Читать книгу ¿Por qué Sally perdió uno de sus zapatos? - Alberto Quiles Gutiérrez - Страница 8

Prólogo Sábado, 15 de mayo de 2010

Оглавление

Las sirenas irrumpieron en la quietud de la noche y solo se detuvieron cuando la ambulancia y la policía llegaron a su lugar de destino. Como efecto dominó los vecinos salieron a la calle, desconcertados por el ruido. En cuestión de minutos aquella calle que parecía desierta se convirtió en el foco de atención: varios policías intentaban mantener la situación bajo control, mientras una decena de personas se agolpaba junto a la zona acordonada; junto a ella, una reportera estiraba su camisa blanca. Segundos después, atusó su cabello, tomó aire e hizo una señal al cámara que la acompañaba.

—Buenas noches, queridos telespectadores, Raquel Cienfuegos retransmitiendo para el canal El Sendero TV desde el Instituto de Educación Secundaria Ben Benítez. Como pueden comprobar a mis espaldas, la entrada al parque, que está situada junto al instituto, está acordonada. —Sin apartar el micrófono de la boca, Raquel giró el cuerpo y dejó entrever con el gesto la zona dividida con cinta amarilla. Durante un breve instante los telespectadores pudieron comprobar las palabras de Raquel. De nuevo, su mirada se convirtió en el centro de la imagen y sus ojos brillaban con intensidad—. Hemos intentado obtener algún tipo de información sobre los acontecimientos, pero la policía no da pistas —dijo Raquel y volvió a tomar aire—: lo único que sabemos es que durante el primer baile de promoción que se celebraba en él, uno de los alumnos ha sido hallado sin vida y las sospechas apuntan a un homicidio. Este evento supone un duro golpe para nuestra apacible localidad. —El cámara que la acompañaba le indicó que hablase más despacio. Raquel lo miró fijamente y tragó saliva con disimulo—. La última vez que tuvimos un incidente parecido está registrada de hace once años, con la sospechosa muerte de Alejandro de la Torre, médico y director de la clínica privada del pueblo, un ilustre de nuestra sociedad. Aunque los informes indicaron que se había suicidado, las autoridades nunca pudieron corroborar o desmentir los hechos. Les recuerdo que el señor De la Torre fue hallado en su despacho con una soga al cuello; el caso quedó archivado y nunca se supo qué fue lo que realmente sucedió y menos aún el por qué. ¿Estaremos ante un caso similar? ¿Otro caso sin resolver? —Más gente continuó acercándose: abundaban los comentarios y la consternación entre el gentío. En el fondo de la imagen, varios chicos lloraban junto al precinto, muy cerca de la entrada del instituto—. Dos agentes han venido desde la capital, así que pueden imaginar la gravedad de los hechos; al parecer nuestra comisaría local no dispone de los recursos necesarios para asumir la investigación de un suceso de esta índole.

—Raquel —la llamó su cámara.

—¿Sí? —preguntó esta, que estaba distraída observando a la muchedumbre.

—A tu espalda, aquellos policías de antes.

Ella se giró y comenzó a caminar hacia la zona acordonada por la que salía el inspector; podría rondar los cuarenta. Junto al mismo iba otro agente, que para su asombro le resultaba familiar.

—Inspector, ¿unas declaraciones sobre lo sucedido? —preguntó Raquel acercándole el micrófono—. ¿Es cierto que uno de los chicos ha sido víctima de un asesinato?

—No podemos desvelar detalles, es parte de la investigación.

—Venga, inspector. Todo El Sendero está expectante de saber algo al respecto, esta noticia ha sido un golpe bastante duro para la gente de nuestra localidad.

—¿Se encarga usted, subinspector? —preguntó el inspector a su compañero—. A fin de cuentas, fue usted quien se crio aquí.

—Sí, prosiga, inspector —respondió su compañero.

El inspector dijo algo al oído del subinspector y se alejó de las cámaras en dirección al coche. El subinspector se paró junto a Raquel: era un poco más alto que ella y, aunque se trataba de un hombre fuerte, parecía estar en baja forma. Este lanzó una mirada breve a la cámara y, tras ello, desvió su vista en dirección a la reportera, expectante de sus preguntas.

—¿Qué puede decirnos, subinspector? —preguntó de nuevo, acercándole el micrófono.

—En resumidas cuentas —comenzó el agente—, hoy se celebraba un baile de promoción y, pasadas las diez de la noche, dos de los alumnos no se encontraban presentes en el gimnasio. A esa misma hora se los había nombrado rey y reina del baile. A la luz de lo ocurrido, varios estudiantes y profesores se lanzaron en su búsqueda y, bueno, fue entonces cuando encontraron al chico sin vida.

—¿Qué ha pasado con la chica? —El subinspector no contestó: se sintió observado—. ¿Subinspector?

—Lo siento —añadió él volviendo a la conversación—, ¿decía?

—¿Puede informarnos de qué ha pasado con la chica?

—Aún la estamos buscando —respondió acariciándose la barba, incómodo, aunque no sabía si era solo por las cámaras—. Lo siento, he de marcharme.

—Espere, subinspector, solo unas preguntas más.

—Lo siento, pero no puedo desvelar más. Buenas noches.

—¿Creen que ella es responsable de la muerte de él? ¿Puede decirnos los nombres de los chicos? —preguntó abalanzándose sobre el agente y sin despegar el micrófono de su hombro. El subinspector entró al coche y se marchó; la cámara se centró en Raquel Cienfuegos de nuevo—. Como han podido ver, muchas incógnitas aún por resolver. —Se giró y señaló en dirección al parque—. Enfoca allí —susurró a su cámara. Del parque salieron más agentes de policía: acompañaban al personal médico, que empujaba una camilla cubierta—. Como podemos ver, esa parece ser la camilla en la que yace el chico —comentó intentando acercarse; sin éxito vio cómo la ambulancia cerraba sus puertas con la camilla en su interior. Raquel Cienfuegos señaló con el dedo índice a la cámara, mientras se ponía la otra mano en el oído. Tras ello, asintió y se acercó el micrófono de nuevo—. Según me informan, tenemos los nombres de los chicos involucrados: Tom Harvester y Sally Smith. —Se escucharon varios gritos y lamentos: la gente que se encontraba allí no podía salir de su asombro. Alrededor de Raquel empezaron a agolparse más y más vecinos: ya era un gran número de personas, parecía que todo el pueblo se había acercado al instituto. El foco de la cámara se centró de nuevo en la reportera—. ¿Se descubrirá qué pasó con Tom Harvester y Sally Smith? Esperemos que sí y que nosotros se lo podamos contar. Seguiremos retransmitiéndoles todas las novedades. Raquel Cienfuegos informando para El Sendero TV desde el IES Ben Benítez. Muchas gracias y pasen buena noche.

¿Por qué Sally perdió uno de sus zapatos?

Подняться наверх