Читать книгу María Luisa, Leyenda Histórica - Andrés Portillo - Страница 29

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"En la mañana de un viernes me llamó mi madre y haciéndome una de esas caricias que sólo las madres saben hacer, me entregó una pequeña bolsa con dinero, diciendo:—Recuerda que tu padre acostumbraba dar limosna todos los viernes á los pobres que venían........ Imitando los buenos ejemplos que te dejó, ve á repartir esto en memoria suya; Sebastián irá contigo."

"Bien recordaba yo que cada ocho días se llenaban el zaguán y el corredor de la casa con un sinnúmero de mendigos; á cierta hora, cuando ya el portero los tenía formados en línea, bajaba mi padre á darles algunas monedas de plata; yo iba las más veces con él y aunque no dejaba de mortificarme el aspecto de aquel conjunto de individuos mal vestidos y sucios, de ambos sexos y diversas edades, al fin quedaba satisfecho habiendo escuchado sus repetidas palabras de bendición."

"Aquel día volví á ver á los mismos ciegos, á los mismos inválidos y los ancianos encorvados que socorría mi padre."

"Algunos me saludaron diciendo mi nombre en diminutivo, otros lloraron al verme y algunas buenas mujeres dijeron cuando pasé junto á ellas:—¡Dios lo guarde!"

"Aquel cuadro de dolores y desventuras, me recordaba semanariamente la época no muy lejana en que yo también había comido de limosna, y deseaba tener más dinero para socorrer mejor á los infelices."

María Luisa, Leyenda Histórica

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