Читать книгу Los gauchos judíos - Alberto Gerchunoff - Страница 7
ОглавлениеHe ahí, hermanos de las colinas y de las ciudades, que la República celebra sus grandes fiestas, las fiestas pascuales de su liberación.
Claros son los días y dulces las noches en que se elevan las laúdes en memoria de los héroes; hacia el cielo –blanco y azul como la bandera– suben voces de júbilo. Anímanse de flores las praderas y de verdes siembras la campiña.
¿Recordáis cuando tendíais, allá en Rusia, las mesas rituales para glorificar la Pascua? Pascua magna es ésta.
Abandonad vuestros arados y tended vuestras mesas. Cubridlas de blancos manteles, sacrificad los corderos más albos y poned el vino y la sal en augurio propicio. Es generoso el pabellón que ampara los antiguos dolores de la raza y cura las heridas como venda dispuesta por manos maternales.
Judíos errantes, desgarrados por viejas torturas, cautivos redimidos, arrodillémonos, y bajo sus pliegues enormes, junto con los coros enjoyados de luz, digamos el cántico de los cánticos, que comienza así:
Oíd, mortales..
Buenos Aires, año del primer Centenario Argentino.