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El cantico de un marinero

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Vil serpiente que domina las mareas

Descansa en ti la absoluta belleza

Con fuerte tridente que controla las olas

A dulce marinero que su cantico lo consola.


El faro ilumina el sendero revelado

En ti se ilustra la perversidad de tal acto

Y aunque mi mente me advierta de tal sentencia

Corro hasta el muelle para conocerla.


Extraña criatura de cola larga

Parece que bailas como pez en el agua

Moviendo tus caderas muñeca de porcelana

Atraes a todo marinero cuyo cantico nunca salva.


Estúpida violencia de escamas lastimadas

Ignorantes pueblerinos que afilaron sus lanzas

Lanzaron arpones sin la duda a su lado

Lastimaron a una doncella que vive nadando.


Sera Dios el culpable de tal castigo

O será nuestra por hacerte mito

Tus dulces ojos color avellana

Atrapa a todo marinero bajo tus garras.


En tierra firme no existe decencia

Es el océano donde existe tu inocencia

Porque tal vil hombre que te ha lastimado

Expreso mis penas con este cantico.


Y mientras el sol abraza comienza la mañana

Una vez más caí en tus patrañas

Tal torpe marinero el cual nadie escucha

Caigo a lo profundo donde no hay ayuda.


Como simple marinero finalizo mis días

Ahogado en un cantico que trae alegría

De una bella mujer de escamas brillantes

Que hipnotiza a todo hombre con solo nombrarle.

Un apasionado hombre conto una historia. Sobre un afortunado que conocía a una sirena en una de sus tantas odiseas. Pero parte mito, parte leyenda la tripulación entera arrojo al hombre afuera del barco, dejándolo solo en un océano tan ancho. Cuentan los relatos, por los barcos que pasan, que aún se escucha el cantico de un alma desafortunada que aun narra la historia de cómo conoció a una bella dama.

El laberinto de la vida

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