189 . Al mismo tiempo, se ha intentado reunir y actualizar en nota todos aquellos avances de la investigación que permitan comprender mejor el texto. Es el caso de los relativos al maniqueísmo, en donde ha habido destacados avances, pero también el de los que atañen a la configuración literaria de la obra.

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1 En cuanto al judaísmo, baste citar la percepción que Teofrasto tiene de él como raza de filósofos (FGH 737 F6). Por otro lado, Melitón de Sardes defendía el cristianismo ante Marco Aurelio como una filosofía de origen bárbaro (EUSEBIO, Historia eclesiástica IV 26, 7).

2 Cf. J. MONTSERRAT TORRENTS, La sinagoga cristiana, Madrid, 2005, págs. 61-74.

3 Según noticia de AGUSTÍN en La doctrina cristiana II 28, 43

4 Así se presentaba a sí mismo (Apología 10, 6) y ante AGUSTÍN (Ciudad de Dios VIII 12).

5 Así en la escena final de XI 15. Sobre el culto de Isis en el Asno de oro cf. S. HELLER , «Apuleius, Platonic dualism, and eleven», American Journal of Philology 104 (1983), págs. 321-339.

6 PLATÓN , Apología de Sócrates, 38a.

7 «El cultivo de sí», en Histoire de la sexualité III = Historia de la sexualidad III [trad. U. Guiñazú], Madrid, 1989, págs. 38-68.

8 Esta y otras aventuras de Ulises aparecen aplicadas al alma en APULEYO (El dios socrático 24) y PLOTINO (Enéadas I 6, 8, «Sobre lo bello»).

9 Cf . L. DESCHAMPS , «L’Influence de la diatribe dans l’oeuvre de Martial», Atti del Congresso Internazionale di Studi Vespasianei, Rieti, 1981, págs. 353-368.

10 Según lo dibuja P. BROWN en «The rise and function of the Holy Man in Late Antiquity», Journal of Roman Studies 61 (1971), págs. 80-101.

11 La Confesión: Género literario, Madrid, 1995, pág. 39.

12 La primera fecha corresponde a una carta que Agustín, todavía como presbítero, dirige a Alipio. La segunda corresponde a las Actas del III Concilio de Cartago, que Agustín firma en calidad de obispo.

13 Cf. A. SOLIGNAC , Les Confessions. Texte de l’édition de M. Skutella. Introduction et notes par A. Solignac. Traduction de E. Trehorel (†) et G. Bouissou, París, 1962, págs. 48-54.

14 Geschichte der Autobiographie = A History of Autobiography in Antiquity, Westport, 1974, 2 vols.

15 La primera traducción castellana, de S. Toscano (1554), sigue este proceder aduciendo que «Todo lo que se sigue desde aquí adelante, hasta el fin del libro treceno y último de estas Confesiones, gasta nuestro padre Sant Augustín en declarar el principio del Génesis, sin hacer más mención de su vida. De manera que aunque el resto, como lo pasado, se llame Confesiones, más se puede decir Exposiciones que Confesiones, por ser lo que sigue exposición (como he dicho) del primer capítulo del Génesis, adonde se trata de la creación del mundo, y no de la vida de Sant Augustin, mi padre. Y por esta causa me pareció de no pasar adelante traduciendo, porque mi intento en este trabajo, fue solamente dar noticia de la vida de S. Augustín según él la escribe y lo que queda no hace a este propósito ni es de calidad que, puesto en romance, se dejaría entender de todos». De hecho, la primera traducción completa fue la de E. de Zeballos en 1781.

16 Es la tesis de E. WILLIGER en «Der Aufbau der Konfessionen Augustins», Zeitschrift für die neutestamentische Wissenschaft 28 (1929), págs. 103-106, retomada por P. COURCELLE en sus Recherches sur les Confessions de saint Augustin, París, 1968, pág. 25.

17 Le pacte autobiographique = El pacto autobiográfico y otros estudios [trad. A. Torrent], Madrid, 1994, pág. 50.

18 La Confesión…, págs. 30-31.

19 «Une révolution littéraire dans l’Occident latin: les Confessions de saint Augustin», Bulletin de littérature ecclesiastique 88 (1987), pág. 177.

20 Recherches…, págs. 13-15.

21 El Pastor de Hermas 6, 2, datado a comienzos del siglo II, lo expone así: «el arrepentimiento para los justos tiene un límite; los días del arrepentimiento se han cumplido para todos los santos, mientras que para los gentiles hay arrepentimiento hasta el último día».

22 Es lo que se conoce como exomologesis o publicatio sui. Además de una serie de privaciones expiatorias, este rito exigía para el pecador un descubrimiento de sí mismo a la vista de la colectividad y la ruptura con la identidad pasada, una conversión. Es un proceso similar al de un martirio, pues el penitente debía mostrar que era capaz de renunciar a todo para obtener el perdón. Para más detalles, véase M. FOUCAULT , Technologies of the self = Tecnologías del yo. Y otros textos afines [trad. M. Allende Salazar], Barcelona, 1991, págs. 82-86.

23 Véase H. C. LEA , A History of auricular confession and indulgences in the Latin Church. Volume I. Confession and absolution, Nueva York, 1968, pág. 175.

24 ATANASIO , Vida de Antonio, 55.

25 Sobre la confesión en el maniqueísmo, véase J. D. BE DUHN, «The Near Eastern connections of Manichaean confessionary practice», ARAM 16 (2004), págs. 161-177. De dicha práctica queda constancia en las fuentes escritas. Por un lado queda un formulario de confesión general para los oyentes en paleo-turco e iranio oriental, hallado en Turfan (Xinjiang, China), denominado Xwāstwānyft y un confesionario sogdiano que los elegidos habrían de recitar en la festividad del Bema. En ambos casos se trata de fórmulas condicionales para exculpar pecados incluso involuntarios.

26 Sobre el significado de este rito, el más importante en la liturgia anual maniquea, cf. J. RIES , «La fête de Bêma dans l’Église de Mani». Revue des études augustiniennes 22 (1976), págs. 218-233.

27 Transmitida en el Papiro Rylands 469 y otras fuentes indirectas: «no te he arrancado, ni triturado, ni amasado, ni metido en un homo. Otro te ha traído a mí. Te voy a comer sin pecado». Sobre este rito, cf. J. D. BE DUHN, The Manichaean body in discipline and ritual, Baltimore, 2002, págs. 131-133.

28 En «Originalität und Überlieferung in Augustins Begriff der confessio», Revue des études augustiniennes 3 (1957), págs. 375-392.

29 Así lo reconoce Agustín en Las costumbres de la Iglesia Católica 17, 31.

30 Respecto al conocimiento de ese mensaje salvífico, Valentino distinguía entre los espirituales, con conocimiento perfecto; los mentales, con conocimiento imperfecto, y carnales, totalmente ignorantes. Cf. J. MONTSERRAT TORRENTS, «La gnosis» en C. GARCÍA GUAL (ed.), Historia de la filosofía antigua, Madrid, 1997, pág. 365.

31 De hecho, la división entre «espirituales» y «carnales» parte de I Corintios 3, 1. Así, en Comentario al Génesis en réplica a los maniqueos I 40, distingue Agustín el ser humano espiritual, que puede «comprender muchas cosas» de la Escritura, del ser humano carnal, que se alimenta de ella «para creer muchas cosas que aún no es capaz de entender».

32 Cf. A. KOTZÉ , Augustine’s Confessions. Communicative purpose and audience, Leiden-Boston, 2004, pág. 107.

33 Para más detalles, vid. infra III 6, 10, n. 45.

34 Sobre todo ese ritual, véase J. D. BE DUHN, The Manichaean body…, capítulos IV y V.

35 Entre los hallazgos más importantes aparecen los de China y Egipto. En la primera, concretamente en Dun Huang, A. Stein descubrió numerosos textos maniqueos, entre ellos el citado Xwāstwānyft; y entre las ruinas de los monasterios de Turfan (Xinjiang, China), arrasados en el siglo XIV por invasores musulmanes, una expedición alemana (1904-1914) descubrió numerosos fragmentos. En lo que se refiere a Egipto, en Medinet Madi aparecieron en 1929 unos códices en copto que fueron a parar a Irlanda (guardados hoy en la Chester Beatty Library) y Alemania, de donde desaparecieron en el transcurso de la última guerra mundial. De Egipto procede también el Códice maniqueo de Colonia, en griego, que tras ser abierto y descifrado por L. KOENEN y C. RÖMER (Der Kölner Mani-Kodex, Opladen, 1988), ha aportado una valiosísima información sobre los orígenes y la difusión de la secta. Por último cabe citar los recientes hallazgos en Kellis, en el oasis de Dakhleh, sede de una comunidad maniquea coetánea de Agustín. Una antología de estos y otros textos maniqueos resulta ya accesible en castellano gracias a F. BERMEJO RUBIO y J. MONTSERRAT TORRENTS (eds.). El maniqueísmo. Textos y fuentes, Madrid, 2008.

36 Excepción hecha de los uigures, de los que fue religión oficial del 762 al 840, no obtenían permiso oficial para construir templos ni monasterios.

37 Las persecuciones oficiales, iniciadas por el edicto de Valentiniano I en el 372, se fueron sucediendo e incrementando su rigor con Teodosio en 381-382, Valentiniano II en 389, Honorio I en 405, Valentiniano III en 425, Teodosio II en 428, Valentiniano III en 425 y la legislación antimaniquea de Justino y Justiniano en 527. Curiosamente, la víctima más conspicua de esta persecución fue Prisciliano, ejecutado en el 385 acusado de ser maniqueo. El papado se sumó también a la persecución de los maniqueos de Roma con penas de exilio y quema de libros, persecución que culmina en el edicto de León Magno en 445, que los considera criminales públicos (cf. S. LIEU , Manichaeism in the Later Roman Empire and Medieval China. A Historical Survey, Manchester. 1985, págs. 165-166).

38 Mani, consciente de las controversias que suscitaba la autoría de los Evangelios, procuró dejar un canon escrito de su puño y letra. Sobre las obras que componen dicho canon, cf. F. BERMEJO RUBIO, El maniqueísmo. Estudio introductorio, Madrid, 2008, págs. 54-57.

39 Mani (216-277) escribió en arameo siríaco, lengua que entonces gozaba de gran prestigio debido a las rutas comerciales, pero las fuentes aparecen en griego, copto, latín, persa medio, chino, sogdiano y paleo-turco. Véase al respecto F. BERMEJO RUBIO. El maniqueísmo…, págs. 20-28.

40 De entre todas ellas (cf. F. BERMEJO RUBIO, El maniqueísmo…, págs. 28-35) destacan, aparte de Agustín mismo, el panfleto antimaniqueo conocido como Acta Archelai, y las informaciones de Teodoro Bar Koni, obispo nestoriano del siglo VIII , y de an-Nadīm en su Libro del índice (siglo x).

41 Según noticia de AGUSTÍN en Réplica a Fausto, el maniqueo V 8.

42 En Las dos almas 9, 11, describe cómo se enfrascó en esas controversias y estaba entusiasmado con la secta.

43 Así lo reconoce en Contra los académicos II 2, 3.

44 El conocimiento que Agustín posee del maniqueísmo parece ser mucho mayor de lo que reconoce y se cree normalmente, y marca muchos de los puntos de su pensamiento, como demuestra a la luz de los nuevos hallazgos J. VAN OORT, «Augustinus und der Manichäismus» en The Manichaean NOY∑. Proceedings of the International Symposium, Lovaina, 1995, págs. 289-307.

45 Aparte de otros, el mérito más destacado de las citadas Recherches de P. COURCELLE fue la constatación del influjo de los círculos intelectuales de Milán, conocedores de la obra de Plotino, en la conversión de Agustín (cf. su capítulo III). Asimismo, C. Joubert, en «Le livre XIII et la structure des Confessions de saint Augustin». Revue des sciences religieuses 66 (1992). págs. 94-98, muestra el empleo y la cristianización de conceptos neoplatónicos en las Confesiones para atraerse también a ese tipo de público.

46 Desde finales de agosto del 386 hasta comienzos del 387.

47 En La vida feliz I 4, dirigida a Mallio Teodoro, influyente personaje milanés afecto al neoplatonismo, y en Contra los académicos II 3-6, dedicada a Romaniano.

48 Tal entusiasmo por la filosofía muestra Agustín en estas obras, tanto difieren el Agustín de Casiciaco del de las Confesiones que P. ALFARIC , en su célebre obra L’évolution intellectuelle de saint Augustin, París, 1918, ponía en duda la sinceridad de lo narrado en las Confesiones y concluía (pág. 399) que su conversión había sido antes al neoplatonismo que al Evangelio.

49 En términos de P. BROWN , Agustine of Hipo. A biography = Agustín de Hipona [trad. S. Tovar, M.a R. Tovar, J. Olfield], Madrid, 2001, pág. 142.

50 Así lo declara en La utilidad de la fe 2, 4.

51 Conclusión de F. DECRET en L’Afrique manichéenne (IVe-Ve siècles). Étude historique et doctrinale, vol. I, París, 1978. pág. 351.

52 Utilidad de la fe 1, 1.

53 F. DECRET , L’Afrique…, pág. 122, lo identifica con Patig, que las fuentes maniqueas celebran como difusor, junto con Adda, de su misión en el valle del Nilo.

54 Existe la sospecha de que dicha carta pudiera también corresponder a las Leyendas (Pragmateia) del canon de Mani.

55 Se trata de Réplica a Fausto, el maniqueo, cuya redacción fue simultánea a la de Confesiones, las Actas del debate con el maniqueo Félix, el tratado sobre la Naturaleza del bien —estos dos últimos escritos en el 404—, y el que Agustín reconoce como su tratado antimaniqueo preferido, la Respuesta al maniqueo Secundino, personaje que le animaba a regresar a la fe de su juventud.

56 «Augustine accused: Megalius, Manichaeism, and the inception of the Confessions », Journal of Early Christian Studies 17 (2009), págs. 85-124.

57 El incidente está recogido en las Actas de la Conferencia de Cartago del año 411. Las acusaciones son refutadas por Agustín en los libros II y III de la Réplica a las cartas de Petiliano, escritas entre el 401 y el 403.

58 Véase al respecto el análisis de R. HERZOG , «NON IN SUA VOCE. Augustins Gespräch mit Gott in den Confessiones -Vorausetzungen und Folgen», en K. Stierle-R. Warning (eds.), Das Gespräch, Múnich, 1984, págs. 213-250.

59 El propio Agustín lo hace saber en Conf. VI 2, 3. Sobre este tema, objeto de gran controversia, véase la reciente discusión de S. BUSCH , «Lautes und leises Lesen in der Antike», Rheinisches Museum 145 (2002), págs. 1-45, que concluye (pág. 41) constatando que lo habitual era leer en voz alta.

60 Augustine’s Confessions …, pág. 85.

61 Galeno dejó escrito un protréptico a la medicina y se tiene constancia de protrépticos a la música y a la retórica (cf. M. D. JORDAN , «Ancient philosophical protreptic and the problem of persuasive genres», Rhetorica 4 [1986], pág. 312).

62 Lo hace en tres de sus obras: Hermótimo, El paraíso y Sobre la danza.

63 Sobre la historia del protréptico, cf. D. E. AUNE, «Romans as a Logos Protreptikos in the context of ancient religious and philosophical propaganda», en M. Hengel, U. Heckel (eds.), Paulus und das antike Judentum, Tubinga, 1991, págs. 91-124, esp. 101-106.

64 Conservado en ESTOBEO , Antología II 7, 2.

65 Curiosamente, este tópico articula el primer documento cristiano conservado, la llamada Didaché.

66 Este motivo se remonta a la cultura popular y carnavalesca según las teorías de M. Bajtín. Una reflexión al respecto de las Confesiones a partir del contraste con el Asno de oro de Apuleyo aparece en B. TEUBER , «Zur Schreibkunst eines Zirkusreiters: Karnevaleskes Erzählen im “Goldenen Esel” des Apuleius und die Sorge um sich in der antiken Ethik», en S. Döpp (ed.), Karnevaleske Phänomene in antiken und nachantiken Kulturesn und Literaturen , Tréveris, 1993, 179-238.

67 Según reconstrucción de I. DÜRRING , Der Protreptikos des Aristóteles: Einleitung, Text. Übersetzung und Kommentar, Francfort. 1969, págs. 13-16.

68 Véase, por ejemplo, Contra los académicos I 1, 4; III 4, 7 y 13,31.

69 En «Antécedents autobiographiques des Confessions de Saint Augustin», Revue de philologie 83 (1957), págs. 23-51.

70 Es lo que sostiene J.-G. PRÉAUX , «DU Phédon aux Confessions de saint Augustin», Latomus 16 (1957), págs. 314-325.

71 Al comentar unas leyendas oídas por él en Italia (La ciudad de Dios XVIII 18) sobre hechiceras que convertían a viajeros en asnos pero sin alterar su mente humana y racional, reconoce que eso es lo mismo que le aconteció a Apuleyo.

72 Esta historia, tan apenas aludida en Confesiones, está muy presente en otros escritos coetáneos de Agustín, según muestra L. FERRARI , «Saint Augustine on the road to Damascus», Augustinian studies 13 (1982), págs. 151-170.

73 Acta sanctorum. 26 de septiembre. VII, 204C-221D.

74 I Corintios 13, 12.

75 Véase al respecto el trabajo de J. FONTAINE , «Les symbolismes de la cithare dans la poésie de Paulin de Nole», Romanitas et Christianitas (Studia J. H. Waszink), Leiden, 1974, págs. 123-143.

76 La metáfora del cuerpo humano como lira tañida por el alma, en sí una proporción armónica, aparece en PLATÓN, Fedón 85e ss. y la retoma PLOTINO en Enéadas I 4, 16, 23-24. También Agustín en De las costumbres de los maniqueos 16, 56 opone la celestial armonía musical a los huesos y nervios con que se fabrican los instrumentos musicales.

77 Así lo denomina G. N. KNAUER en su clásico Psalmenzitate in Augustins Konfessionen, Gotinga, 1955, págs. 114-117.

78 Psalmenzitate…

79 Magna y extensa obra realizada en varias fases desde el 392 al 422, fruto de su actividad pastoral.

80 Es el caso del Salmo contra la secta de Donato, escrito entre el 392 y el 394, y célebre por emplear una versificación rítmica y acentual ajena a las normas de la métrica latina cuantitativa. Este rasgo y su estructura abecedaria —esto es, cada estrofa comienza por una letra consecutiva del alfabeto— hacen de él una obra concebida para la memorización y su posterior difusión oral entre las capas iletradas.

81 Agustín, en Réplica a Fausto, el maniqueo XIII 18 y XV 15, muestra que también los maniqueos recurrían a este procedimiento, véase H.-Ch. PUECH , «Musique et hymnologie manichéennes» en Sur le manichéisme et antres essais, París, 1979, págs. 179-233.

82 Véase J. D. BE DUHN, «The Manichaean Sacred Meal» en R. E. Emmerick et al. (eds.), Turfan, Khotan und Dunghuang. Vorträge der Tagung «Annemarie V. Gabain und die Turfanforschung» veranstaltet von der Berlin-Brandemburgischen Akademie der Wissenschaften in Berlin (9-12.12.1994), Berlín, 1996, págs. 1-15.

83 Es el caso de la ilustración procedente del Turkestán (MIK III 6368 V). Representa una escena de tres figuras humanas, una de las cuales, seguramente un auditor, acompaña con un instrumento de cuerda, que tañe con un plectro, el canto de un electo.

84 Véase al respecto J. FONTAINE , Naissance de la poésie dans l’Occident chrétien, París, 1981, págs. 25-32.

85 La única excepción son los poemas de Hilario de Poitiers († 367) que, elaborados en una alambicada métrica culta, apenas tuvieron eco en el común de los creyentes.

86 Publicados parcialmente con traducción por C. R. C. ALLBERRY , A Manichaean Psalm-Book. Part II, Stuttgart, 1938.

87 Cf. J. D. BE DUHN, «The domestic setting of Manichaean cultic associations», Archiv für Religionsgeschichte 10 (2008), págs. 263-264.

88 C. R. C. ALLBERRY , A Manichaean…, pág. 154.

89 Cf. H.-Ch. PUECH , «Musique et…», pág. 208.

90 Efectivamente, la literalidad de la traducción aportaba numerosos hebraismos léxicos y sintácticos como, por ejemplo, la colocación del pronombre posesivo detrás del sustantivo —el frecuentísimo Dios mío —o el uso del genitivo para definir un sustantivo, recurso de la lengua hebrea para suplir los escasos adjetivos —como Dios de justicia en lugar de Dios justo —. Para una caracterización de este latín bíblico, véase la primera parte del estudio de O. GARCÍA DE LA FUENTE, Introducción al latín bíblico y cristiano, Madrid, 1990.

91 Véase al respecto C. BENNETT , «The Conversion of Vergil: The Aeneid in Augustine’s Confessions», Revue des Études Augustiniennes 34 (1988), págs. 47-69.

92 En Soliloquios II 19, 33 recomienda Razón: «apártate de tu sombra, regresa a ti».

93 En «La lengua e lo stile delle Confessioni», Études sur le latin des chrétiens, vol. II, Roma, 1961, págs. 308-323.

94 De hecho A. A. KOTZÉ, Augustine’s Confessions…, pág. 232 considera los tres últimos libros muy próximos a lo que sería un sermón.

95 P. COURCELLE , Les Confessions de saint Augustin dans la tradition littéraire. Antécédents et posterité, París, 1963, pág. 255.

96 Esta noticia apócrifa se documenta desde el siglo IX y fue muy popular en la Edad Media y el Renacimiento.

97 Eloquentia pedisequa. Observations sur le style des Confessions de saint Augustin, Nimega, 1949.

98 Véanse las reflexiones al respecto de M. ZAMBRANO , La Confesión…, pág. 50.

99 Así aparece en el Salmo del Bema 241 (ed. C. R. C. ALLBERRY , A Manichaean…, pág. 46).

100 Véase D. SHANZER , «Latent narrative patterns, allegorical choices, and literary unity in Augustine’s Confessions», Vigiliae Christianae 46 (1992), pág. 47.

101 Ambrosio usa esta imagen con la misma intención en Sobre el bien de la muerte 5, 16 —obra que según P. COURCELLE. Recherches…, pág. 132, influyó en la conversión de Agustín— y Elías y el ayuno 8, 23. Sobre la posible influencia maniquea. vid. infra la nota 40 a III 6, 10.

102 Sobre todos estos aspectos, vid. C. BENNETT «The conversion of Vergil…».

103 Véase al respecto J. VAN OORT, «Manichaeism and Anti-Manichaeism in Augustine’s Confessiones » en L. Cirillo, A. van Tongerloo (eds.), Manichaean Studies III, Atti del Terzo Congresso Internazionale di Studi «Manicheismo e Oriente Cristiano Antico», Turnhout, 1997, págs. 235-247.

104 Un recuento exhaustivo hasta 1970 (37 en total) aparece en la tesis de K. GROTZ, Die Einheit der Confessiones: warum bringt Augustin in den letzen Büchern seiner Confessiones eine Auslegung der Genesis?, Tubinga, 1970.

105 Es el caso de P. COURCELLE , Recherches…, págs. 36 y 45, que considera que Agustín habría incluido varias semblanzas escritas con anterioridad, como la de Mónica y Alipio; en Les Confessions de saint Augustin… págs. 559-607 sostiene que el origen de Confesiones se hallaría en una semblanza autobiográfica realizada a petición de Paulino de Nola y posteriormente ampliada. El libro X y el bloque de libros XI-XIII serían añadidos posteriores.

106 H.-I. MARROU , S. Augustin et la fin de la culture antique, París, 1958, pág. 61, transmite la creencia generalizada en su época de que «Augustin compose mal».

107 «Apuleius, Platonic dualism…».

108 Ya disponible en castellano en la traducción de J. LUQUE y A. LÓPEZ EISMAN, Madrid, 2007. A juicio de A. SOLIGNAC , «Doxographies et manuels dans la formation philosophique de saint Augustin», Revue archéologique 1 (1958), págs. 113-148, esp. págs. 133-137, Agustín se formaría en estos conceptos pitagóricos en su etapa de estudiante en Cartago con obras perdidas de Varrón y, en especial, con una traducción latina debida a Apuleyo, hoy perdida, de la obra del neopitagórico del siglo I d.C Nicómaco de Gerasa, Introducción a la Aritmética , afortunadamente conservada. Sobre el número pitagórico vid. infra IV 15, 24, n. 130 así como el interesante capítulo de M. C. GHYKA «Del número a la armonía» en Le nombre d’or: II Les rythmes = El número de oro. I. Los ritmos [trad. J. Bosch Bousquet], Barcelona, 1984 2. págs, 19-44.

109 Según noticia de ISIDORO DE SEVILLA, Etimologías XI 2, 1-8. A este respecto, Agustín en VI 10, 18 afirma que había entrado ya en la treintena.

110 Confesiones VII 1, 1.

111 Téngase en cuenta que en la Antigüedad clásica no se conocía el 0.

112 El número cinco o péntada parece tener un alto valor simbólico para los maniqueos a partir de la reflexión teológica de los Capítulos (Kephalaia) de Medinet Madi, según demuestra la tesis de T. PETTIPIECE , Counting the cosmos: five-part numeric patterning in the Manichaean Kephalaia, Quebec, 2006.

113 «Structure and meaning in St. Augustine’s Confessions», Proceedings of the American Catholic Philosophical Association 63 (1989), págs. 84-97, esp. pág. 87.

114 En «Apulée, Vergile, Augustin: réflexions nouvelles sur la structure des Confessions», Revue des études Latines 68 (1990), págs. 136-150.

115 A este respecto. L. C. FERRARI , en «El origen de las Confesiones de san Agustín», Augustinus 49 (2004), págs. 35-72, cree ver la génesis de la obra la conciencia de Agustín de saberse uno de esos elegidos.

116 En este terreno merece digna alabanza el estudio de P. COURCELLE , Les Confessions de saint Augustin…, que dedica la segunda parte al estudio de la pervivencia en la literatura posterior, si bien la francesa se lleva la parte del león. Este estudio será la base de que partirá la exposición de las páginas que siguen.

117 Es un ejemplo de la influencia de Agustín en la cultura de la España visigoda. En la Epístola primera, dirigida a Gregorio Magno, describe la situación de su alma en términos de Confesiones XIII 9, 10: «Mi peso es mi amor».

118 En su Liber sententiarum ex operibus sancti Augustini, de las que 72 corresponden a Confesiones.

119 Es su extenso Excerptum, sobre el que hablaremos más adelante y cuyos extractos resumen toda la producción de Agustín.

120 Cf. P. COURCELLE , Les Confessions de saint Augustin…, págs. 234-257.

121 Sobre esta y las siguientes confesiones altomedievales, cf. M. BANNIARD , «Vrais aveux et fausses confessions du IXe au XIe siècle: vers une écriture autobiographique?, L’Aveu. Antiquité et moyen-âge. Actes de la table ronde organiseé par l’École française de Rome avec le concours du CNRS et de l’Université de Trieste (Rome 28-30 mars 1984), Roma. 1986, págs. 215-241.

122 Se trata de su Excerptum ex dialogo confesionali.

123 A este respecto, no hay que olvidar que la polémica surgida con las imprecisiones y falsificaciones contenidas en la biografía de Agustín que trazan los Sermones ad fratres in eremo conmorantes, obra anónima y espuria que pretendía retrotraer al propio Agustín la fundación de dicha orden, reavivaron el interés directo por las Confesiones.

124 Lo relata en Cartas a los familiares IV 1, 26.

125 Cartas … 10, 3.

126 Sobre el desprecio del mundo 1.

127 Cartas… IV 1, 12-26.

128 Editados con estudio previo por A. C. VEGA , «LOS Soliloquios de fray Pedro Fernández Pecha, fundador de los Jerónimos en España», La ciudad de Dios 175 (1962), págs. 710-763.

129 A. C. VEGA , en «Los Soliloquios…», pág. 727, conjetura incluso que fuera López de Ayala quien se quedase con el único ejemplar de la obra.

130 Era, a su vez, tío del Marqués de Santillana y abuelo de Garcilaso de la Vega. Dicha confesión ha sido editada con una introducción por A. SORIA OLMEDO en «La Confesión Rimada de Fernán Pérez de Guzmán» en Boletín de la Real Academia Española 40 (1960), págs. 191-263.

131 De hecho, en el catálogo de la biblioteca de Batres, localidad de la que Fernán Pérez era señor, no aparece ninguna obra de Agustín, según transmite en apéndice R. B. TATE en su edición de Generaciones y semblanzas, Londres, 1965.

132 Véase J. BUTIÑÁ JIMÉNEZ, «Cicerón, Ovidio, Agustín y Petrarca en Lo somni de Bernat Metge», Epos 10 (1995), págs. 173-201.

133 Sobre la influencia de las Confesiones, sobre todo su libro VIII, en el pensamiento y la obra de Lutero, monje de la orden de eremitas agustinos, véase P. COURCELLE , Les Confessions de saint Augustin…, págs. 353-368.

134 Libro de las meditaciones y soliloquios y manual del bienaventurado Sant Agustin obispo de Yponia glorioso doctor y lumbre de la Santa Iglesia, Amberes, Martín Nuncio, 1505.

135 En torno al casticismo IV.

136 Así se abren Soliloquios II 1 originales de Agustín.

137 De hecho, contaron con numerosas ediciones (cf. A. PALAU Y DULCET, Manual del librero hispanoamericano, Barcelona, 1967, 2.a ed., págs. 5-6) y con las versiones de señalados traductores de las Confesiones, como P. Ribadeneyra (1594) y de E. de Zeballos (1770).

138 Imagen característica de Confesiones, aparecen en el poema I 17, 40-42 de Fray Luis.

139 En 1547 había sido publicada pero sin que figurase el nombre del autor.

140 Véanse al respecto las apreciaciones de P. COURCELLE , Les Confessions de saint Augustin…, págs. 374-375.

141 Como pone de relieve A. MOREL FATIO «Les lectures de sainte Thérèse», Bulletin hispanique 10 (1908), pág. 46, la obra pudo llegarle a través de Leonor Mascareñas, una de las patrocinadoras de sus empresas (Libro de las fundaciones XVIII) y dedicataria a la que S. Toscano dirige su traducción.

142 Véase el análisis de R. FLÓREZ FLÓREZ, «Razón mística: la experiencia de la interioridad en san Juan de la Cruz y san Agustín», en J. Muñoz Luengo (coord.), II Simposio sobre san Juan de la Cruz, ponencias, Ávila, 1989, págs. 159-208.

143 A este respecto, M. BATAILLON , «Sur la genèse poétique du Cantique spirituel de saint Jean de la Croix», Estudios de filología e historia literaria. Homenaje al R. P. Félix Restrepo S. J. (Boletín del Instituto Caro y Cuervo V) , Bogota, 1949, págs. 251-263, piensa en un influjo seguro de los Soliloquios apócrifos, refundición del libro X de Confesiones, pero no excluye la lectura directa de estas últimas.

144 Sobre la iconografía agustiniana en las artes plásticas destacan los trabajos de P. COURCELLE y J. COURCELLE -LADMIRANT y que se inician con la memorable escena del jardín milanés en el apéndice VI de sus Les Confessions de saint Augustin… Entre ellos destaca su edición comentada de la Vita sancti Augustini imaginibus adornata. Manuscrit de Boston Public Library n.° 1485, s 15 inédit , París, 1964.

145 Así se desprende del estudio contrastado de P. DE LUIS , «DOS “Confesiones”: las del beato Orozco y las de san Agustín», Estudio agustiniano 26 (1991), págs. 203-229.

146 Los pasajes concretos de Los trabajos de Persiles y Sigismunda son II 8; III 1 y IV 9.

147 Véase al respecto el trabajo de A. J. DI SALVO «St. Augustine and the Persiles of Cervantes» en D. W. Bleznick (ed.), Studies on Don Quijote and other Cervantine works, Nueva York, 1984, págs. 55-64 y la bibliografía allí citada.

148 La Confesión: san Agustín, Rousseau, Kierkegaard, Barcelona, 1971, pág. 59.

149 M. HERRERO GARCÍA, en «Nueva interpretación de la novela picaresca», Revista de Filología Española 24 (1937), págs. 343-362, esp. pág. 349, afirma que la novela picaresca «es un producto seudo-ascético, hijo de las circunstancias peculiares del espíritu español, que hace de las confesiones autobiográficas de pecadores escarmentados un instrumento de corrección.

150 Véase al respecto las interesantes apreciaciones de J. WHITENACK , «The destruction of confession in Guzmán de Alfarache», Revista de estudios hispánicos 18 (1984), págs. 221-239.

151 «El teatro hagiográfico en el Siglo de Oro español: aproximación a una encuesta bibliográfica», en A. Hevia Ballina (ed.), Memoria ecclesiae XXIV. Hagiografía y archivos de la Iglesia. Santoral hispano-mozárabe en las diócesis de España. Actas del XVIII Congreso de la Asociación celebrado en Orense (9-13 de septiembre de 2002), Oviedo, 2004, págs. 740-741.

152 Aparte de ésta, son las comedias de Pedro Francisco Lanini y Sagredo, El águila de la iglesia, san Agustín, de fray Alonso Ramón, Vida y muerte de san Agustín, y de Jerónimo Villaizán y Garcés, Vida y muerte de san Agustín.

153 Un panorama general de la influencia de Agustín en Calderón aparece esbozado en H. FLASCHE «Ideas agustinianas en la obra de Calderón», Bulletin of Spanish Studies 61 (1984), págs. 335-342 y «Calderón y san Agustín». Homenaje a P. Sainz Rodríguez, vol. II. Madrid, 1986, págs. 195-207.

154 Así lo indican toda una serie de elementos que las hacen coincidir, aunque ex contrario, con las de Agustín, a quien no cita siquiera cuando hace memoria de sus lecturas de juventud en el retiro de Les Charmettes. Tales son la declaración y la plegaria inicial ante Dios con que se abren, el número de libros, doce —si bien tenía pensado ampliarlo—, el proceso de conversión al catolicismo y reconversión al protestantismo ginebrino, el paso de la dicha inicial a la desgracia social que le lleva al destierro —ya no es un hijo pródigo, sino un hijo abandonado—, el análisis del robo de unos espárragos en el libro I y de una cinta en el II, entre un largo etcétera.

155 Véase el brillante análisis que dedica a este desarrollo de la confesión M. ZAMBRANO , La confesión…, págs. 77-89.

156 Thomas de Quincey, en el prólogo de sus famosas Confesiones de un inglés comedor de opio, reconoce que «para hallar semejantes actos de autohu-millación gratuita firmados por quienes están en supuesta simpatía con el sector decente y bienpensante de la sociedad hemos de acudir a la literatura francesa o a esa parte de la alemana infectada por la espuria y deficiente sensibilidad de la francesa» (trad. de M. Teruel, Madrid, 1997).

157 Así lo reconoce en Poesía y verdad XIII 609, publicada años después del éxito de Las penas del joven Werther, comparando el efecto que tuvo el escribir sus vivencias personales a modo de novela con la catarsis de una confesión general y cambio a una nueva vida.

158 Sobre su retrato en El genio del cristianismo (1802) y Los mártires (1809), cf. P. COURCELLE , Les Confessions de saint Augustin…, págs. 461-465.

159 La Confesión…, pág. 21.

160 Análisis de R. LAPESA , «El beodo frente al literato en san Agustín y en Larra», en M. Chevalier et al. (eds.), Actas del Quinto Congreso Internacional de Hispanistas, Burdeos, 1977, págs. 563-569.

161 Es el caso de las imprecaciones de don Santos Barinaga, arruinado y alcoholizado, contra la codicia del Magistral Fermín de Pas en el capítulo XV. En el entierro de aquél, que en su rebeldía contra el clero se ha negado a la confesión y por tanto ha de efectuarse en cementerio civil, provoca que uno de los asistentes pronuncie irónicamente la máxima de Conf. VI 4, 6 «la letra mata» (XXII pág. 329 en la ed. de J. Oleza, Madrid, 1986). A todo esto, ciertos rasgos de la elaboración de los personajes de dicho Fermín y su madre Paula, que consagró su vida a los estudios y la promoción social de su hijo, recuerdan el lado menos espiritual de las figuras respectivas de Agustín y Mónica.

162 Véanse los análisis de M.a L. CERRÓN PUGA, «Las confesiones de Ana. Modelos de introspección en La Regenta de Clarín», Cervantes 1 (2001), págs. 143-169, y B. W. BAUER , «Confession in La Regenta : the secular sacrament», Bulletin of Hispanic Studies 70 (1993), págs. 313-323.

163 La Regenta IV, págs. 264-266, ed. J. Oleza, Madrid, 1987.

164 Véase al respecto el análisis de G. G. MINTER , «Halma and the writings of St. Augustine», Anales galdosianos 13 (1978), págs. 73-97.

165 Es el caso, entre otros, de las conversiones operadas en F. Coppée (1842-1908) narrada en La bonne souffrance , J. K. Huysmans (1848-1907), descrito en En route (1895) y La cathédrale (1898), o P. Claudel (1868-1955) que en Ma conversion narra un episodio muy semejante al de Agustín.

166 Véase J. OROZ RETA, El agonismo cristiano. San Agustín y Unamuno, Salamanca, 1986, pág. 14, n. 20. Sobre la espiritualidad de Unamuno véase también Ch. MOELLER , «Miguel de Unamuno y la esperanza desesperada» en Literatura del siglo XX y Cristianismo, vol. IV, págs. 55-175.

167 Y recogido en el Cancionero póstumo aparecido en 1953. Citamos por la edición de Obras completas. Ediciones de la fundación J. Antonio de Castro. Madrid, 2002, vol. V, págs. 717-718.

168 Véase el análisis de D. M. CAREY y Ph. G. WILLIAMS. «Religious confession as perspective and mediation in Unamuno’s San Manuel Bueno, mártir. Modern Languages Notes 91 (1976), págs. 292-310.

169 Véase A. DEL VILLAR, «San Agustín, Juan Ramón Jiménez y los demonios», Letras de Deusto 32 (2002), págs. 9-27.

170 Sobre las tristes circunstancias de dicha conversión en 1936, véase M. D’ORS, Estudios sobre Manuel Machado. Sevilla, 2000, pág. 208.

171 Sobre la influencia y consideración del pensamiento de Agustín en J. Ortega y Gasset, cf. D. NATAL , «La lectura de san Agustín en Ortega y Gasset», Estudio agustiniano 22 (1987), pág. 311-345.

172 Sancti Augustini Confessionum libri XIII , Corp. Christ. XXVII, Turnhout, 1981, pág. LX, si bien en esa fecha hace un recuento de 337.

173 S. Aurelii Augustini Confessionum libri tredecim, El Escorial, 1930. Sin embargo, y sin saber por qué, Vega no aporta la signatura de dicho códice, lo que quizá explique que no haya sido manejado por editores posteriores.

174 Según descripción de M. GORMAN , «The early manuscript tradition of St. Augustine’s Confessiones», Journal of Theological Studies 34 (1983), pág. 115.

175 Han sido recogidos por L. VERHEIJEN en su citada edición, págs. LXXII-LXXVIII.

176 Los textos que recoge todos los mss. de Eugipio son X 6 8-10; 24 35-34 53: 41 66-43 69; XII 25 34-35 y 27 37-32 43. Aparte de éstos, tres manuscritos incluyen además I 1 1-5 6; XI 23 29-24 31 y 27 34-31 41. En total constituyen un 6% del texto de Confesiones.

177 Según la reconstrucción de M. M. GORMAN. «The Maurists’ manuscripts of four major works of Saint Augustine: with some remarks on their editorial techniques». Revue Bénedictine 91 (1981), págs. 238-279, esp. pág. 245.

178 Una reedición del mismo texto revisado y corregido por L. GONZÁLEZ aparecerá en El Escorial en 1987.

179 En el Bulletin d’ancienne littérature chrétienne latine 605-606 (1927) proponía aplicar el siguiente «canon»: rehusar la lectura que ofrece S en exclusiva y adoptar la que ofrece S junto con cualquier otro ms.

180 «The early manuscript…», pág. 133. No sucede lo mismo que con el Comentario literal del Génesis, en que el manuscrito del que tomó Eugipio sus Excerpta es el mismo del que deriva una rama de la tradición manuscrita de dicho Comentario. Por ello propone Eug como un subarquetipo más.

181 Le texte des Confessions de saint Augustin. Manuscrits et stemma, Gotemburgo, 2003, pág. 92.

182 Augustine: Confessions, vol. I. Así lo declara el propio autor en pág. LX.

183 Así lo declara en la pág. LII: «hemos tratado de reproducir pedisecuamente el orden de la frase latina y, por tanto, el pensamiento agustiniano; hemos tratado de reproducir las numerosas repeticiones de palabras y hasta intentado reflejar, donde ha sido posible, los juegos de vocabulario a que tan aficionado se mostraba».

184 Tal es el caso de la que P. A. URBINA (Madrid, 1974) denomina «traducción libre en versión actualizada», en realidad una novelización de los diez primeros libros entrecortada con datos cronológicos sobre la redacción de la ingente obra agustiniana.

185 Es el caso de la obra de P. DE LUIS Las Confesiones de san Agustín comentadas (Libros 1-10), Valladolid, 1994, en realidad una paráfrasis glosada de las mismas en tercera persona.

186 Augustine: Confessions, vols. II y III, Oxford, 1992.

187 Le texte des Confessions…

188 Seguimos así las apreciaciones de J. FONTAINE («Une révolution littéraire…» pág. 188) sobre la configuración rítmica de estos pasajes y su proceder en la traducción de algunos de ellos en págs. 176, 186 y 192.

189 A. D. FITZGERALD (dir.), Augustine through the ages = Diccionario de san Agustín. San Agustín a través del tiempo [trad. C. Ruiz-Garrido], Burgos, 2001, págs. xli-xlvi.

Confesiones

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