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06. EL NAUFRAGIO Y EL AMOR

Tony era un joven jugador de fútbol de diecinueve años que se estaba destacando, cuando en la mitad del segundo tiempo en un partido amistoso, el Director Técnico pide hacer un cambio para darle el lugar a otro jugador ya que él estaba algo cansado y le indica que puede bajar al vestuario como es habitual, así fue que Tony se va directo al duchero... Ya en el vestuario, un hombre vestido de cuidador le felicita airadamente por sus jugadas, le dice:

—Oye chico, eres espectacular, con mi hijo te admiramos mucho y te acompañamos en cada partido… ¿te importaría darme tu camiseta para llevársela a mi hijo que quiere ser como tú?

—No hay problema, toma, puedes llevársela, y dale un saludo de mi parte.

—Gracias Tony… ¡esto le hará muy feliz!” —el hombre colocó la camiseta en una bolsa de plástico y de inmediato se retiró.

Tony vivía sólo con su madre Lucía, que era madre soltera, española de 47 años y que trabajaba en una tienda de ropa... Cierto día, ingresa un eventual cliente, que mira todo, y en especial le solicita a ella que le muestre algunas camisas, y notando su acento español le pregunta:

—De dónde es usted, pues tiene acento de española…

—Sí, así es, soy española, originaria de Madrid.

—Ah, Madrid, un hermoso lugar, yo lo visité hace ya varios años y quedé encantado, especialmente con su gente, son adorables —responde él también en español— Bien, mi querida madrileña… —dice él simpáticamente— lo que estoy buscando son camisas de buena calidad, estoy pensando en algo de mangas cortas y pueden ser a cuadros… ¿qué tiene para mostrarme? porque estoy renovando mi vestuario.

El cliente, era Dan Nolan, un apuesto hombre de cincuenta años que obviamente era alguien de muy buena posición económica, y según le comentó, le gustaba darse el lujo de comprar las mejores ropas y de la mejor marca. Así fue que Lucía le vio como a un gran cliente, ya que ella, como todos los vendedores, llevaban una comisión sobre las ventas, por lo tanto, además de ser muy atractiva, no dejó de ser también muy simpática.

Nolan, encantado con la vendedora, le prometió volver y observó a la salida, el cartel del horario que indicaba: “Abierto hasta las 19 horas”.

Tres días más tarde, faltando quince minutos para las 19 horas. Dan vuelve a la tienda, y busca dónde está Lucia, a la cual saluda amablemente en español con un:

—Muy buenas tardes señorita —ella sonríe y él le dice— Ahora vengo en busca de pantalones de jeans, pero recuerda, que sean de buena calidad y que hagan juego con las camisas que llevé el otro día, a ver, veamos qué es lo que tienes.

—Bien, señor Nolan… Entonces veamos jeans de buena calidad, vamos por aquí…

—Ah, veo que no ha olvidado mi nombre… Eso indica que es una muy buena vendedora, la felicito… Ah, por cierto, ¿cómo se llama usted?

—Yo soy Lucia…

—Bueno Lucia, así no tendré que llamarla de españolita —dice Dan simpáticamente.

—Ay, usted me hace reír, ojalá todos los clientes fueran así… Bueno, mire, aquí tiene tres modelos que son lo mejor que tenemos… ¿Quiere probárselos?

—Sí, así es, me los probaré —Dan ingresa al probador, y tras algunos minutos sale diciendo— Creo que me quedaré con estos dos… —en eso mira el reloj y dice— Oh cielos, que tarde se ha hecho, veo que ya han cerrado las puertas.

—No se haga problema —dice Lucia— No tengo prisa en irme.

—Bueno, si no tiene prisa, entonces para compensarla, ¿puedo invitarla a tomar un café? Yo tampoco tengo nada que hacer, ¿qué me dice?

—Bueno, me parece bien, le acepto el café, así relajo un poco antes de ir a encerrarme en mi casa.

—¿Vive sola…?

—No, vivo con mi hijo… Pero hoy está en el club y no viene hasta la noche.

Así es que ambos van a una cafetería, y charlan un poco sobre sus actividades, ella en su casa con su hijo, y él en su empresa de repuestos y accesorios de automóviles. La charla es amena, y ambos simpatizan mutuamente por lo que queda claro que entre ellos se gustan uno al otro.

Con el pasar de los días, la amistad se hace más notoria hasta que aparece el primer beso que luego sella la relación al final de forma más íntima.

Tras varios encuentros, la relación ya es un hecho, así que ella decide al fin presentarle a su hijo Tony, a quien ya le venía hablando de Dan y ante el cual, Tony no ponía una cara de mucho agrado, ya que él estaba acostumbrado a vivir sólo con su madre y a tener toda su atención, por lo que, como todo hijo de madre soltera, los celos hacen que vea en otro hombre una feroz competencia.

Percibiendo esto, Lucia retrasa la presentación de Dan ante su hijo, dejando pasar algunos meses, hasta que, al fin, viendo lo feliz que estaba su madre, ya que Dan la llevaba a cenar, le compraba ropas finas y la tenía como a una reina, Tony entonces parece madurar y finalmente acaba aceptando conocer a ese tal “Dan” que está saliendo con su madre, no sin antes avisarle que:

—Si ese hombre te llega a dañar de alguna manera, yo le rompo la cabeza.

Una vez que Lucía le avisa a Dan sobre la aprobación de su hijo que acepta conocerle, entonces marcan una cena para el domingo y Dan es esperado con cierta amabilidad por Tony, cuando Lucia se lo presenta.

Dan le abraza y comenta:

—Estoy orgulloso de conocerte, porque soy tu fan desde que fuiste la estrella de aquel partido en la final por el campeonato nacional hace cuatro temporadas...

—A sí, fue un gran partido aquel —responde Tony.

Así es que Dan le lleva la conversación por el tema del fútbol, como su gran admirador, donde demuestra sentir un notorio orgullo por el chico, cosa que a Tony le cae muy bien, pues Dan era un perfecto crítico y comentarista sobre el tema, donde defendía situaciones correctas que a Tony le habían fallado los jueces, esto le genera un gran aprecio, a lo que Dan, le propone todo tipo de ayuda económica para conseguirle al mejor representante que le pueda convertir en una estrella mayor en el fútbol.

Compenetrados en el tema del fútbol, ambos acaban dejando sola a Lucía mientras salen abrazados a dar una vuelta por el jardín comentando todo lo que a este deporte se refiere y a la forma en que Dan podía invertir capital en él, para que sea integrado a las ligas mayores, donde, no solo se requiere capacidad, sino también un apoyo económico en base a publicidad y prensa.

Tony en consecuencia, acaba aceptando bien a Dan, quien, con su fuerte estímulo, le brindó la confianza que al chico le había faltado siempre por la carencia de un padre, así que Dan fue aprobado totalmente no solo por Lucia, sino también por Tony que encontró en él a un Mentor que nunca había tenido.

Estando todos muy felices, se vuelven a reunir con total afecto dos o tres veces por semana, hasta que cierto día, Dan la invita a cenar a Lucia el viernes, diciéndole que sería un día muy especial, pues deberían hablar de algo muy serio, si bien, Dan se lo dijo en un tono tan cariñoso que ella no sintió miedo sobre lo que Dan le fuera a decir...

Una vez en un restaurante, Dan, le dice:

—Hoy tengo dos cosas muy importantes para decirte, estás pronta… Entonces, la primera es esta —Dan saca un anillo y le dice— Quiero casarme contigo, y quiero que no dudes ni un instante de que te amo, ¿tú me aceptas?

—Sí, claro Dan, claro que acepto…

Ahí ambos se dan un beso, luego, Dan continúa…

—Pero hay una segunda cosa que tengo que decirte y que es muy importante, antes de más nada, quiero que sepas que por sobre todas las cosas, no dudes de que yo me enamoré de ti, pero hay algo más en el pasado que te lo tengo que contar.

—¿De qué se trata Dan? no me asustes.

—No, no es nada malo, es solo que hay algo que creo que nunca te lo esperarías, veras… —Y ahí Dan comienza a hablar con ella largo y tendido por un par de horas... En eso, en algunos momentos ella lagrimea, sacude su cabeza y finalmente, entre llanto y sonrisas, ella termina abrazada a él.

Al otro día, Lucia le dice a Tony que esa noche vendrá a cenar Dan, y que quiere que esté presente para hablar de algo muy importante con él.

Siendo ya de noche, así que llega Dan, Lucía había preparado una deliciosa cena, y en cuanto toman un aperitivo, Dan propone un brindis por algo muy especial…

—Te explicaré Tony —dice Dan, en cuanto bebe un trago y tras un respiro, continúa— Hijo, la vida está llena de situaciones, así que te contaré algo de mi vida que tú lo tienes que saber...

—Bien, te escucho Dan…

—Hace muchos años, yo era un Especialista en Motores de Automóvil y la situación aquí no estaba bien, así que me llamaron de una empresa en España, y finalmente acepté una oferta de empleo con un excelente salario por tres años, así que marché a España con mi esposa, y allá tuvimos un hijo poco antes de terminar mi contrato y de regresar a Estados Unidos, así que sacamos los pasajes para volver en un barco donde abordamos con mi esposa y mi hijo de once meses... En esa travesía, se inició un incendio a bordo cuando estábamos ya cerca de la costa este, así que se solicitó auxilio, mientras entre los tripulantes y otros hombres que éramos pasajeros intentamos sofocar el fuego a bordo, yo le dije a mi esposa con mi hijo en brazos que corriera a donde estaban los botes salvavidas ante el eventual naufragio del buque, que es lo que intentábamos evitar. El bote salvavidas ya estaba comenzando a bajar, cuando mi esposa arrojó al niño sobre el bote donde lo atrapó una mujer, y luego ella intentó saltar, pero no consiguió apoyarse y sin hacer pie cayó al mar perdiéndose en las aguas...

Tras una pausa, Dan continúa:

—Finalmente, yo salté a un último bote con otros hombres, donde los que quedamos como sobrevivientes fuimos rescatados bastante tiempo después por diversos barcos que llegaron en nuestro auxilio, pero una vez en tierra, fue muy difícil encontrar a otros sobrevivientes entre los muertos y desaparecidos.

Sin condiciones, yo había quedado solo, había perdido todo, mi familia, mi documentación y el dinero, inicialmente, yo quedé internado por quemaduras y un principio de problemas pulmonares por el humo, en fin… Cuando fui dado de alta, no tenía más noticias de mi esposa ni de mi hijo... Así que tuve que ponerme a trabajar para poder sobrevivir ahora en Nueva York e intentar descubrir lo que había sucedido con ellos. Pasados los años, ya con una situación económica estable, contraté entonces a un experto en tragedias náuticas, que, tras muchas investigaciones, me informó que, en ese viaje, habían abordado cinco niños de menos de un año, incluido mi hijo, pero que, según los registros, habían sido rescatados cinco niños con vida de menos de un año… Esto me confirmó que mi hijo estaba vivo.

Contraté entonces a un investigador particular para que localizara a esos niños y uno a uno fueron siendo descartados, hasta que se llegó a la situación de que una mujer había abordado sola, pero salió con un hijo en sus brazos, el investigador finalmente, descubrió que el chico jugaba al fútbol, así que le solicitó su transpirada camiseta para poder hacerle un análisis de ADN, por medio del cual, se corroboró que ese chico, que en definitiva, era mi hijo, eres tú y que la mujer que lo recogió y lo salvó al niño para cuidarlo con todo su amor, era tu actual madre Lucia, a quien yo ahora, le he pedido que se case conmigo, porque su hijo, o seas tú, es también mi hijo y yo soy tu verdadero padre.

Tony, de inicio quedó mudo, luego, como despertando de un sueño, consiguió gritar,

—¡Papá!, ¡entonces yo tengo un padre, yo tengo un padre!

—Sí, así es hijo, y siempre lo tuviste, solo que no te pude encontrar antes, pero tu madre te cuidó bien, y ahora tendrás madre y padre en casa.

Tony comprendió que su padre no escatimó recursos para encontrarle, por lo tanto, él no había muerto como creía, y nunca le había abandonado.

Lucía, por su parte, no sabía quién era el padre de aquel niño que recibió en el bote antes de que su madre cayera al mar, y tampoco si se había salvado o no, pero finalmente, el milagro ocurrió, y ese milagro fue Dan Nolan, que ahora había aparecido y que sería su marido y padre de su hijo.

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