Читать книгу Sexo, género y gramática - Academia Chilena de la Lengua - Страница 6
¿LENGUAJE PARA TODES? Por Alejandra Meneses
ОглавлениеEn el 2018 ha resurgido el debate sobre el lenguaje inclusivo. Nuevamente, las y los universitarios chilenos se han movilizado para dar voz y vida, esta vez, a una nueva versión del movimiento feminista. En los petitorios se ha demandado el uso de un “lenguaje inclusivo”, en particular, no sexista. Estamos, sin duda, viviendo transformaciones sociales y culturales notables que problematizan la construcción de la identidad a partir del sistema formal binario hombre-mujer.
Como plantean Stahlberg, Braun, Irmen y Sczesny (2007), el debate sobre una lengua no sexista no es un tema actual, sino que se ha sostenido por más de 30 años y convoca no solo a la lingüística, sino también a disciplinas de las ciencias sociales tales como la sociología, la antropología, la etnografía, entre otras. Valdivia (2019) señala que la cuestión del lenguaje inclusivo “trata de políticas de identidad que atraviesan y cuestionan esencialismos basales de nuestras sociedades patriarcales. Es la demanda por el derecho de ser nombrada y, por lo tanto, de existir. Esto en el entendido del poder y potencia constructiva y performática del lenguaje”.
El debate sobre el lenguaje, entonces, nos interpela a cada uno de nosotros en cuanto ciudadanos a hacernos conscientes de las palabras con que nombramos y nos nombramos. En la construcción de la realidad social, las representaciones, relaciones e identidades están permeadas y son constantemente producidas y (re)construidas por las elecciones lingüísticas que hacemos. Cada vez que producimos un discurso, consciente o inconscientemente manifestamos y materializamos nuestros preconstructos, los que se han ido formando intersubjetivamente. Solo desde una visión estructuralista la palabra es aséptica y objetiva. Como plantea Álvarez (2006), “no hay palabra neutra. Solo en el silencio de las relaciones sistémicas abstractas, las oraciones no comprometen a nada ni a nadie. En la comunicación real, toda palabra es compromiso” (p. 169).
Las movilizaciones estudiantiles del 2018 no solo han instalado la necesidad de prácticas y políticas que promuevan mayor visibilización de las mujeres, sino que también establecen la necesidad de mayor reconocimiento para la diversidad de géneros. Como plantea Matus (2018), la conceptualización del género —no a partir de diferencias de sexo biológico—provee un espacio para cuestionar el modo en que representamos y construimos nuestras identidades en la sociedad actual, tensionando una visión patriarcal y jerarquizada y proponiendo una perspectiva transformadora. Por tanto, las reivindicaciones de colectivos y sectores reclaman el derecho de que todos los cuerpos sean reconocidos y puedan circular libremente en nuestra sociedad.
Los petitorios universitarios resonaron hasta alcanzar la prensa en junio de 2018. Los titulares centraron el debate del lenguaje inclusivo en el uso de la “e”: “Compañeres y alumnes: álgido debate sobre el lenguaje inclusivo”, “¿Todos juntes? El lenguaje inclusivo como batalla cultural”, “El habla que viene: el lenguaje inclusivo en disputa”. En marzo de 2019, vivimos una de las mayores marchas para el 8M con una Alameda repleta de colores y voces mostrando la envergadura de este proceso histórico y cultural de transformación social.