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PREVENCIÓN DE EPISODIOS CARDÍACOS RELACIONADOS CON EL EJERCICIO

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Debido a la baja incidencia de paros cardíacos relacionados con el ejercicio vigoroso, es muy difícil probar la eficacia de las estrategias para reducir la frecuencia de estos episodios. Según una declaración reciente de la AHA, «los médicos no deben sobreestimar los riesgos del ejercicio, porque los beneficios de la actividad física regular superan sustancialmente los riesgos». Este informe también recomienda varias estrategias para reducir estos episodios cardíacos durante el ejercicio vigoroso (2):

•Los profesionales sanitarios deben conocer las patologías asociadas con episodios relacionados con el ejercicio, de modo que los niños y adultos físicamente activos se puedan evaluar de forma apropiada.

•Las personas activas deben conocer la naturaleza de los síntomas prodrómicos cardíacos y buscar ayuda médica si desarrollan dichos síntomas (véase tabla 2.2).

•Los deportistas de institutos y universitarios se deben someter a un programa de detección sanitario previo y a cargo de profesionales cualificados.

•Los deportistas con cardiopatías diagnosticadas se evaluarán para poder competir aplicando las pautas publicadas.

•Las instalaciones sanitarias deben garantizar que su personal sepa tratar emergencias cardíacas y contar con un plan específico y equipamiento para una adecuada reanimación (apéndice B).

•Las personas activas deben modificar su programa de ejercicio como respuesta a las variaciones en su capacidad de ejercicio, su nivel habitual de actividad y el medio ambiente.

Aunque las estrategias para reducir el número de episodios cardiovasculares durante el ejercicio vigoroso no se hayan estudiado sistemáticamente, compete al profesional del ejercicio adoptar precauciones razonables cuando trabaje con personas que quieran aumentar su nivel de actividad física y/o condición física. Esto será muy necesario cuando el programa de ejercicio sea de naturaleza vigorosa. Aunque muchas personas sedentarias puedan comenzar con seguridad un programa de actividad física de intensidad ligera a moderada, las personas de cualquier edad se someterán a una estratificación de riesgos de acuerdo a su necesidad de seguir con el examen médico y/o la auto-rización médica; de acuerdo a su necesidad de una prueba de esfuerzo del tipo que sea (máxima o submáxima), y de acuerdo a su necesidad de supervisión médica durante la prueba (fig. 2.4). Las personas sedentarias o que hagan ejercicio con poca frecuencia deben comenzar sus programas a una intensidad menor y avanzar a un ritmo más lento debido al número desproporcionado de episodios cardíacos en esta población. Las personas con enfermedades cardiovasculares, pulmonares o metabólicas conocidas o sospechadas deben obtener una autorización médica antes de iniciar un programa de ejercicio vigoroso. Los profesionales del ejercicio que supervisen programas de ejercicio vigoroso deben contar con preparación en soporte vital cardiológico y técnicas de emergencia. Estas técnicas se revisarán y practicarán a intervalos regulares (apéndice B). Finalmente, se enseñarán a las personas los signos y síntomas de las enfermedades cardiovasculares y se derivarán a un médico para seguir con la evaluación si se manifestaran estos síntomas.

Manual ACSM para la valoración y prescripción del ejercicio

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