Читать книгу Tepito, cabrón y frágil a la vez - Adriana María Isabel Núñez García - Страница 13

Justificación

Оглавление

Siendo aún alumna de la licenciatura, realicé un trabajo de investigación para la maestra Nelia Elena Tello Peón, el cual versaba sobre el objeto de estudio de Trabajo Social y su definición. En dicha investigación observé que había una discusión sobre el objeto de estudio de Trabajo Social, pues no quedaba claro cuál es el objeto de intervención de dicha disciplina y, por ende, esto tenía un impacto en la definición de la misma incluso a nivel internacional, pues el objeto de estudio y el hacer del trabajador social es distinto en cada país. Considero que esta situación se debe a los contextos económicos, políticos y sociales propios de cada nación.

Después de tomar en cuenta a autores como Nelia Tello (2007), María del Carmen Mendoza Rangel (1986), Natalio Kisnerman (2005), Eli Evangelista (1998), Norberto Alayón (1989), Ezequiel Ander-Egg (2013), Silvia Galeana de la O (2010) y Alfredo Juan Manuel Carballeda (2002), entre otros autores, me llevaron a definir el Trabajo Social como la “Disciplina de las ciencias sociales donde su objeto de estudio es la intervención social para solucionar problemáticas sociales que afectan a individuos, grupos, comunidades o regiones, teniendo como respaldo un fundamento teórico-metodológico con la finalidad de desencadenar procesos de cambio social. La participación del sujeto en la resolución de problemas es indispensable para generar dichos procesos de cambio”.

Considero que el objeto de estudio de Trabajo Social se encuentra en la intervención de las distintas problemáticas sociales, por lo que una investigación social y un profundo entendimiento del problema nos puede arrojar soluciones a una compleja realidad. Un ejemplo de lo anterior: observar que los jóvenes ejercen la violencia y a su vez se convierten en víctimas de un sistema económico, político y social llamado Estado moderno neoliberal, arrojando como consecuencia el juvenicidio. Este fenómeno sucede frente a los ojos de la sociedad, que día con día normaliza la violencia, por lo que es difícil cuestionar a profundidad este hecho.

Esta investigación es conveniente para abrir una brecha en el estudio de las juventudes, en específico las que pertenecen al barrio de Tepito, ya que después de hacer una búsqueda exhaustiva de tesis académicas que trataran sobre los jóvenes en el barrio, llegué a la conclusión de que no hay trabajos sobre este tema que tengan como actores principales a los jóvenes, su relación con la violencia, y las políticas que criminalizan y sancionan a esos jóvenes.

Se puede afirmar que este trabajo es pionero en el tema y sin duda abrirá camino a más investigaciones en dicho campo. Tener un entendimiento y reflexión de cómo enfrentar la estructura construida a partir del liberalismo y el proyecto modernizador que genera el juvenicidio, y en donde los escenarios de muerte decretan como desechables las vidas de los jóvenes, abre la pauta para encontrar probables soluciones, no desde la verticalidad de quien lo estudia, sino siendo el propio actor el que explique cómo enfrenta la estructura presente.

Esta investigación ofrece una metodología de inserción en un espacio que se pensaría de difícil acceso; en ella se explicarán los procesos que se dieron para que fuese viable la presente investigación.

¿Por qué Tepito? Mi primera aproximación fue cuando una amiga, Sayuri Herrera Román,4 me invitó a participar con los niños y jóvenes del barrio en coordinación con el maestro Arévalo y Daniel Manrique (quien murió en el 2010) en la creación de un mariposario. Esta actividad me acercó a la comunidad y así conocí su historia de resistencia y sobrevivencia ante los cambios económicos, políticos, sociales y culturales. Su resistencia y sobrevivencia es una tradición que data desde el imperio azteca y su consolidación tuvo lugar en los inicios de la época colonial hasta la fecha.

Posteriormente pensé en los jóvenes del barrio de Tepito, preguntándome: ¿cómo viven y sobreviven a la estructura neoliberal y moderna?, ¿cómo enfrentan el estigma social histórico que cae sobre ellos?, ¿qué pasa con la educación dentro del barrio?, ¿cómo obtienen sus ingresos?, ¿cómo es su vida cotidiana? Me preguntaba también si existía alguna política pública que apoyara a los jóvenes del barrio. También pensaba: ¿se organizarán?, ¿cómo conviven?, ¿qué consumen?, ¿con qué o quiénes se identifican?, ¿qué les significa vivir en el barrio?

Finalmente, como trabajadora social considero indispensable rescatar las voces de los jóvenes del barrio, pues mi profesión también me ha enseñado que si hay alguien que sepa más acerca de un problema es quien lo vive, y también quien puede plantear soluciones es el propio sujeto o sujetos de estudio.

A continuación plantearemos las preguntas de investigación.

Tepito, cabrón y frágil a la vez

Подняться наверх