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04. EL CRIMEN DEL CONTADOR

No importa dónde, pero el hecho sucedió en un país latinoamericano en el que Martín era un empresario de éxito dedicado a los Negocios Inmobiliarios y tenía como Contador a J. Gómez, que atendía simultáneamente a varias empresas en su oficina.

Cierto día, ante el análisis de documentos contables, Martín que era muy minucioso, encuentra un faltante importante de dinero a través de unas operaciones que no eran de su conocimiento, así que llamó a su Contador J. Gómez para analizar este problema y tras una verificación exhaustiva con él, quedó en claro que Gómez mentía y estaba cometiendo una estafa, lo que luego de una gran discusión acabó cuando Gómez salió muy nervioso ante la presencia de todos los funcionarios.

A los cuatro días, Gómez es encontrado por la limpiadora muerto con un tiro en la cabeza dentro de su apartamento donde vivía sólo, el apartamento, estaba bastante revuelto con cajones abiertos y cosas desparramadas por el piso. La policía comienza a investigar y la primera información que tuvieron, fue la del propio Martín que declaró haberlo visto por última vez el día de la discusión, razón por la cual, pusieron a este como posible sospechoso del homicidio.

Sin cualquier prueba técnica, sin el arma del crimen y sin realizar el levantamiento de indicios, señales, o marcas en la Escena del Crimen, el Fiscal mandó levantar el cuerpo de la víctima y enseguida ordenó la detención de Martín bajo la acusación de homicidio, más allá, de que Martín demostró dónde había estado a la supuesta hora del crimen.

El Fiscal, presentó a un testigo que obviamente era falso, pues declaró haber visto a Martín a una cuadra de distancia esa noche en un local casi sin luz, pero, de todos modos, el Fiscal Castro y el Juez Díaz, aceptaron como válido ese testimonio y sin mayores pruebas, condenaron a Martín a quince años de cárcel en la prisión estatal.

En todo momento, Luis el hijo de 28 años de Martín, se había movilizado para salvar a su padre de una evidente y sucia infamia Judicial, como suele suceder en Latinoamérica.

En ese ínterin, por cualquier eventualidad, Martín había hablado estando ya detenido, y le dijo:

—Oye hijo, tú sabes que soy inocente, y esto aquí no está nada bien, así que no importa el dinero que sea necesario gastar, tú tienes el acceso a la cuenta del banco donde hay más de cinco millones, así que gasta lo que sea necesario, pero debes encontrar al verdadero culpable.

—En efecto papá, así lo haré, cueste lo que cueste no te dejaré aquí abandonado.

Así fue que el chico tuvo que asumir lo serio del caso, pues en principio su padre le pidió que buscara la forma de encontrar al verdadero culpable ya que él era inocente y aquí había algo muy confuso, porque todo indicaba que la investigación fue de mediocre a pésima.

Mientras Martín estuvo detenido, antes del juicio, como su hijo Luis frecuentó varias veces la Comisaría de Policía para ver cómo estaba su padre, y por ser él un joven muy amable y educado, a los propios policías e investigadores que hablaron con él les cayó simpático, ya que a ellos también les llamó la atención el caso, porque advirtieron que era muy escasa la evidencia y se lo comentaron a Luis, le dijeron que ni a ellos les había parecido algo justo.

Entre estos detectives estaba Marcos, que era uno de los que participó en el caso y que, siendo un tipo muy serio, le atendió varias veces comprendiendo la situación de esta familia donde aparentemente, las víctimas realmente parecerían ser ellos y no el muerto, así que el detective Marcos, fue muy amable y bien dispuesto para ayudar a Martin, a quien le creía que era inocente.

Una vez concluido el juicio y condenado Martín, Luis volvió a la Comisaría para hablar con Marcos y verificar cómo se podía hacer para hallar al verdadero asesino, a lo que Marcos le indicó:

—Mira, nosotros oficialmente ya no podemos hacer más nada, pero en este caso, un Investigador Privado, sí puede hacerlo particularmente. ¿Me entiendes?

—Bien, yo no conozco a ninguno, ¿tú me podrías indicar uno que sea bueno para esto? —indagó Luis

—Oye, conozco a varios, pero en este caso, por ser un delito de homicidio, yo te indicaría que busques a Franco, que es uno de los mejores, te daré su dirección.

—Bien gracias Marcos. —dijo Luis.

Entonces, Luis va en busca de Franco, hasta que finalmente se reúne con él en su oficina… Se trata de un individuo mayor, de aspecto serio, que por lo que pudo apreciar en su simple oficina, se trataba de un Policía Retirado como Capitán de Criminalística.

Luis le describe el caso y de hecho, a Franco le espanta la cantidad de información que no fue recogida ni requerida para un caso de homicidio, por lo cual, él dice que esto está todo muy mal, de pies a cabeza...

—Bien, eso es lo que me dijo el detective que me asesoró, pero dice que la Policía ya no puede hacer más nada... —replica el joven.

—Es cierto, ¿quién fue el detective del caso, lo sabes...?

—Sí, fue él que me indicó su nombre, el Detective Marcos...

—Ah sí, yo le conozco, es un muy buen Policía.

A seguir entonces, acuerdan los honorarios, con la promesa de Luis de extenderle una suma extra de quinientos mil por sacar libre a su padre antes de fin de año.

De inicio, antes de dirigirse a la “escena del crimen, Franco fue a la comisaría para hablar con el detective Marcos y para ver extraoficialmente qué es lo que ellos tenían como evidencias y lo qué habían concluido. De hecho, Marcos le relató cosas que no pudieron verificar por la súbita retirada del cuerpo y la orden de suspensión de las investigaciones de forma muy prematura.

Una vez que Franco consiguió ingresar en el apartamento donde ocurrió el crimen, verificó que en realidad hubo mucho material que no fue debidamente investigado. Lo primero que observó, fue que en efecto todo estaba revuelto como si hubieran buscado alguna cosa… Pero ¿qué?

Tal vez, intentaron dejar indicios de un aparente robo, si bien, el asesino no forzó la entrada, por lo tanto, debería ser alguien conocido que la víctima recibió y dejó entrar sin imaginar las intenciones, porque no existían señales de lucha, además, el disparo fue realizado muy de cerca y por detrás, en la nuca, así que el asesino debería estar hablando con la víctima y le disparó de sorpresa agarrándolo desprevenido.

Esto, quedaba claro desde que al lado de donde había caído el cuerpo, había una estante tipo bar, con dos vasos de bebida que obviamente la víctima estaba preparando para servir en el momento de ser asesinado. Por lo tanto, si pretendían tomar un trago, significaba que era un conocido y no había existido ninguna discusión previa, esto confirmaba que el asesino vino con la intención clara de eliminarle, utilizando un arma de calibre 7.65mm que es muy poco común, y que Martín no tenía.

El caso se limitaba a saber cuál era el vínculo y la razón que había para matarle, ya que debería tener un motivo previo de algún tipo. Continuando con la búsqueda de pruebas, Franco se dirige al dormitorio donde realiza una minuciosa observación hasta que descubre que hay un cajón sospechoso en un armario del guardarropa... En todo momento, como buen investigador, Franco fue grabando todo el procedimiento que iba realizando con una cámara colocada sobre sus lentes.

Observando la medida externa y comparando con la interna, el cajón tenía aparentemente un doble fondo, así que lo revisa y encuentra una traba que mantenía cerrado el fondo falso. Una vez que abre ese compartimiento, en el interior del mismo se encuentra con material diverso, como libretas, chips de teléfono e impresos, perteneciente todo ello a un Grupo Terrorista, donde además de varios documentos con órdenes, se incluían cuentas bancarias que pertenecían al Movimiento Terrorista.

Retirado el material dentro de bolsas plásticas, Franco lo lleva a su oficina para ser analizado minuciosamente, donde tenía también un pequeño laboratorio para realizar análisis y detectar pruebas en indicios. Así que, colocando toda la documentación sobre la mesa de una manera ordenada, verifica que el asesinado Contador Gómez, era utilizado para realizar maniobras fraudulentas en la contabilidad de empresas y recaudar dinero para depositarlo en cuentas del Grupo Terrorista que estaba al mando de un líder cuyo nombre código era el de Comandante Julio y su segundo al mando, era un tal Teniente Federico.

Finalmente, Franco se dispone a verificar los chips de teléfono que había extraído junto a los documentos, y para su asombro, escucha conversaciones grabadas entre el asesinado Gómez con el identificado como teniente Federico, obteniendo entre otras cosas, los números del teléfono al cual llamaba, y obviamente esto, era lo que el asesino buscó sin llegar a encontrarlo.

Aprovechando sus contactos con viejos colegas en la policía, incluyendo al detective Marcos, Franco consigue que se localice por medio de una llamada, la localización del celular y su propietario, lo que se logra con éxito en pocas horas.

Una vez recopilado todo el material, Franco se contacta con Luis, el hijo de Martín y su abogado, para presentar las evidencias y solicitar la anulación de la condena en la Suprema Corte de Justicia, lo cual es simultáneamente presentado en una conferencia de Prensa a la cual invitaron a diversos medios de radio, televisión y periódicos locales realizando de forma pública la siguiente denuncia.

—Hemos convocado aquí a la prensa, porque si bien se ha determinado mediante una investigación sobre la muerte del Contador Gómez, la cual se le atribuyó y por ello se condenó al Empresario Martín, vengo a comunicarles que ante el desconocimiento de cuantos, y quienes más están involucrados en el caso, dejamos esto en conocimiento público, para evitar que el caso sea manipulado intencionalmente por los responsables.

Primero, el Contador Gómez trabajaba para un Grupo Terrorista que actúa dentro de un conocido Partido Político y que su función, era la de desviar dinero de sus clientes para cuentas de dicho grupo. Este dinero, es utilizado hasta este momento en la compra clandestina de armas y realización de Propaganda Política, bajo las órdenes de un terrorista llamado comandante Julio junto a su segundo identificado como el teniente Federico.

Segundo, de acuerdo a los audios grabados por el propio Gómez aún en vida hablando con el mencionado teniente Federico, por temor a ser descubierto el motivo de su fraude, luego de su discusión con Martín, este Contador decidió renunciar y abandonar el Grupo Terrorista, a lo que el teniente Federico, le indicó que eso deberían hablarlo con calma porque estaba todo bajo control, así que le prometió esa noche ir a su casa a tomar juntos un whisky y a charlar calmamente sobre el tema y la mejor salida.

Tercero, una vez en la casa del Contador Gómez, en cuanto este iba a servir un whisky mientras ambos hablaban, el teniente Federico le disparó en la nuca y luego revolvió todo para buscar esta información y los documentos que hoy nosotros sí hemos hallado y que están en nuestro poder y de la Justicia.

Cuarto, de hecho, la precaria investigación fue suspendida y la detención de Martín fue consumada, por orden del Fiscal Castro y el Juez Díaz, quienes le aplicaron una rápida condena sin mayores pruebas, esto nos permitió determinar que, en verdad, el Juez Díaz, era el Comandante Julio, y el Fiscal Castro era el Teniente Federico, ambos terroristas y responsables por el asesinato del Contador Gómez.

Quinto, se determinó que el arma utilizada en el homicidio, una pistola calibre 7.65 mm, es la de propiedad del Fiscal Castro, que, en definitiva, sería quien ejecutó al Contador Gómez.

Sexto, la razón del homicidio, sería la de evitar que Gómez, en algún momento, abriera la boca y revelara la verdad dejándoles al descubierto…

La denuncia pública fue acompañada del pedido a la Suprema Corte, lo que de inmediato condujo a la detención del Fiscal Castro y el Juez Díaz, junto a otros Terroristas del Grupo… De forma simultánea, Martín finalmente quedó libre y tras muchos meses, consiguió ser debidamente indemnizado.

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