Читать книгу Wink, Poppy, Midnight - April Genevieve Tucholke - Страница 19

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Cuando el Héroe golpeó a nuestra vieja puerta con mosquitera, al atardecer, pensé que venía para que le adivinaran el futuro, como todos los que se acercaban a nuestra casa.

Llevaba una florecilla silvestre de color rosa en la mano… y me la dio cuando abrí la puerta. No supe qué hacer con ella, así que la sostuve en la mano mientras él se quedaba ahí de pie con aspecto amable e incómodo, como el típico granjero antes de que el destino golpee a su puerta y se vea obligado a levantar la espada y salir al camino.

Lo hice entrar y, antes de que me diera tiempo a cambiar de idea, le pregunté si quería ir a pasear por el bosque.

Miró la puesta de sol por las ventanas y, a pesar de todo, dijo que sí.

Planeé llevarlo por el sendero que pasaba justo al lado de la casa Romano Fortuna. Era una casa llena de cosas malas, de tristeza y de Imperdonables, pero quería ver qué sucedía.

Midnight esperó en la cocina mientras yo me preparaba. Los Huérfanos lo rodearon y le hicieron preguntas que no supo responder, la mayoría acerca de si ya había visto al fantasma de Lucy Rish en su casa al otro lado del camino y si le tiraba manzanas o simplemente caían de sus viejas manos fantasmales. Él sonreía y no parecía molesto por el interrogatorio.

Me puse un vestido verde de algodón, porque a los tres espíritus les gusta el verde. Había sido de Mim cuando era joven y tenía un cinturón blanco. Solo tenía un agujerito en la espalda, que era imposible de ver.

Olvidé cepillarme el pelo antes de salir, pero sí recordé espolvorearme los brazos y el cuello con azúcar glas. Atraía a los mosquitos, pero, como la noche estaba fresca y ventosa, no me preocupó. Además, los Imperdonables se alimentan de ti, a menos que les des algo dulce a cambio. Eso los distrae y te dejan tranquila. Casi siempre.

Wink, Poppy, Midnight

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