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PERSPECTIVA DE SANIDAD SOBRE LAS RECOMENDACIONES ACTUALES
ОглавлениеHace más de 30 años el U.S. Surgeon General (Director general de sanidad de Estados Unidos) (45), los Institutos Nacionales de Salud (30), y el Colegio Norteamericano de Medicina del Deporte, junto con los Centros para la Prevención y Control de las Enfermedades (CDC) sacaron a la luz publicaciones que se convirtieron en punto de referencia para la actividad física y la salud. Estas publicaciones llamaron la atención sobre los beneficios para la salud de tipos de actividad física regular que no cumplían los criterios tradicionales de mejora de los niveles de condición física (p. ej., <20 minutos por sesión y <50% de la capacidad aeróbica).
Una meta importante de estos informes fue dejar claro al público y a los profesionales del ejercicio el volumen e intensidad de la actividad física necesarios para mejorar la salud, rebajar la susceptibilidad a la enfermedad (morbilidad) y reducir la mortalidad (30, 34, 45). Además, estos informes documentaron la relación dosis-respuesta entre la actividad física y la salud (es decir, cierta actividad es mejor que nada, y más actividad, hasta cierto punto, es mejor que menos). Aunque no se subrayó especialmente en estos informes esta relación dosis-respuesta, está claro que la actividad física que cumple estas mínimas recomendaciones mejora la salud. Más recientemente, un metaanálisis de 23 cohortes –discriminadas específicamente por el sexo– de actividad física o de condición física que representaron 1.325.004 personas por año de seguimiento mostraó claramente esta relación dosis-respuesta entre actividad física, condición física y riesgos de enfermedad coronaria y cardiovascular (fig. 1.1) (54). Está claro que volúmenes adicionales de actividad física o niveles más altos de condición física aportaron beneficios adicionales para la salud. También hay datos de que existe una relación inversa de dosis-respuesta entre actividad física y mortalidad para cualquier causa, sobrepeso, obesidad y distribución de la grasa, diabetes de tipo II, cáncer de colon, calidad de vida e independencia de los adultos mayores (22). La tabla 1.3 muestra estas relaciones y el tipo de datos disponibles que respaldan la relación.
FIGURA 1.1. Cálculo de la curva de respuesta en función de la dosis en casos de riesgo relativo de enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ECA) según los porcentajes de muestras de actividad física y fitness. Estudios ponderados por persona y años de experiencia. Utilizado con autorización de Williams PT. Physical fitness and activity as separate heart disease risk factors: a meta-analysis. Med Sci Sports Exerc. 2001; 33(5):754-61.
Del informe del Director general de sanidad de Estados Unidos (45) se extraen dos conclusiones importantes que han influido en el desarrollo de las pautas que aquí se exponen:
•Se obtienen importantes beneficios para la salud mediante la inclusión de un volumen moderado de actividad física en la mayoría, si no todos, los días de la semana.
•Se obtienen beneficios adicionales para la salud con volúmenes mayores de actividad física. Las personas que siguen un programa regular de actividad física de larga duración o de intensidad más vigorosa es probable que obtengan mayores beneficios.
En 1995 los CDC y el ACSM hicieron pública la recomendación de que «todo norteamericano adulto debe acumular 30 minutos o más de actividad física moderada la mayoría, si no todos, los días de la semana» (34). La intención de este anuncio fue que el público fuera más consciente de la importancia de los beneficios para la salud de una actividad física moderada. Por desgracia, aunque haya datos de que ha disminuido la inactividad física en el tiempo de ocio (6), la conducta sedentaria sigue siendo un tema importante de salud pública. Específicamente, sólo el 49,1% de los norteamericanos adultos cumple la recomendación sobre la actividad física de los CDC y el ACSM según documenta una encuesta reciente (7).
Como se dijo con anterioridad, la relación inversa entre actividad física y enfermedad crónica y mortalidad prematura está bien definida. Desde la publicación del informe en 1996 del Director general de sanidad de Estados Unidos (45), han aparecido varios informes que abogan por niveles de actividad física por encima de las recomendaciones mínimas (12, 21, 39, 46). Estas pautas y recomendaciones se refieren al volumen de actividad física requerido para prevenir el aumento de peso y/o la obesidad, y no se debe considerar contradictorio. Las pautas de la actividad física y las actualizaciones relevantes ilustran la relación dosis-respuesta independiente de la obesidad (19). Dicho de otro modo, la actividad física más allá de las recomendaciones mínimas es probable que trate y/o prevenga los problemas adicionales del aumento de peso y la obesidad.
TABLA 1.3. DATOS DE LA RELACIÓN DOSIS-RESPUESTA ENTRE ACTIVIDAD FÍSICA Y RESPUESTA DE LA SALUD
DATOS DE LA RELACIÓN INVERSA DE LA RESPUESTA A LA DOSIS | CATEGORÍA DEL HALLAZGO | |
Mortalidad por cualquier causa | Sí | C |
Enfermedad cardiovascular y enfermedad coronaria | Sí | C |
Tensión arterial e hipertensión | Noa | B |
Lípidos y lipoproteínas en sangre | Datos insuficientes | |
Coagulación y factores hemostáticos | Datos insuficientes | |
Sobrepeso, obesidad y distribución de la grasa | Sí | C |
Diabetes mellitus de tipo II | Síb | C |
Cáncer de colon | Sí | C |
Lumbalgia, osteoartritis y osteoporosis | Datos insuficientes | |
Calidad de vida y manejarse con independencia las personas mayores | Sí | C |
Depresión y ansiedad | Noa | B |
Categoría A: Los datos se extraen de criterios de valoración bien concebidos de ensayos clínicos con distribución aleatoria (ECDA) (o ensayos que se desvíen mínimamente de la aleatoriación) que proporcionan datos consistentes sobre la población para la cual se hace la recomendación. Se requiere un número sustancial de estudios con un número sustancial de participantes. Categoría B: Los datos se obtienen de criterios de valoración procedentes de estudios de intervención con sólo un número limitado de ECDA, con ensayos retrospectivos, con un análisis de subgrupos de ECDA, o con un metaanálisis de ECDA. En general, se opta por la categoría B cuando existen pocos ensayos con distribución aleatoria, cuando son de pequeño tamaño, y cuando los resultados de los tamaños son un tanto inconsistentes, o bien cuando los ensayos se emprendieron con una población que difiere de la población a la que va destinada el estudio. Categoría C: Los datos son de los resultados de ensayos no controlados o sin distribución aleatoria, o de estudios de observación. Categoría D: El juicio de los expertos se basa en la síntesis que hacen de las pruebas procedentes de estudios experimentales descritos en la literatura y/o derivados del consenso de miembros de la comisión basado en la experiencia o conocimientos clínicos que no cumplen los criterios enumerados. Esta categoría sólo se usa en casos en que cierta orientación se considera valiosa, cuando una literatura clínica adecuadamente convincente que aborde el tema de la recomendación se considera insuficiente para justificar la ubicación en una de las otras categorías (de A a C).
aNo indica falta de datos respecto a la «respuesta en función de la dosis» para la relación entre la respuesta de la salud y la actividad física; no revela ausencia de una relación favorable.
bRespuesta inversa en función de la dosis para prevención primaria, pero no para mejorar el control de la glucemia de pacientes diabéticos.
Usado con autorización de Kesaniemi YK, Danforth Jr E, Jensen MD. Dose-response issues concerning physical activity and health: an evidence-based symposium. Med Sci Sports Exerc. 2001; 33:S351-8.
Como resultado de esta conducta sedentaria continuada y debido a cierta confusión y mala interpretación de las recomendaciones sobre la actividad física original, el ACSM y la Asociación Americana del Corazón (AHA) publicaron recomendaciones actualizadas sobre la actividad física y la salud en 2007 (19). Desde la primera recomendación de 1995, varios estudios epidemiológicos a gran escala han documentado la relación dosis-respuesta entre actividad física y enfermedad cardiovascular y mortalidad prematura (24, 26, 33, 38, 42, 56). Las recomendaciones primarias de esta actualización del ACSM-AHA comprenden (19):
•Todos los adultos mayores de edades entre 18 y 65 años necesitan actividad física aeróbica de intensidad moderada un mínimo de 30 minutos cinco días por semana, o actividad vigorosa un mínimo de 20 minutos tres días por semana.
•Se pueden practicar combinaciones de ejercicio de intensidad moderada y vigorosa para cumplir esta recomendación.
•Se puede acumular actividad aeróbica de intensidad moderada hasta el mínimo de 30 minutos mediante tandas que duren 10 minutos o más.
•Todo adulto debe practicar actividades que mantengan o incrementen la fuerza y tolerancia musculares un mínimo de dos días por semana.
•Debido a la relación dosis-respuesta entre actividad física y salud, las personas que deseen mejorar su condición física personal, reducir el riesgo de enfermedades y discapacidades físicas, o prevenir un aumento de peso poco saludable se beneficiarán si superan el volumen mínimo recomendado de actividad física.