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11. EL HOTEL GRAHAM

Llegado el fin del horario laboral, Walter sale como era habitual, y se dirige al Bar de costumbre, a tomar una cerveza antes de ir para casa. Una vez en el lugar, se sienta a su lado en la barra un señor, bien vestido, que también con cara de cansado pide una cerveza... Ambos se miran, y el hombre comenta,

—Nada mejor que una cerveza luego de un día de trabajo ¿No es cierto?

—Así es —responde Walter, y entonces se da inicio a una conversación entre ambos, hasta que el hombre le pregunta:

—¿En qué trabaja usted?

—Yo trabajo en un hotel.

—Entonces estamos en el mismo ramo —dice el hombre— pues yo trabajo como jefe de Administración en la cadena de Hoteles Village... ¿Usted en cual está?

—Bueno, yo trabajo en el Graham.

—Y, ¿qué hace allí?

—Yo soy el encargado de mantenimiento —responde Walter.

El hombre cavila un instante, y le pregunta:

—Perdone por la curiosidad, pero ¿cuánto le pagan en el Graham..?

—Ellos, hace mucho que no me aumentan, ¡solo me pagan 3.000 al mes.

–¡Cielos! —dice el hombre—. Nosotros pagamos 6.000 al mes, y le pregunté porque casualmente estamos necesitando de un Encargado de Mantenimiento… ¿A usted le interesaría venir a trabajar con nosotros?

—Claro, por ese salario, aunque quiero mucho al Graham tras quince años en ese hotel, pero, como todos, yo vivo de mi salario, así es que acepto su propuesta —responde Walter.

De hecho, Walter pide al otro día su renuncia y abandona el Graham.

El Gerente, de inmediato se comunica con la Agencia de Empleos habitual y solicita un sustituto para Mantenimiento, y le indican que casualmente tenemos a un joven recién llegado a la ciudad que tiene buenos antecedentes, se lo mandaremos...

Así fue que Anthony se presenta en el Graham Hotel y es contratado de inmediato. El gerente de personal le conduce a su lugar de trabajo, que era una pequeña sala con una vieja mesa de madera una silla, y varios estantes con distintos tipos de componentes y herramientas para mantenimiento.

Sobre la mesa, había un cuaderno donde estaban registradas las órdenes de servicio que deberían ser cumplidas, que incluían desde cambiar lámparas de luz, a reparar canillas o equipos de aire acondicionado.

Anthony observa que las principales reparaciones no se podían hacer por falta de material de reposición, así que hace una lista y se dirige al Departamento de Compras... Allí se presenta y le recibe Mary, una señora muy amable que, al mirar la lista, le dice:

—Mire, no se haga muchas ilusiones Anthony, pero no creo que su lista obtenga grandes resultados...

—¿Por qué?, ¿qué es lo que sucede? —indaga Anthony.

—Es que el Gerente de Compras no está autorizando gran parte de las compras, salvo que sean cosas muy esenciales.

—¿Acaso el Hotel no tiene Dinero para las compras? —pregunta él.

—No, no creo que sea eso, porque dinero sé que no falta, pero... —le responde Mary, y ese “pero”, lo dijo como dejando a la libre imaginación de que algo no funcionaba bien.

Mary, era una señora joven, de poco más de cuarenta años, muy simpática con todo el personal, por eso era muy apreciada ya que siempre estaba de buen ánimo. Al otro día, al final de su horario, Anthony planea para que su salida coincida con la de Mary, y una vez en la calle, apostando a su simpatía, él la invita a ella a tomar un café.

Ella acepta y entonces ambos se sientan en una cafetería mientras conversan, así que ella le va revelando historias del Graham, de cuando sus dueños, el matrimonio Graham, lo atendían personalmente antes de jubilarse, para entonces dejarlo en manos de su sobrino, que es el actual Gerente General, el Sr. Clark, el que de inmediato trajo a un amigo suyo, a Charles, que es el actual Gerente de Compras y desde entonces, todo comenzó a cambiar.

–¿Usted sospecha que hay algo sucio que ellos están haciendo a espaldas de los Graham? —pregunta Anthony.

—No lo sé —responde Mary— pero hay cosas muy extrañas que están pasando.

—¿Usted cree que están desviando dinero del hotel en beneficio propio...?

—Yo no puedo afirmar nada, solo sé que los gastos aumentan, pero cada vez se compra menos, y se adquieren productos de inferior calidad, pero a precios bastante mayores, además, las compras son siempre hechas a los mismos proveedores que ellos trajeron...

—¿Por qué usted no hace algo al respecto? —Indaga Anthony.

—Es que yo sola no puedo, y no tengo pruebas, caso contrario ya habría actuado... Hace veinte años que trabajo en el Graham, y le he tomado mucho cariño, pero no puedo hacer nada para salvarlo de ir directo a la bancarrota...

Finalmente, ambos se retiran a sus casas y Anthony entonces realiza algunas llamadas y traza algunos planes.

Pasan unos días, donde Anthony adquirió más confianza con Mary y le quedó claro que todo era parte de una maniobra donde la sobrefacturación de precios, obviamente, generaba un beneficio extra para los participantes de dicha conspiración.

Anthony entonces, con una lista de pedidos que no se habían comprado, se dirige ahora a la sala del Gerente de Compras y le pide para conversar directamente con él.

Charles, el Gerente de Compras, de entrada, le dice a Anthony que ya sabe a lo que viene, y que por ahora no se puede comprar nada... Entretanto, Anthony le mira sonriendo sarcásticamente, y de forma algo cómplice le dice en voz baja...

—Ya sé que no se puede comprar, pero lo que yo le traigo no son problemas, por lo contrario, le traigo soluciones… ¡Muy Interesantes!, si es que usted me entiende. —Charles capta que esto envolvía algo provechoso, y entonces le responde:

—“Sí, a ver, dígame...

—Muy bien —dice Anthony— es que yo tengo un amigo que trabaja con demoliciones, y él retira toda clase de materiales que a veces está casi nuevo o en muy buen estado, pero que lo vende a precio de desperdicio, si bien, ¡la factura puede ser con otros valores... ¡Usted sabe a lo qué me refiero!

—Su propuesta me resulta interesante, y cuál puede ser la diferencia de precios en este caso...

—Bien, se puede colocar a precio de nuevo si a usted le parece, y todos podemos salir ganando... ¿Qué me dice...?

—Bueno, me parece una excelente idea, así que le espero mañana, vaya con su amigo prepare el lote, y comuníqueme el precio a ser abonado, y el indicado en la factura, así se lo presento a Clark, el Gerente.

—Perfecto jefe —dice Anthony, y se retira satisfecho.

Al segundo día, Anthony se dirige a la sala de Charles y le dice:

—Bien jefe, todo pronto, el paquete de materiales costará $ 1.800, pero la factura será de $ 8.000, ¿le parece bien?

—Perfecto, aguarde un instante —dice Charles, y entonces llama a Clark, el Gerente General, a quien le comunica los valores indicados por Anthony...

—Todo confirmado —contesta Charles— Clark me indicó que pueden enviar todo el material mañana miso, ¡sin olvidar la factura...!

De hecho, al otro día, Mary nota un movimiento raro, y le pregunta a Anthony:

—Dime, ¿qué está pasando aquí...?

Anthony le hace un guiño con el ojo, y le dice en voz baja:

—Calma, Mary calma... Viene la Caballería.

En eso, llega el camión con el material que ingresa por el fondo del hotel, y mientras comienzan a descargar todo, Anthony con su amigo Roy suben a la recepción donde están Charles y Clark... Anthony les presenta a su amigo:

—Este es Roy, el hombre de las demoliciones, y el material ya está todo pronto descargado en el subsuelo...

Entonces, Roy saca la factura por $ 8.000 en cuanto Charles le entrega el cheque por $ 1.800 conforme combinado...

Pero en ese momento, ingresan al hotel cinco hombres de particular y se acercan a ellos preguntando el más veterano que venía a la cabeza:

—¿Es usted el Sr. Clark, el Gerente del Hotel no es cierto...?

—Sí, así es responde Clark...

—Pues lo siento, pero a partir de este momento usted y el Sr. Charles quedan despedidos, y aquí estoy con mi abogado pues yo soy Michael Grant, el nuevo dueño del Hotel, que gracias a mi hijo Anthony y al teniente Roy de la Policía, ustedes quedan a disposición aquí del Comisario que les conducirá a la Jefatura de Policía por el delito de estafa.

Mientras los esposan para ser conducidos a la patrulla, Anthony manda llamar a Mary, que ya no entendía nada de lo que estaba pasando, y cuando ella llega a la recepción, Anthony le dice:

—Mary, este es mi padre, Michael Grant, mi familia es la dueña de la cadena Village Hotel que ahora ha comprado al Graham... Papá, esta es la famosa Mary, la que nos permitió desvendar la trama del fraude y quiero que ahora ella sea la nueva Gerente de Compras, pues creo que bien se lo merece... Ah, y creo que también debemos retornar a Walter a su antiguo puesto, porque aquí ya no tenemos Encargado de Mantenimiento.

Walter retornó feliz, a su viejo cargo, pero con nuevo salario, y además, una nueva sala más adecuada para realizar el mantenimiento de todo el Hotel.

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