Читать книгу La conjura de San Silvestre - Antonio Jesús Pinto Tortosa - Страница 10

Fernández de Córdoba, Fernando, marqués de Mendigorría, Mis memorias íntimas, Madrid, 1886.

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San Luis obtuvo de la Reina el decreto suspendiendo las sesiones de Cortes, y desde aquel día la agitación empezó en Madrid y en toda España, con todos los síntomas precursores de los grandes acontecimientos. El Ministerio, no obstante, demostraba en sus primeros pasos los más plausibles deseos de conciliación y de avenencia para con las fracciones del partido mismo a que pertenecía, únicos elementos políticos que desde luego le declararon una guerra sin misericordia ni cuartel. Retiró, como he dicho, el proyecto de reforma constitucional de Bravo Murillo; redactó varios proyectos de ley reformando el Código y reorganizando los Tribunales; presentó en tiempo hábil los presupuestos, y suprimió los pasaportes para la Península, y las Aduanas interiores: en cambio, sería dificilísimo determinar de una manera concreta las doctrinas esencialmente contrarias, ni la bandera política que desplegaron al viento las oposiciones moderadas, para justificar la violentísima actitud que adoptaron desde el día mismo en que juró su cargo el conde de San Luis. Del hondo efecto y de la impresión profunda que en su espíritu produjo la hostilidad de sus propios amigos fui yo testigo en dos o tres conferencias que celebré con él en los primeros momentos. Su ánimo vaciló algún tiempo entre ceder y retirarse o resistir a toda costa; y sin que yo me permitiera consejo alguno acerca de tan grave negocio, supe pronto que adoptando esta última resolución, se preparaba a mantenerla hasta los últimos límites del esfuerzo. Pero fue una desgracia que, emprendido este camino, no pudiera mostrarse dueño de sí mismo ni mantenerse en la esfera de la prudencia. Antes bien se le vio recoger airadamente el guante, y contestar a las provocaciones con la agresión, y a la amenaza con los golpes más rudos, pudiéndose advertir, a fines de este año de 1853, que el horizonte político se cubría con negras nubes de tempestad.

(*) La loa fúnebre de Francisco Martínez de la Rosa a Mendizábal, recogida en las páginas precedentes, se ha extractado del número 3.511 de El Heraldo, con fecha 8 de noviembre de 1853.

La conjura de San Silvestre

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