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La escucha: elemento clave en la comunicación entrenador - jugador

(31-12-18)

Un profesor de tenis debe transmitir sus conocimientos con claridad; emplear un volumen y tono de voz adecuados; hacer uso de un vocabulario acorde a su público (niños o adultos), y motivar a sus alumnos con las palabras justas, entre otros aspectos vinculados a la comunicación.

Esta materia resulta tan relevante en todos los ámbitos profesionales, que desde hace tiempo se dictan cursos de expresión oral, herramientas para dirigirse al público con seguridad y manejo de la voz.

Sin embargo, casi no existen cursos, ni talleres, para aprender a escuchar.

Si solo se cuenta con conocimientos para emitir información, pero no para recibirla, es lo mismo que si solo se domina el servicio, pero no la devolución. ¿Se puede jugar un partido de tenis así? ¡Imposible!

Por lo tanto, para un profesor de tenis es fundamental saber escuchar, ya que podrá extraer valiosas conclusiones acerca de, por ejemplo, qué espera el alumno de él; qué tipo de trato le agrada; cómo le gustan los entrenamientos; qué siente bajo presión o cuando pierde, y qué desea mejorar.

Ahora bien, ¿en qué consiste escuchar?

“Es la capacidad de captar, atender e interpretar la totalidad del mensaje del interlocutor, a través de lo verbal, el tono de voz y el lenguaje corporal. Es deducir, comprender y dar sentido a lo que se oye”.

Aunque resulte obvio, para escuchar bien lo primero es no hablar. Una escucha efectiva parte por mantenerse atento a lo que el otro dice, sin interrumpirlo. Pero eso no es sinónimo de pasividad, ya que “la escucha es la capacidad de prestar atención plena a lo que se está oyendo. Por lo tanto, es acción”.

No solo se debe estar concentrado en lo que se dice, sino también en cómo se lo dice. Los silencios, las palabras escogidas y la velocidad a la que se pronuncian, son elementos clave para descifrar con exactitud el mensaje recibido. Primero se debe oír, para luego interpretar la información.

Pero hay más: observar con atención también constituye un tipo de escucha, ya que el cuerpo del interlocutor habla. La posición corporal adoptada durante su relato, revela mucho acerca de cómo se siente. El uso de brazos y manos, junto a la expresión facial, entregan importantes datos sobre el tema.

Y es que, aunque suene paradójico, si lo que se dice es relevante, lo que no se dice también lo es.

Me refiero a que, en ocasiones, el mensaje enviado no es concordante con la actitud corporal del interlocutor, lo que obliga a leer entre líneas.

“Tenemos dos orejas y una boca, para escuchar el doble de lo que hablamos”, reza un viejo adagio.

El ego propicia, en general, que nos guste más escucharnos que escuchar, ser más protagonistas que actores secundarios y que, muchas veces, las sabias palabras del dicho se nos olviden.

Así veo yo el tenis

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